Los impactos ambientales y financieros de las primeras medidas de Trump en Latinoamérica
Donald Trump emitió una serie de órdenes ejecutivas para frenar los avances que hasta ahora tenía Estados Unidos en temas de medio ambiente, migración y diversidad.Entre las medidas adoptadas está la salida del Acuerdo de París, la suspensión de los fondos destinados para ayudas en otros países y el anuncio de una emergencia energética relacionada con mayor impulso a la exploración y extracción de hidrocarburos.Expertos y analistas de Latinoamérica dialogaron con Mongabay Latam sobre las consecuencias que se esperan en la región.Un escenario que incluye oportunidades para los líderes regionales en materia ambiental.
En su primera semana como presidente de Estados Unidos, Donald Trump se ha situado en el ojo de la tormenta tras una serie de mandatos y acciones controversiales que podrían estar marcando el camino de sus próximos cuatro años de mandato al frente de una de las economías más fuertes del planeta.
El mismo día que asumió su mandato por segunda vez, Trump anunció una serie de reformas y firmó decenas de órdenes ejecutivas que marcarían un nuevo rumbo de la política estadounidense en temas de medio ambiente, migración y diversidad en lo que ha denominado la nueva “edad de oro de Estados Unidos”, palabras que pronunció al iniciar su discurso de investidura, el último 20 de enero.
“A partir de hoy nuestro país volverá a ser próspero y respetado en todo el mundo (…) Nuestra soberanía será restablecida. Nuestra seguridad será restaurada. Se restaurará la justicia (…) Estados Unidos pronto será más grande, más fuerte y mucho más excepcional que nunca”, dijo Trump en la Rotonda del Capitolio, lugar al que se trasladó la toma de mando debido a las bajas temperaturas que había en Washington, por lo que se debió suspender la juramentación planificada en los exteriores del recinto.
Ese mismo día Trump anunció que Estados Unidos se retiraba del Acuerdo de París, declaró la emergencia energética en el país y eliminó las restricciones a la perforación de pozos de hidrocarburos, incluso en áreas protegidas de Alaska. “Vamos a perforar, perforar, perforar”, aseguró el mandatario. Además, borró de un plumazo todos los compromisos que había firmado Joe Biden en materia ambiental y climática.
Desde América Latina surge entonces la pregunta sobre cuál será la relación entre Estados Unidos y los países de América Latina bajo las nuevas políticas de la administración Trump. Quizá una muestra de lo que podría pasar en los próximos cuatro años se vivió este domingo 26 de enero cuando el presidente de Colombia, Gustavo Petro, se rehusó a recibir los aviones militares que trasladaban a migrantes indocumentados colombianos desde Estados Unidos.
“Los Estados Unidos no pueden tratar como delincuentes a los migrantes colombianos. Desautorizo la entrada de aviones norteamericanos con migrantes colombianos a nuestro territorio. Estados Unidos debe establecer un protocolo de tratamiento digno a los migrantes antes de que los recibamos nosotros”, escribió el presidente Petro en su cuenta de X (antes Twitter) ante las acciones que tomó Trump para deportar inmigrantes indocumentados latinos.
Tras una serie de amenazas por parte de Trump —como elevar los aranceles a la importaciones procedentes de Colombia y retirar las visas estadounidenses a los funcionarios del gobierno de Colombia y a sus familiares— y la reacción de Petro en los mismo términos, el impase diplomático se resolvió el mismo domingo 26 de enero.
Más hidrocarburos y menos compromiso ambiental
“Debemos analizar, en primer lugar, por qué se toma esa decisión”, dice el economista Alberto Acosta, ex presidente de la Asamblea Nacional Constituyente del Ecuador, sobre el retiro de Estados Unidos del Acuerdo de París. “Esa decisión proviene de la visión que representa Trump —y varias otras personas, organizaciones y empresas— que niegan la existencia de un colapso ecológico, y niegan la existencia del cambio climático. No se trata de una decisión aislada, sino que es una expresión de una forma de entender la realidad”, agrega Acosta.
No es la primera vez que Estados Unidos abandona el Acuerdo de París —tratado internacional que busca frenar las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) y evitar que la temperatura del planeta aumente por encima de 2°C con respecto a la etapa preindustrial— sino que esta situación ya ocurrió durante el primer mandato de Trump (2017-2021), situación que fue revocada durante la presidencia de Joe Biden (2021-2025).
