(Mongabay Latam / Michelle Carrere).- “No es un camino fácil”, cuenta Teresa Camacho, bióloga boliviana especializada en conservación y jefa del Centro K’ayra de Investigación y Conservación de Anfibios Amenazados de su país. “La gente asume que no puedes hacer el mismo trabajo. Que por ser mujer no aguantarías las salidas de campo por el desgaste físico que implican”, agrega.

Sin duda, ser mujer y hacer ciencia no es un camino sencillo. Las cifras indican que solo el 28 % de los investigadores de todo el mundo son mujeres. “En este momento, en la mayoría de las áreas de trabajo, las mujeres no están ni cerca de ser la mitad de aquellos que están sentados en la mesa tomando decisiones”, sostiene Paola Tello Guerrero, física colombiana que fue seleccionada en el 2017 para formar parte del programa australiano Homeward Bound, la expedición más grande de mujeres científicas a la Antártida.

Teresa Camacho y una rana acuática de Sehuencas.

Aunque ha habido avances en la participación de las mujeres en el campo científico también es cierto que aún persisten situaciones de discriminación dentro de sus espacios de trabajo y académicos. “Ingresas a una reunión y muchos colegas te saludan como ‘mija’, ‘reina’, ‘flaca’ o con el diminutivo ‘doctorcita’ “, comenta Claudia Segovia, bióloga ecuatoriana y experta en la evolución y conservación de plantas con énfasis en los bosques andinos. Según las estadísticas, del total de los premios Nobel entregados, solo un 3% ha sido recibido por mujeres y del universo de personas que cursan estudios de doctorado, sólo un 25% corresponden a mujeres. Según fundación L’Oreal, que trabaja junto a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en la iniciativa For Women in Science, la primera brecha de género comienza en la escuela primaria y se ensancha en la medida en que se adquieren mayores conocimientos.

Para hacer evidente esta situación, en el 2015, la Asamblea General de las Naciones Unidas instituyó el “Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia”, una fecha para hacer visible lo que aún falta para lograr el acceso y la participación plena y equitativa de las mujeres y niñas en la ciencia. “La brecha de género en los sectores de la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (STEM) persiste desde hace años en todo el mundo”, señala un reciente comunicado de la ONU y las mujeres y niñas “todavía se encuentran insuficientemente representadas en estos campos”.

Mongabay Latam conversó con reconocidas científicas de Perú, Colombia, Bolivia, Chile y Ecuador sobre sus experiencias personales y sobre el desafío de ser mujer en la ciencia.

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¿Tienes alguna anécdota en la que hayas experimentado, personalmente, la brecha de género que existe en la ciencia?

Teresa Camacho (Bolivia). Bióloga, especializada en conservación, jefa del Centro K’ayra de Investigación y Conservación de Anfibios Amenazados de Bolivia.

Recuerdo ir a una salida de campo, eran todos hombres menos yo que era la encargada de esta salida. Al llegar a un retén de la zona, donde teníamos que quedarnos, pidieron que se acerque el responsable para hablar con la empresa y la que bajó del auto fui yo. Lo primero que dijeron fue: “¡Pero es mujer! Claro que soy mujer y cuál es el problema”. Al enfrentarlos me dieron varias razones, incluso que un oso podría secuestrarme. Al pasar los días esas ideas se fueron disipando.

Paola Tello Guerrero (Colombia). Graduada de física, desde 2015 trabaja en Inglaterra usando un escáner de rayos X y otros equipos para describir rocas. En 2017 fue seleccionada en el programa Australiano Homeward Bound, para la expedición más grande de mujeres científicas a la Antártida.

“Ingresas a una reunión y muchos colegas te saludan como ‘mija’, ‘reina’, ‘flaca’ o con el diminutivo ‘doctorcita’ “, comenta Claudia Segovia, bióloga ecuatoriana y experta en la evolución y conservación de plantas con énfasis en los bosques andinos

A propósito de mí expedición Antártida, quise migrar esto a Colombia y en 2017 creé ‘Antártida para Valientes’, un taller donde jugamos y discutimos el rol de la mujer en la sociedad y hablamos del cuidado del planeta desde el amor.

En este taller la primera pregunta que le hacemos a los participantes es: “¿Quién es valiente?”. Y después de estar frente a más de 6000 personas en talleres en Colombia, México e Inglaterra, puedo afirmar que las niñas levantan su mano más tímidamente, a medio camino, con pena, eso me dice mucho. Si les pido describir una persona valiente en la Antártida se imaginan un hombre con barba, muy rudo. Todos estos ejemplos son reflejo de nuestra educación y de los retos que tenemos.

