(Mongabay Latam / Yvette Sierra Praeli). Durante la época de lluvias, los habitantes de Boca Manu y de la comunidad nativa Isla de los Valles se desplazan hasta Limonal para atrapar los árboles que viajan por el cauce del río Manu. Tienen que hacerlo de noche, cuando el nivel del agua está lo suficientemente alto para facilitar el traslado del tronco hasta la orilla.

Son árboles que crecen en las riberas del río dentro del Parque Nacional del Manu —un área natural protegida en la Amazonía peruana, considerada una de las zonas más biodiversas del planeta— y caen de manera natural por acción de las tormentas.

En su mayoría son cedro (Cedrela odorata) y caoba (Swietenia macrophylla), pero también hay otras especies como cumala (Virola sebifera Aubl.), mohena (Ocotea) y lupuna (Ceiba pentandra) que los integrantes de la Asociación de Artesanos Recolectores de Troncas Ecológicas (ARTE) recogen para aprovechar la madera una vez que han sido arrastrados por el río fuera del área protegida hasta la zona de amortiguamiento.

“Es madera que proviene de un árbol que naturalmente cumplió su función en el ecosistema”, dice Carlos Nieto, director de Gestión de las Áreas Naturales Protegidas del Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado Peruano (Sernanp) para explicar que este recurso no proviene de la tala ni de cualquier otra intervención humana.

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Los muebles de la sostenibilidad

Los troncos de estos árboles eran usados para hacer botes o venderlos una vez cortados en tablones. Las raíces y las ramas se dejaban de lado porque no le habían encontrado ningún uso ni valor. En cambio, ahora, esos desechos que eran abandonados en la selva se están convirtiendo en muebles únicos.

Una consola de bordes irregulares elaborada con una de estas enormes raíces de cedro y un vidrio como tablero es una de las creaciones de Manu 3, una propuesta para aprovechar de manera sostenible los beneficios ecosistémicos que brinda el bosque y que hasta ahora nadie había tomado en cuenta.

Una mesa cuyo tablero conserva la irregular forma de la raíz del cedro. Foto: Yvette Sierra Praeli.

Mesas de centro, taburetes y otros objetos han sido creados luego de un proceso que comenzó con la recuperación de las enormes raíces, el secado de las mismas y el proceso de acabado de la madera. Los muebles se diseñan sin modificar las raíces, por eso la irregularidad de su forma y aspecto único.

“Era una lástima que se considerara las raíces y las ramas como algo sin valor. Sabíamos que se trataba de cedro y otras especies muy valiosas y nos decidimos a demostrar su utilidad”, comenta Patricio Zanabria, investigador forestal que junto con otros dos colegas creó la propuesta Manu 3.

Los árboles en el Parque Nacional del Manu caen por efecto de las tormentas. Foto: Manu 3.

Zanabria dice que se trata de un emprendimiento completamente sostenible porque no existe ninguna acción de depredación para obtener la madera, sino que la naturaleza hace todo el trabajo hasta la obtención de las raíces. “Es un emprendimiento completamente sostenible en un bosque que está en constante regeneración”.

Los primeros muebles elaborados como parte de este proyecto están siendo exhibidos en ferias de diseño y decoración que se realizan en la ciudad de Lima. La información sobre los lugares de exhibición y venta son publicados en las redes sociales de Manu 3.

Los muebles creados por Manu 3 se exhibieron en Expodeco 2019. Foto: Manu 3.

Eugenia Soto, presidenta de ARTE, está entusiasmada con el proyecto. “Ahora sabemos que no podemos desperdiciar esa madera, por eso queremos darle la utilidad que propone Manu 3”.

Soto cuenta que esta labor de recoger los árboles del río la realizan desde la década de 1970, antes de que se estableciera la zona protegida. Sin embargo, nunca habían aprovechado todo el árbol, siempre trabajaron solo con los troncos. Ahora saben que aquello que desechaban tiene un valor y están a la espera de que se implementen talleres de capacitación en carpintería para avanzar en el proyecto.

Desde el año 2015, Arte mantiene una alianza con Sernanp mediante un contrato de aprovechamiento de la madera que expulsa el área protegida. El acuerdo ha buscado formalizar la actividad que desde hace varios años realizaban los pobladores de Boca Manu y de la comunidad Isla de los Valles en la zona de amortiguamiento del Parque Nacional.

La versión completa de este reportaje fue publicada en Mongabay Latam. Puedes leerla aquí.

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