Acosta señala que se debería evaluar cuál ha sido la contribución de la presencia de los Estados Unidos para resolver los problemas del colapso ecológico tras el retorno al Acuerdo de París. “La salida de Estados Unidos va a debilitar mucho el esfuerzo que se está haciendo, pero lo que se ha venido realizando hasta ahora ha sido insuficiente. El hecho real y cierto es que las cumbres de cambio climático son más discursos que hechos concretos. Pero el golpe es duro y la decisión de Trump va a golpear, sin lugar a dudas, no solo en nuestra región, sino a nivel mundial”.
El economista ecuatoriano menciona que al retirarse del Acuerdo de París, Estados Unidos podría aumentar sus emisiones de Gases de Efecto Invernadero. En ese sentido, Acosta se refiere a otra de las decisiones adoptadas por Trump, relacionada directamente con el elevado nivel de carbonización de la atmósfera, la propuesta de retomar la explotación de los recursos hidrocarburíferos en lugares donde el presidente Biden lo había prohibido. “Se va a forzar la explotación de petróleo en Alaska y se va a seguir buscando petróleo en el océano Ártico. Son decisiones que van a afectar en términos ambientales globales”.
Al respecto, Acosta menciona que eso va a generar problemas porque los países Latinoamericanos que exportan petróleo, como Venezuela y Ecuador, van a apostar por extraer más petróleo para sostener sus ingresos provenientes de esta fuente. “Esta decisión tiene que ver con la declaración de emergencia energética porque lo que quiere es recuperar la extracción de petróleo, no está apostando por una transición energética, qué es lo que se viene discutiendo”.
Actualmente, Estados Unidos es uno de los principales compradores de petróleo de Venezuela, e incluso las exportaciones del crudo se incrementaron durante 2024. Sin embargo, tras asumir el mando, Trump dijo que “probablemente vamos a dejar de comprar petróleo a Venezuela. No lo necesitamos”, lo que podría marcar un nuevo rumbo en las relaciones con Venezuela, país que enfrenta una grave crisis económica y política, agravada luego de la cuestionada reelección de Nicolás Maduro en la Presidencia.
El científico brasileño Carlos Nobre, miembro de la Academia Mundial de la Ciencia, señala que la emergencia climática que se enfrenta actualmente en el planeta es más crítica que durante el primer gobierno de Trump, por tanto, preocupa más la decisión del presidente norteamericano de no continuar con los compromisos ambientales. “Es muy preocupante que los Estados Unidos, un país que históricamente ha sido responsable de por lo menos el 20 % de las emisiones globales de GEI —aunque ahora China tiene más emisiones— haya elegido a un presidente negacionista que inmediatamente removió al país del Acuerdo de París”.
En relación al incremento de la exploración de hidrocarburos en Estados Unidos, Nobre señala que se trata de una decisión “muy grave” ya que por lo menos el 75 % de las emisiones de GEI provienen de los combustibles fósiles. “Hay un temor muy grande porque muchos países productores de combustibles fósiles en todo el mundo van aumentar su producción”.
La Amazonía en la era de Trump
Alicia Guzmán, asesora senior de la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA), señala que el anuncio de Estados Unidos de no comprar más petróleo a Latinoamérica tiene “ciertas aristas positivas en el sentido más estricto de conservación de la Amazonía, porque los flujos financieros que alimentan la expansión petrolera ya no llegarán a América Latina sino que se quedarán en Estados Unidos”.
Eso cambia geopolíticamente muchas relaciones, agrega Guzmán, porque Estados Unidos, además de importar petróleo de la Amazonía, también importa el hidrocarburo de los países árabes y de Rusia, entonces, el anuncio con relación al petróleo es un tema de seguridad nacional, por la inflación y la incertidumbre que hay alrededor de este recurso. Mientras Estados Unidos consolida una producción propia, agrega Guzmán, lo más probable es que entre en negociaciones con Rusia. “Si esto se concreta, estamos hablando de cambios geopolíticos gigantes”.
Por otro lado, Guzmán señala que si se reduce la exportación de petróleo de los países amazónicos, como Ecuador —que actualmente exporta gran parte de su petróleo a California, en Estados Unidos— el camino de las naciones de la Amazonía debería ser apostar por un futuro más verde, fuera de los combustibles fósiles y para defender la conservación de este bioma. “La pregunta es cómo nos preparamos, o seguimos en inercia produciendo petróleo y abrimos las minas, cuando en realidad la moneda más importante para el planeta es la conservación de la Amazonía”.
Hay otros temas que surgen alrededor de la Amazonía. El ex presidente norteamericano Joe Biden visitó la Amazonía antes de terminar su mandato y anunció que su país aportaría 50 millones de dólares al Fondo Amazonía, un mecanismo para captar recursos con el fin de prevenir, monitorear y combatir la deforestación en este bioma.