Audrey Grez, bióloga chilena.

Claudia Segovia (Ecuador). Bióloga, doctora en Evolución y Conservación de Plantas con énfasis en los bosques andinos del Género Polylepis.

En mi primer trabajo como consultora tuve que cocinar pavas de monte para toda la expedición ya que nuestros guías Waos no podían asimilar que una mujer sea parte del equipo técnico. Esto se hizo con la aceptación del coordinador del proyecto.

A nivel académico, ingresas a una reunión y muchos colegas te saludan como “mija”, “reina”, “flaca” o con el diminutivo “doctorcita”.

He ocupado algunas coordinaciones donde hay un alto porcentaje de gestión y muy poco de decisión. Eso permite que la institución cumpla con un parámetro de equidad en áreas directivas, pero realmente tu nivel de impacto es muy bajo. Adicionalmente, se cuestiona tu capacidad académica para el cargo ya que se asume que estás ahí por cierta “amistad” con las autoridades. Pero cuando tratas de visibilizar estos hechos, entonces eres considerada como una ‘feminazi’ o feminista desde una perspectiva peyorativa.

Joanna Alfaro, bióloga marina peruana.

¿Te parece que es más difícil para las mujeres lograr legitimidad en la ciencia?

Audrey Grez (Chile). Bióloga, cautivada por los insectos. Ha dedicado su vida a estudiarlos, especialmente su ecología en ambientes fragmentados y agrícolas, con el fin de conservarlos a ellos y su función ecosistémica.

Las mujeres, en general, tienen un camino mucho más duro para avanzar en ciencia y en la carrera académica. Las cifras lo avalan. Por ejemplo, si bien ha incrementado la selección de carreras científicas de pregrado por parte de mujeres, aún en el postgrado su participación es muy minoritaria y muchas veces no logran terminarlo por tener que asumir un “rol” familiar en una sociedad aún muy machista como la chilena.

En mi Facultad, por ejemplo, somos solo tres profesoras titulares, de 15 en esta categoría. Cuando logran sobrepasar todas estas vallas y consolidan una carrera científica sólida, no siempre ello es reconocido. Basta constatar el bajo número de premios nacionales mujeres en relación al número real de merecedoras de este reconocimiento. En mi disciplina, la Ecología, soy la única mujer que ha ganado el Premio “Patricio Sánchez Reyes” de la Sociedad de Ecología de Chile.

Paola Tello Guerrero, física colombiana.

Sin embargo, mi visión es optimista y creo que esto irá cambiando, sobre todo por la actitud de los jóvenes y por la visibilidad que el movimiento feminista, que partió en las universidades, le ha dado a los múltiples problemas de género.

Joanna Alfaro (Perú). Bióloga marina, es presidente de la ONG ProDelphinus que ejecuta proyectos de investigación y conservación en especies marinas amenazadas.

En general, observo que cuando se refieren a investigación o investigadores, por default se refieren a varones. Por ejemplo en reuniones, las preguntas las dirigen haciendo ‘eye contact’ hacia los varones, es muy raro. Pero las mujeres en ciencia somos capaces de cambiar eso, pues logramos identificar este tipo de cosas y podemos revertirlo.

Claudia Segovia (Ecuador). Existen estudios, no en el Ecuador, que demuestran que las científicas tenemos que producir 2.5 veces más que un hombre para ser reconocidas. Las mujeres ganamos menos becas de investigación en general y cuando se eliminan los nombres y el género, el número de becas llega a un 50%. Las mujeres recibimos menos promociones y, dependiendo del área, incluso hasta ganamos menos sueldos. Las mujeres publicamos menos y si lo hacemos, el porcentaje de primera (autora) y última (líder de la investigación) es bajo.

De acuerdo a los datos de la UNESCO, a nivel mundial existe un 30 % de investigadoras y si bien para Ecuador el dato es mayor que el promedio, 41 %, hay mucho por hacer ya que no solamente debemos tomar en cuenta la presencia de mujeres en ciencia, sino analizar otras variables: dónde están esas mujeres, el número de publicaciones, el tipo de publicaciones, la posición que ocupan esas investigadoras dentro del laboratorio, el número de proyectos como investigadoras principales, entre otros parámetros. Al revisar estos datos, nos vamos a dar cuenta que no existe una equidad.

Imagen principal: Paola Tello Guerrero @pateguerrero

La versión completa de este reportaje fue publicada en Mongabay Latam. Puedes leerla aquí.

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