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Las playas de piedra de Pasamayo continúan contaminadas. Foto: ConCiencia Marina

Derrame de petróleo: más de 200 días después, 34 sitios y un área protegida siguen afectados en la costa central de Perú

La zona de Pasamayo es una de las áreas que continúan contaminada. La razón se debería a que los acantilados del lugar impiden el acceso para las actividades de limpieza. Pescadores y ONG aseguran, sin embargo, que existen playas en el sector a las que sí se puede acceder y donde el petróleo continúa adherido a las rocas.

Publicado: 2022-09-13

De los 97 sitios que fueron impactados por el derrame de petróleo causado por la empresa Repsol, en la costa central de Perú, 34 continúan afectados, según datos actualizados al 26 de agosto por el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA). Asimismo, la autoridad ambiental tiene pendiente aún los resultados de otros 35 sitios, está evaluando en campo 15 más y solo puede afirmar que 13 no estarían afectados.

De acuerdo a la información publicada por el OEFA, al menos un sector de la Reserva Nacional Sistema de Islas, Islotes y Puntas Guaneras continúa afectada, mientras que otras dos zonas de esa misma área protegida están pendientes de resultados.

“Esta limpieza no ha sido efectiva en los términos que uno esperaría o la opinión pública esperaría”, dice Juan Carlos Riveros, director científico de Oceana. De hecho, existen lugares en Pasamayo que, según pescadores y la ONG ConCiencia Marina, continúan completamente contaminados porque “nunca se han hecho esfuerzos por realizar limpiezas en esta zona. Son kilómetros de kilómetros de playa que siguen con petróleo”, asegura Percy Munayco, miembro de esta organización ambiental.

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Pasamayo sigue contaminado

Según la legislación peruana, para comenzar el proceso de rehabilitación, que consiste en intentar regresar el ecosistema a su estado natural, es necesario terminar con el proceso de limpieza. El problema, sostiene Riveros, “es que no hay proceso de limpieza que sea 100% efectivo. No existe” y agrega que lo que está sucediendo actualmente es que una playa que puede estar limpia hoy, mañana puede volver a estar contaminada.

La razón, explica el experto, se debe a que si bien una parte del petróleo es recuperada, otra se evapora y otra es “procesada” o “ingerida” por el ecosistema. Es decir, básicamente un porcentaje del hidrocarburo derramado queda en el mar y se deposita en el fondo como una nata viscosa o mucílago. Luego, con el correr de los años, se transforma en una arenisca hecha de petróleo, materia orgánica y arena.

“Lo que estamos viendo actualmente es ese mucílago que está en el fondo y que con el tiempo, cuando se mueve la mar, cuando hay correntada, sale a la superficie”, señala Riveros. De esa manera, agrega, “hoy la OEFA puede decir está limpio y dentro de dos semanas, después de una marejada, va a volver a aparecer el petróleo. Entonces lo que tenemos es una situación muy difícil”.

En las playas de Pasamayo el petróleo continúa adherido a las rocas. Foto: ConCiencia Marina

Pero, además, existen zonas que no han podido ser intervenidas para intentar limpiarlas debido a su difícil acceso. Es el caso de Pasamayo, un lugar de abruptos acantilados en los que, si bien algunos pescadores han realizado históricamente actividades de pesca en algunos sectores descendiendo con la ayuda de cuerdas, el acceso es muy limitado. Es por eso que “Repsol nos dijo el 17 de mayo que no iba a limpiar Pasamayo”, cuenta Germán Melchor, presidente de la asociación de pescadores de Pasamayo.

Si bien el riesgo de limpiar esos acantilados es reconocido por el dirigente, también asegura que existen playas de piedra en el sector a las que sí se puede acceder fácilmente pero que continúan contaminadas. Percy Munayco, de ConCiencia Marina, una ONG que ha venido trabajando junto con otras organizaciones en intentar cuantificar el impacto generado tras el derrame de petróleo, confirma que “hay playas en las que está el petróleo evidentemente ahí y nunca se han hecho esfuerzos por realizar limpiezas”. Alto de Candela, Serpentín de Pasamayo, Toma y Calla, Campamento y Carros chicos son algunas de las playas que aún continúan contaminadas, sostiene Munayco.

Roca con petróleo adherido. Imagen capturada en julio 2022. Foto: ConCiencia Marina

“La otra vez un compañero se fue a poner redes de fondo y la red salió con petróleo”, cuenta Melchor. “Eso está demostrando que el petróleo está abajo, está fondeado y eso es lo que no se ve, pero en las rocas sí se ve, el petróleo está seco, el calor más la arena ha hecho como una costra y se ha sacado el petróleo ahí”, asegura.