Carlos Nobre, quien acompañó a Biden en su visita a la Amazonía, señaló que “será muy difícil” que se concrete el ofrecimiento. Nobre recordó que cuando el presidente de Brasil, Inacio Lula da Silva, se reunió con Biden en 2023, el entonces mandatario norteamericano ofreció impulsar un fondo de 500 millones de dólares para la Amazonía. Sin embargo, el compromiso no se concretó.
No obstante, Nobre recuerda que existen otros fondos para la conservación del bioma Amazónico. Noruega, Alemania y Francia han aportado desde 2008 cuando se creó el Fondo Amazonía, comenta Nobre, con una donación inicial de 1000 millones de dólares provenientes de Noruega y 200 millones de Alemania. Según Nobre hasta el momento se cuenta con 1.5 mil millones de dólares, que corresponde a alrededor de 100 millones de dólares por año. “Es muy poco para proteger toda la Amazonía, entonces, los países amazónicos tienen que buscar otras alternativas”.
En ese sentido, Nobre menciona los compromisos adoptados en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático COP 29 de triplicar el financiamiento anual para la lucha contra el cambio climático hasta los 300 000 millones de dólares para 2035 y considera que en la COP 30, que se realizará en Belém do Pará, en Brasil, los países deben mantener el compromiso, más allá de las decisiones de Estados Unidos.
El economista Alberto Acosta menciona que la Amazonía es vista como “un territorio de colonización y nuestros países son colonizados por las grandes potencias”. Sin embargo, dice Acosta, en la Amazonía también hay pueblos que resisten. “Tenemos ejemplos, como las comunidades de la Amazonía ecuatoriana que resisten con respuestas concretas ante el embate de las empresas petroleras y del Estado, una y otra vez. Y de esos ejemplos hay muchos en toda la Amazonia”.
Todo el tiempo tiene que haber resistencia porque hay un nuevo ingreso, un nuevo proyecto, un nuevo plan, dice Acosta, porque la voracidad del capital no se detiene ante nada, se sigue ampliando la frontera. Sin embargo, agrega Acosta, “aún hay esperanza”.
¿Qué pasará con los fondos climáticos?
Apenas llegó al gobierno, Trump emitió una orden ejecutiva para suspender por 90 días todos los programas de Estados Unidos para la asistencia extranjera mientras los evalúa para determinar si están de acuerdo con los objetivos políticos de su gobierno.
“Cada dólar que gastamos, cada programa que financiamos y cada política que perseguimos debe justificarse con la respuesta a tres preguntas simples. ¿Hace que Estados Unidos sea más seguro? ¿Hace que Estados Unidos sea más fuerte? ¿Hace que Estados Unidos sea más próspero?”, declaró el Secretario de Estado Marco Rubio ante los miembros del Comité de Relaciones Exteriores del Senado durante su audiencia de confirmación, reafirmando así la visión de la administración Trump sobre la ayuda de Estados Unidos al exterior.
Aunque no está definido cuánto del apoyo financiero de Estados Unidos ha quedado congelado puesto que el Congreso ya ha asignado varios de estos fondos, algunos países ya están reportando la suma que dejarán de recibir. De acuerdo con el ministro de Relaciones Exteriores de Perú, Elmer Schialer, el país iba a recibir 630 millones de dólares de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), hasta 2030, para los programas de lucha antidrogas.
“Han ordenado que se detenga por 90 días para reevaluar la emisión de fondos de ayuda hacia el exterior. Esto impacta, sin lugar a duda. Ya ha empezado a impactar en los fondos que recibe USAID”, afirmó Schialer. Entre los fondos que también han sido afectados está el Plan Internacional de Financiamiento Climático de Estados Unidos, que durante la administración Biden alcanzó más de 11 000 millones de dólares al año para 2024.
Héctor Cordova, especialista en minería de la Fundación Jubileo de Bolivia, menciona que los principales bancos de Estados Unidos se han retirado de la Net-Zero Banking Alliance (NZBA), un grupo acelerador climático. “Ya no están en esa alianza, eso quiere decir que perdemos financiamiento. Todavía no sabemos con precisión que irá ocurriendo, pero se teme que otros bancos tomen el mismo camino, lo cual podría debilitar la financiación necesaria para alcanzar la neutralidad del carbono”.
