(Mongabay Latam / Michelle Carrere).- Los tiburones están considerados entre los máximos depredadores de los océanos. Esto los posiciona en un lugar de particular importancia en la conservación de los ecosistemas marinos, puesto que de ellos depende, en gran parte, el equilibrio de la vida en el mar.
A pesar de este importante rol, las poblaciones de tiburones han disminuido a tal punto que una de cada cuatro especies está amenazada de extinción.
Esto último se debe, principalmente, a una intensa actividad pesquera que tiene como objetivo capturar a estos animales para satisfacer una alta demanda de productos y subproductos de tiburón: carne, aletas y cartílagos.
Conscientes de los vacíos que suelen tener los registros de desembarque en los países latinoamericanos, la fundación MarViva comparó los datos de exportación de tiburones de Panamá, Costa Rica y Colombia con las cifras de importación de China, Hong Kong, Taiwán y Japón.
Lo que descubrieron fue que existen grandes discrepancias entre las cantidades de productos de tiburón que dicen exportar los tres países latinoamericanos con lo que efectivamente entra a los países asiáticos. En la práctica, llega a los países de destino mucho más tiburón del que se supone sale de los puertos de origen. La pesca ilegal es una de las razones que explicaría la diferencia entre los volúmenes de exportación e importación que bordea, en algunos casos, el 90 %.
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Llega más tiburón del que sale
Conocer con precisión cuántos tiburones se capturan y de qué especie, es fundamental no solo para la conservación de estos animales sino para la salud de los ecosistemas marinos. A pesar de ello, los registros de desembarque suelen ser deficientes. “Lamentablemente nuestros países adolecen de información confiable sobre los volúmenes de captura desembarcados a nivel de puertos”, asegura Jorge Jiménez, Director General de Fundación MarViva.
Por ello, dicha fundación presentó un proyecto ante la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés) que busca analizar los datos de exportación e importación de productos y subproductos de tiburones y rayas en Costa Rica, Panamá y Colombia. Según explica Jiménez, conocer la información del mercado internacional puede dar mejores luces de cómo se encuentra la salud de las poblaciones explotadas.
En efecto, los resultados del estudio arrojaron cifras que demuestran que se están capturando muchos más tiburones de los que se desembarcan y que se exportan muchos más ejemplares de lo que reportan sus cifras de aduanas.
Según datos oficiales de Panamá, el país centroamericano exportó, entre 2012 y 2016, un total de 598 407 kg de aletas de tiburón a Taiwán, China y Hong Kong. Sin embargo, al revisar las cifras de importación de estos tres países asiáticos, los investigadores observaron que en ese rango de años, el total de importaciones de aletas provenientes de Panamá fue de 1 126 819 kg.
Pero además, el estudio destaca el hecho de que “no se encontraron exportaciones de aleta o de carne a Japón durante todo el periodo estudiado. Sin embargo, en Japón sí se contabilizó la entrada de producto de tiburón proveniente de Panamá en seis de los ocho años comparados”. La revisión de los datos aduaneros de Japón arrojó un total de 538 541 kg importados desde el país centroamericano para el período estudiado, lo que eleva la cifra total de importaciones de aletas provenientes de Panamá a 1 665 360 kg: casi tres veces lo declarado en el país de origen.
Este patrón no es exclusivo de Panamá puesto que lo mismo ocurre en el caso de las exportaciones de Costa Rica y Colombia.
Según datos oficiales de Costa Rica, este país exportó, entre 2012 y 2016, un total de 380 667 kg de aletas de tiburón a Taiwán, China y Hong Kong. Sin embargo, las cifras aduaneras de estos tres países indican que el total de importaciones de aletas provenientes de Costa Rica fue de 1 116 014 kg.
Entre esas cifras destaca que “en los datos de origen no se encontraron exportaciones de aleta a China durante todo el periodo. Sin embargo, en China sí se contabilizó la entrada de un volumen significativo de aletas provenientes de Costa Rica en el año 2014”, dice el estudio. La cifra: 151 756 kg.En Colombia, por último, se reportaron exportaciones a Hong Kong por un total de 38 763 kg entre 2012 y 2016. El país asiático sin embargo registra, para el mismo período, importaciones de aletas colombianas por 60 705 kg.
Además, según los registros aduaneros de Colombia, no hubo exportaciones a Taiwán. Sin embargo, a este país ingresaron 272 000 kg de aletas provenientes del país sudamericano. Tampoco se registraron exportaciones a Japón aunque este país, según sus datos, sí importó productos de tiburón provenientes de Colombia.
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¿Por qué las cifras no cuadran?
Juan Posada, gerente de ciencias de fundación Mar Viva en Panamá, señala que esas discrepancias en las cifras se pueden deber a malos reportes a nivel de aduana. Por ejemplo, una mercancía puede ser declarada, de manera intencional o por error, como un producto distinto al que realmente es.
El doctor en ecología Erick Ross Salazar, coordinador del proyecto, explica que “la empresa exportadora asigna un código al producto que se exporta, según los códigos arancelarios vigentes para el país. Lamentablemente, debido al volumen de producto exportado, la autoridad aduanera no tiene la capacidad de verificar todas las exportaciones”. Agrega que “la experiencia de los agentes en productos pesqueros es reducida. Esto ha hecho que, en el pasado, empresas exportadoras hayan declarado, sea por accidente o a propósito, la exportación de productos bajo códigos arancelarios erróneos”.
Además, Posada indica que el producto puede no haber sido declarado nunca en aduanas e ingresar a nombre de Costa Rica, por ejemplo, sin provenir realmente de este país. “La carga que queda registrada como proveniente de Panamá, no necesariamente pasó por la aduana panameña”, dice el experto. “Panamá tiene buques abanderados que son de una flota internacional que pescan en aguas internacionales y pasan a los puertos de exportación sin tocar puerto panameño”, precisa. Según explica, también existe la posibilidad de que la pesca sea transbordada de un barco extranjero a otro de bandera panameña en alta mar y esa será la nacionalidad con la que quede registrada la carga.
“Por ello, la explicación de por qué las cifras no cuadran no es fácil”, dice Posada. “Aun si las aduanas mejoraran sus capacidades, todavía habría un volumen de pesca que no necesariamente fue sacado de forma ilegal, sino que en aguas internacionales y que fue colocado en un barco con bandera panameña”.
Una versión ampliada del reportaje fue publicada en Mongabay Latam. Puedes revisarlo aquí.
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