Para Riveros, la situación actual de Pasamayo se debe a que “desgraciadamente la empresa actuó muy mal desde un inicio”, además “perdiendo un tiempo valiosísimo” durante el cual se habría podido frenar el avance del hidrocarburo e impedir que estos roqueríos fueran afectados. De hecho, el OEFA impuso multas a la empresa por incumplir los plazos y acciones de limpieza, contención y recuperación de hidrocarburos.

Sin embargo, lo que advierte el director científico de Oceana es que “la empresa debería tener ahí (en Pasamayo) unos botes que hagan patrullajes periódicos, que vean como es el comportamiento del oleaje y que si se desprenden pedazos de petróleo, tratar de capturarlo”. De esa manera, continúa Riveros, se podría intentar impedir que las corrientes sigan empujando el hidrocarburo hacia el norte. “Pero no hay nada, absolutamente nada”, critica.

En las rocas, el petróleo está seco como una costra. Imagen capturada en julio 2022. Foto: ConCiencia Marina

De hecho, esa fue la recomendación que hizo Naciones Unidas en su informe donde se especifica que «debe prestarse especial atención a las zonas inaccesibles desde tierra donde se ha observado una importante acumulación de contaminación por el derrame» y cita, como ejemplo, los acantilados de Pasamayo, por tratarse de lugares que podrían ser fuente de contaminación secundaria a largo plazo, pues «el petróleo puede desprenderse de las superficies y volver al mar». Para estos casos, recomendaron la recuperación del petróleo mediante pequeñas embarcaciones.

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Un bono que no alcanza

En abril, Repsol inició la entrega de una indemnización de 3000 soles (773 USD) a los pescadores damnificados por el derrame. A la fecha, son cinco bonos por esa cantidad que han recibido aquellos que se inscribieron en el padrón único de afectados.

Sin embargo, Munayco, quien desde ConCiencia marina viene trabajando junto con WWF en un estudio de pérdidas económicas en las poblaciones de pescadores tras el derrame, asegura que “el nivel de ingresos que tenían las personas era bastante distinto”. Melchor, por ejemplo, ganaba un promedio de cuatro a cinco mil soles mensuales, el doble de lo que percibe ahora si es que se considera que, además, los 3000 soles son entregados cada 45 días aproximadamente por lo que el monto mensual solo alcanza los 2000 soles (500 USD).

“El pescador es una persona que tiene familia, que tiene gastos, cuentas por pagar, que incurre en préstamos para poder mejorar las condiciones de sus redes de pesca, de sus embarcaciones, de sus sistemas de comercialización y 3 mil soles es un monto que no puede sostener a una familia sobre todo si ya estaba acostumbrada a un nivel de ingresos distinto”, dice Munayco.

Foto: ConCiencia Marina

Según Melchor, algunos pescadores han buscado otras zonas donde ir a pescar, sin embargo, la situación, sobre todo para los mayores, es cada vez más difícil. Según Munayco, no solamente se ha evidenciado un empobrecimiento de las familias de pescadores sino que la salud mental también se ha visto deteriorada ya que hay pescadores que han caído en depresión y ansiedad.

“Un compañero que tiene sesenta y tantos años está bien deprimido”, cuenta Melchor. “Me llamó el otro día que no podía asistir a una reunión que teníamos esta semana por motivos económicos. Hasta se puso a llorar. Ya va a pasar le dije”.

Lo peor, asegura, es que “no se tiene una cuantificación de en cuánto tiempo más se podrán llevar a cabo los procesos biológicos normales que permitan que los pescadores puedan recuperar su principal actividad económica”, asegura Munayco.

“Debe haber una alternativa, una solución, dedicarnos a otra cosa, pero en algo Repsol tiene que resarcir el daño porque nos ha quitado prácticamente el trabajo de la noche a la mañana”, dice Melchor. “Nosotros jamás hemos estirado la mano al gobierno de turno pidiéndole ayuda, pero en este caso nos sentimos abandonados”, agrega.

Mongabay Latam envió preguntas a Repsol, sin embargo, hasta la publicación de este artículo la empresa no respondió.


El artículo original fue publicado por Michelle Carrere en Mongabay Latam. Puedes revisarlo aquí.

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Mongabay Latam es una plataforma de noticias ambientales, científicas y de conservación en español.


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