(Mongabay Latam / Yvette Sierra Praeli). Los tiburones tienen mala imagen. Filmes como el clásico Tiburón, dirigido por Steven Spielberg en 1975, lo presentan como una amenaza para las personas, una especie con la que no deberíamos cruzarnos nunca en toda nuestra vida. Sin embargo, en Perú, la relación de las personas con los escualos es mucho más intensa de lo que se cree y se presenta a través de la comida.
Un estudio publicado recientemente en el portal Plos One señala que los peruanos consumen tiburón sin saber que se trata de esta especie. Las cifras de la investigación señalan que, de 2004 personas encuestadas, el 77.5 % de los consumidores de carne de tiburón, es decir, tres de cada cuatro personas, no sabía que los habían consumido.
Lo que sucede es que diversas especies de tiburones se comercializan bajo la denominación de tollo, nombre que se usa tanto en los desembarques de pesca como en los mercados. El tollo común (Mustelus whitneyi) es una especie de tiburón más común en las costas de Perú y Chile, pero no es la única especie de este género, hay por lo menos otras cinco que también son frecuentes en el mar peruano.
Por tanto, es posible que si usted en un restaurante pide tollo en ceviche o frito esté consumiendo tiburón zorro, tiburón diamante e incluso tiburón martillo, una especie restringida en determinados meses del año. Y lo mismo sucede en los mercados.
“La mayoría de las especies de tiburones capturadas en aguas peruanas se venden bajo este nombre genérico, aunque los desembarques de tollo han disminuido con el tiempo. Esto evidencia que el mercado está enmascarando y diluyendo las alertas de los ecosistemas marinos”, indica el estudio.
De acuerdo con el estudio, la mayoría de las personas que aceptó haber comido tollo no sabía que en realidad se trataba de carne de tiburón, solo el 22.5 % de quienes consumieron esta especie estaban enterados de ello.
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Crías de tiburón martillo se venden como tollo de leche
Los tiburones son reguladores de los ecosistemas marinos que se distribuyen en diferentes niveles de la cadena trófica. Por tanto, su ausencia causa desequilibrios en el mar cuyos resultados pueden ser devastadores, advierte Juan Carlos Riveros, director científico de Oceana Perú y uno de los autores del estudio.
El mar peruano alberga 66 especies de tiburones, de las cuales por lo menos 32 son capturadas en pequeña escala. Según la investigación, entre los años 2006 y 2015 se capturaron un promedio de 8000 toneladas al año, de las cuales el 98 % correspondían a seis especies: tiburones azules (Prionace glauca), makos de aleta corta (Isurus oxyrinchus), tiburones martillo liso (Sphyrna zygaena), tollo común (Mustelus whitneyi), tiburones ángel (Squatina californica) y tiburones zorro (Alopias sp.).
De estas especies, el makos de aleta corta, el tiburón martillo liso, el sabueso jorobado y el tiburón zorro están categorizados como Vulnerables según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza; mientras que el tiburón azul y el tiburón ángel han sido catalogados como Casi Amenazados.
Aunque el consumo de tiburón no está prohibido en Perú, la sobrepesca estaría poniendo en riesgo a varias de estas especies. Riveros señala que la captura de especies como el tiburón martillo, el tiburón zorro y el tiburón sedoso (Carcharhinus falciformis) está regulado a nivel internacional, pues se sabe que son poblaciones vulnerables. Sin embargo, en Perú no se pone atención a estas advertencias. “Hay especies que no deberíamos consumir con intensidad dado que la capacidad de recuperación es limitada, por tanto, no pueden ser explotadas y deben ser protegidas de alguna manera”.
En el caso del tiburón martillo –explica Riveros– además de que muchas veces no se respeta la veda que rige entre enero y marzo, existe el problema de que se extraen a las crías del vientre de sus madres. “Se pescan hembras preñadas y se sacan a las crías que luego se venden como tollo de leche”. Se conoce como tollo de leche a tres diferentes especies de pequeños tiburones que viven en el fondo del mar.
Otro problema que advierte Riveros es la captura de juveniles, es decir, de especies que aún no han llegado a la talla mínima para ser capturados. “El martillo y el zorro son especies de tasas reproductivas muy lentas con una madurez sexual muy tardía, entonces comérselo juvenil no ayuda”.
Los tiburones son especies que habitan en el planeta hace aproximadamente 420 millones de años y actualmente “enfrentan su mayor crisis, principalmente debido a la pesca de sus aletas y carne”, menciona el estudio. Además, estas especies tienen tasas de crecimiento lentas, madurez tardía, períodos de gestación largos, baja fecundidad y larga vida, características que las convierte en especies vulnerables.
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El norte consume más tiburones
El estudio se realizó en las once regiones costeras de Perú y se seleccionó una ciudad en cada una de ellas. Todas tenían más de 10 mil habitantes y estaban ubicadas a menos de 60 km del litoral. Tumbes, Piura, Chiclayo, Trujillo, Chimbote, Lima, Pisco, Mollendo, Ilo y Tacna fueron las elegidas.
De acuerdo con el estudio, en las regiones del norte se consume una mayor cantidad de tiburones y son Tumbes, Chiclayo y Piura las que muestran los índices más altos, con cifras de 25 a 30 kilos por año. En tanto, hacia el sur las cifras de consumo van disminuyendo y es en Ilo y Mollendo los lugares en los que se come alrededor de diez kilos de tiburón por año.
Los resultados de la encuesta indican que el norte de Perú se caracteriza por un mayor consumo per cápita de mariscos, una mayor diversidad de especies comerciales de tiburones y una tradición de consumo de carne de tiburón.
Por otro lado, en Ilo se encontró la mayor cantidad de personas que sabían que consumían carne de tiburón, quizá porque se trata del principal lugar de desembarco de estas especies pelágicas y los tiburones representan en esta ciudad el 26,5 % de los desembarques para consumo humano directo.
Joanna Alfaro, presidenta de ProDelphinus, señala que Perú es uno de los pocos países donde se consumen grandes cantidades de tiburón. En países vecinos como Ecuador y Chile no sucede lo mismo. Agrega que existe poca información sobre estas especies, por tanto, se desconoce qué poblaciones están siendo afectadas. “Al no tener información detallada no sabes a qué individuos estás afectando ni de qué especies”.
Una versión ampliada de este reportaje fue publicada en Mongabay Latam. Puedes leerla aquí.
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