(Mongabay Latam / Yvette Sierra Praeli).- Durante dos años, el biólogo Renzo Piana recorrió los bosques secos del norte peruano en busca de aves rapaces. Investigó alrededor de 15 especies endémicas que habitan estos ecosistemas para conocer el nivel de vulnerabilidad en la que se encontraban estos animales y, al mismo tiempo, indagar sobre el estado de conservación de estos bosques de Perú.

No fue el único que se embarcó en la investigación de las especies endémicas de estos hábitats. Christian Devenish, investigador de Manchester Metropolitan University del Reino Unido, dedicó igual tiempo para estudiar otras 18 especies endémicas en la denominada Área Endémica de Aves Tumbesina.

Entre ambos recorrieron once áreas naturales protegidas que protegen los últimos bosques secos que sobreviven en Perú, que se extienden desde el norte de la región Tumbes, en la frontera con Ecuador, hasta el límite de los departamentos de La Libertad y Ancash. Un territorio que alberga 55 aves endémicas, 18 de ellas amenazadas a nivel global.

Bosques secos en el Parque Nacional Cerros de Amotape. Foto: Renzo Piana.

“Investigamos más de 30 especies y elegimos cuatro de las más amenazadas en la región tumbesina para llamar la atención sobre la conservación de los bosques secos y de las especies que habitan en ellos”, dice Piana del Centro de Ornitología y Biodiversidad (Corbidi).

Piana se refiere al gavilán dorsigris (Pseudastur occidentalis), el pitajo tumbesino (Ochthoeca salvini), el copetón rufo (Myiarchus semirufus) y la cortarrama peruana (Phytotoma raimondii), especies que ambos investigadores consideran emblemáticas de los bosques secos y referentes del estado de conservación de los mismos.

Los resultados de la investigación de Piana y Devenish han sido publicados recientemente en el libro Los bosques secos hablan, conservación de especies de aves amenazadas del noreste peruano, editado por el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp).

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Gavilán dorsigris: un sobreviviente en Perú

El gavilán dorsigris, el pitajo tumbesino, el copetón rufo y la cortarrama peruana son especies clave para entender el estado de conservación de un bosque seco.

“Para saber si son saludables se debe buscar una de estas aves. No encontrarlas significa que el bosque ha sufrido demasiados cambios”, explica Piana.

El gavilán dorsigris (Pseudastur occidentalis) es una de ellas. Una especie catalogada En Peligro según la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza (UICN) y que habita desde el norte de Ecuador hasta el centro del departamento de Tumbes.

Investigadores evaluaron el estado de conservación de los bosques secos del norte de Perú. Foto: Christian Devenish.

Para su investigación, Piana recorrió tres áreas naturales protegidas en las que se encuentra la especie: la Reserva Nacional de Tumbes, el Parque Nacional Cerros de Amotape y el Área de Conservación Regional Angostura-Faical, así como sus zonas de amortiguamiento.

“Había reportes de la presencia del gavilán dorsigris en Perú, pero no se sabía dónde estaban ni cuántos existían, pese a ser un actor importante en la conservación”, comenta Piana.

Ahora, se conoce que esta especie ocupa principalmente los bosques del Parque Nacional Cerros de Amotape, donde se ha ubicado la mayor cantidad de individuos de esta especie. Otra zona en la que se ubicó un número considerable de esta ave fue el Área de Conservación Regional Angostura-Faical.

El gavilán dorsigris es un ave endémica de los bosques secos del norte de Perú. Foto: Fernando Angulo.

La investigación también reveló que la presencia de ganadería en estas áreas protegidas como en las zonas cercanas es la amenaza más grave para la supervivencia de la especie. “El gavilán dorsigris no tolera la presencia de ganado ni los cambios que se producen para el pastoreo”.

Durante su investigación, Piana determinó que la Reserva Nacional de Tumbes está tremendamente fragmentada por la presencia de la ganadería, situación que sigue ocasionando la destrucción de los bosques.

Área de estudio para determinar la presencia de las aves rapaces. Imagen: Renzo Piana.

Piana explica, además, que esta especie no se adapta fácilmente a los cambios de su hábitat, por lo tanto, el avance de la ganadería pone en riesgo su supervivencia. Y esta, según el investigador, depende de la población que habita en Perú, debido al estado de conservación de sus bosques en comparación con los remanentes del Ecuador.

De los 900 individuos que habitan en los bosques secos entre Ecuador y Perú —la única población en el planeta—, la cuarta parte, unos 230, están en los bosques peruanos. El resto se encuentra en los bosques secos de Ecuador, un ecosistema altamente degradado.

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Tres especies emblemáticas del bosque seco

Christian Devenish recorrió un territorio mucho más extenso para estudiar a las aves paseriformes. Nueve áreas naturales protegidas forman parte de la ruta que lo llevaron a investigar al pitajo tumbesino (Ochthoeca salvini), el copetón rufo (Myiarchus semirufus) y la cortarrama peruana (Phytotoma raimondii), las otras tres especies incluidas en el estudio de las aves más amenazadas del bosque seco peruano.

“El estudio se enfocaba en las aves, pero queríamos saber la relación entre la estructura y composición del bosque y la densidad de la población de las aves”, comenta Devenish.

En ese camino, Devenish encontró que la cortarrama peruana necesita un estrato del bosque denso para su supervivencia.

Los investigadores recorrieron once áreas naturales protegidas. Imagen: Christian Devenish.

El Coto de Caza El Angolo, la Zona Reservada Illescas, el Santuario Histórico Bosque de Pómac son las áreas reservadas en las que habita esta especie.

En el caso del copetón rufo, el biólogo descubrió que prefiere áreas con árboles muy grandes, de preferencia algarrobo, por lo tanto, la depredación de estos árboles afecta directamente en la conservación de esta ave.

Según la investigación de Devenish, la carretera entre Chulucanas y Olmos que atraviesa Piura y Lambayeque es un área importante para el copetón rufo, además de otras siete especies endémicas. Esta zona —indica la investigación— representa el bloque continuo más grande de la costa peruana.

El copetón rufo de los bosques secos del norte peruano. Foto: Michell León.

Esta especie también se encontró en otras siete áreas protegidas: el Parque Nacional Cerros de Amotape, el Coto de Caza El Angolo; la Zona Reservada Illescas; el Santuario Histórico Bosque de Pómac; el Área de Conservación Regional Bosque Huacrupe – La Calera; el Área de Conservación Regional Bosques Secos Salitarl Huarmaca; los Bosques de Dotor, Hualtacal, Pueblo Libre, la Jardina y Chorro Blanco, y el Área de Conservación Privada Bosque Natural El Cañoncillo.

En el caso del pitajo tumbesino (Ochthoeca salvini), las zonas más importantes para su conservación son El Cañoncillo, en La Libertad; Ñaupe y Puerta Pulache en Piura. Sobre esta especie se sabe que prefiere los hábitats con árboles grandes, principalmente con algarrobo y chalán.

“Son varias las áreas protegidas que recorrimos, pero gran parte de las poblaciones de aves que encontramos estaban fuera de estas zonas. Evaluamos terrenos de comunidades campesinas que tienen un papel importante en la conservación de los bosques”, manifiesta Devenish.

Una versión ampliada del reportaje fue publicada en Mongabay Latam. Puedes revisarlo aquí.

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