Desde inicios de diciembre se han retirado de este grupo los bancos Citigroup, Bank of America, Morgan Stanley, Wells Fargo y Goldman Sachs. El último en abandonar la coalición ha sido JPMorgan Chase, que se retiró días antes de la llegada de Trump a la Casa Blanca. De esta forma suman seis los bancos más grandes de Estados Unidos que ya anunciaron su retiro de la Net-Zero Banking Alliance (NZBA)
“Hay algunas luces de esperanza y de posibilidades positivas, pero son aisladas. Dentro de los Estados Unidos hay estados que se oponen a estas medidas”, agrega Córdova. El experto de Bolivia también se refiere al papel que juega la Unión Europea en esta nueva etapa. “Creo que la presión de Alemania e Inglaterra y otros países también van a tener efectos y al final Europa podría alinearse con Estados Unidos. Eso sí sería grave para el sur global”.
Una nueva agenda geopolítica
Cuatro invitados que estuvieron en primera fila durante la toma de mando de Trump llamaron la atención. Cuatro magnates de la tecnología, Elon Musk, dueño de Tesla, X y SpaceX, además de haber sido designado para liderar el nuevo Departamento de Eficiencia Gubernamental; Mark Zuckerberg, propietario de Facebook y Meta; Jeff Bezos, dueño de Amazon; y Sundar Pichai, director ejecutivo de Google, fueron invitados a la juramentación de Trump como presidente de Estados Unidos.
Para Alberto Acosta la presencia de los grandes jeques de la tecnología globalizada es una muestra de que el gobierno de Trump apunta a una nueva Edad Media de Alta Tecnología, como define Acosta a esta nueva etapa geopolítica. “No solo fueron los cuatro hombres más ricos del planeta, sino que son los cuatro hombres más ricos que controlan las grandes tecnologías”, afirma Acosta.
Es un proceso que viene en marcha desde diversas partes del planeta y que contempla el cierre de las fronteras, explica Acosta en un símil con lo que fueron las ciudades amuralladas en la Edad Media. En este caso, el cierre de las fronteras es contra los migrantes, agrega el ecuatoriano, y lo mismo sucede en Europa, donde las políticas son cada vez más antimigrantes.
Para Gabriel Blanco, catedrático de la Universidad Nacional del Centro en Argentina, la política de Trump será continuar con los grandes negocios súper concentrados en pocas manos. “Esa es la agenda, seguir con los grandes negocios del petróleo y del gas. Con relación a los otros minerales que supuestamente iban a acompañar a la transición energética, veremos si Trump está pensando en alguna transición energética. Pero creo que igual avanzará en ese camino por una cuestión de su batalla particular con China, por cuestiones más estratégicas”.
Blanco considera que Trump continuará el avance en la explotación de litio, las tierras raras —un conjunto de 17 elementos químicos que se encuentran en la naturaleza— y el cobre entre otros minerales por su batalla comercial y tecnológica con China.
En cuanto a los presidentes de Latinoamérica que podrían seguir los pasos de Trump como Javier Milei, de Argentina, y Nayib Bukele, de El Salvador, Blanco señala que en el caso de Argentina será más complicado apostar, por ejemplo, por abandonar el Acuerdo de París. “No será tan sencillo desde el punto de vista formal porque existe una ley del Congreso Nacional para que el país forme parte del Acuerdo de París”.
La verdad es que es interesante ver cómo han logrado imponer la agenda negacionista a nivel global, agrega Blanco, porque además cuentan con tecnologías que en algún momento se pensó serían más eficientes para reducir el consumo de los insumos para fabricar los productos, pero “la idea y el fin último es vender más”. “No importa si se consumen menos materiales en la producción, lo que importa es producir y vender más”.
Para David Purkey, director para Latinoamérica del Stockholm Environment Institute, la segunda presidencia de Trump no tendrá mayor interés en Latinoamérica más allá de cambiar de nombre al Canal de Panamá y al Golfo de México. “El mensaje detrás es definir una frontera alrededor de Estados Unidos y cerrar esas fronteras definitivamente”.
En ese sentido, Purkey considera que esta es una posibilidad para que los países Latinoamericanos escojan su propio camino. “La región tiene la posibilidad de definir su camino, hay diferentes voces y un debate fuerte entre diferentes líderes regionales. Es una oportunidad de hacer una transición a acuerdos más regionales, creo que lograr acuerdos internacionales a nivel global será súper difícil con la polarización política entre dos grandes poderes —China y Estados Unidos— pero si, por ejemplo, Colombia realmente tiene aspiraciones de ser un modelo de la gestión de la biodiversidad y de las transiciones energéticas, tal vez pueda crear oportunidades originales para colaborar con otros países de América Latina”.
Imagen principal: Donald Trump asumió la presidencia el 20 de enero de 2025. Foto: X de Donald Trump
El artículo original fue publicado por Yvette Sierra Praeli en Mongabay Latam. Puedes revisarlo aquí.
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Mongabay Latam es una plataforma de noticias ambientales, científicas y de conservación en español.
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