(Mongabay Latam / Eduardo Franco Berton (RAI)). A simple vista, Li Ming y su esposa Yin Lan, lucen como dos ciudadanos más que no tienen nada que esconder. Están sentados en un banco, esperando pacientes la llegada de sus familiares, a quienes reciben con una gran sonrisa. Les han traído el almuerzo en bolsas plásticas: dos porciones de arroz con pollo. Yin Lan se pone de pie de inmediato y pide que le desajusten los grilletes. Han pasado casi tres horas y el juez boliviano que lleva la causa contra Ming y Lan por tráfico de vida silvestre no aparece. La audiencia se suspende por sexta vez.

Li Ming y Yin Lan son dos ciudadanos de origen chino con carné de identidad boliviano. El 23 de febrero de 2018 fueron aprehendidos en una pollería, de Santa Cruz de la Sierra, en posesión de 185 colmillos de jaguar, tres pieles del felino, partes de otras especies de animales, una pistola calibre .22 y una elevada suma de dinero.

Luego de un exhaustivo seguimiento de dos meses, las autoridades de la Gobernación de Santa Cruz, de la Policía Nacional y el Ministerio Público realizaron un operativo conjunto que terminó con la captura de la pareja. Un caso sin precedentes considerado como el golpe más duro contra la biodiversidad de Bolivia.

Algunas de las piezas incautadas a Li Ming y su esposa Yin Lan: 185 dientes de jaguar, pieles de diferentes felinos (3 cueros de jaguar, un chaleco de jaguar y un saco de leopardo africano), cascabeles de serpiente (2 unidades), cuernos de ciervos de pantano (dos piezas grandes) y garras de pejichi y de jaguar (dos piezas), entre otros. Foto: El Deber.

Entre 2013 y 2018, unos 171 jaguares fueron masacrados en los bosques bolivianos, en la que se considera una de las peores matanzas desde los años setenta, cuando estos animales eran perseguidos por su piel. Hoy estos felinos son víctimas del mercado asiático que demanda partes de este animal, aunque ahora lo que más ansían son sus colmillos. 

Es así que hasta la fecha las autoridades han incautado de manos de contrabandistas chinos un total de 684 colmillos de jaguar. Todos ellos extraídos de los bosques de Bolivia. De esta cantidad, 119 fueron decomisados por autoridades de aduana en el aeropuerto de Beijing, en China. En la mayoría de casos, estos colmillos eran camuflados entre llaveros, collares, cajas de chocolate o de vino para eludir a las autoridades.

Este es el escenario al que se enfrenta hoy el felino más grande del continente americano.

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Las mafias de colmillos que operan en el Beni

En el mercado de la ciudad de Trinidad, capital del departamento de Beni, no hay que dar muchas vueltas para toparse con un puesto de venta de partes de jaguar. En uno de ellos, el comercio de artesanías se combina con el de fauna silvestre. Y en los estantes se exhiben sin reparo, y a la vista de todos los interesados, dos cráneos que por su tamaño parecen de jaguares juveniles. Cada uno de ellos conserva intactos todos sus colmillos.

—¿Tiene colmillos más grandes? —le preguntamos al vendedor, quien no responde hasta quedarse solo en el puesto.

—Sí, venga acá  —dice susurrando.

Tarda segundos en abrir un viejo cajón para extraer tres colmillos de jaguar. Son bastante grandes, de unos ocho centímetros cada uno. Coloca un mantel de plástico transparente en la mesa para protegerlos y los acomoda con cuidado. 

En Bolivia los traficantes ofrecen entre 100 y 150 dólares por cada colmillo de jaguar. Un precio que se eleva hasta 1500 y 5000 dólares en China. Foto: Eduardo Franco Berton.

—¿Cuánto valen estos?

—100 dólares cada uno. Fíjate que son más grandes que los que están en los cráneos.

—¿Tendrá unos 10 colmillos armados en collares?

—Claro. Te los puedo preparar, pero hasta mañana por la tarde.

—¿Puedo sacarles una foto a estos tres de aquí?

—¡No! Después me aparecen con su “paco’’ (policía)  al lado.

—Es delicado, ¿no?

Li Ming y Yin Lan durante su juicio oral en el Palacio de Justicia de Santa Cruz de la Sierra. Foto: Eduardo Franco Berton.

—No, la pena máxima son tres años y puedo salir con medidas sustitutivas, pero me hacen perder mi tiempo. Y al “pendejo” que me haga eso voy y le planto ¡Pa! su tiro. Ahí sí voy a ir preso por 30 años.

Durante el recorrido por diferentes puntos de Trinidad, pudimos confirmar la venta ilegal de cuatro cráneos y 26 colmillos de jaguar. Los colmillos se ofrecen a 100 dólares cada uno, aunque en la China pueden llegar a costar entre 1500 y 5000 dólares.

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Buscan penas más drásticas

Para Marco Antonio Greminger, encargado del proyecto de apoyo a la conservación de la fauna silvestre de la Gobernación del Beni, la Ley N° 1333 del Medio Ambiente debería ser más drástica para estos casos, ya que hoy las sanciones no superan los seis años. “Si encuentran vendiendo colmillos de jaguar a alguien, este reconoce su culpa y se le somete a un juicio abreviado, en el cual no le van a dar más de tres años y no irá a la cárcel. Entonces lo único que hará será ir a firmar un libro y luego seguirá con su negocio ilegal, que genera bastante dinero”, explica Greminger.

El tráfico de especies silvestres mueve millonarias sumas de dinero en el mundo. Un informe de la Iniciativa Global contra la Delincuencia Organizada Transnacional calculaba ya en el 2014 que el comercio de especies silvestres a nivel mundial movía alrededor de 19 mil millones de dólares anuales. Y a esto se suma otro reporte que coloca al tráfico de vida silvestre en la lista de las diez actividades más lucrativas del mundo, junto con el tráfico de armas, drogas y la trata de personas.

En el local de venta de pollos, donde fueron detenidos Li Ming y su esposa Yin Lan, se encontraron pieles de diferentes felinos. Foto: El Deber.

El jaguar es una víctima más de este negocio ilegal.  Hoy se encuentra en estado Vulnerable (VU), según el Libro Rojo de la Fauna Silvestre de Vertebrados de Bolivia, pero los científicos temen que el escenario para este felino se vuelva más complicado. Por el momento, la población de esta especie en Bolivia, según un nuevo estudio publicado en el journal científico Plos One, se calcula en los 12 845 ejemplares, es decir, ocupa el cuarto lugar, después de Brasil, Perú y Colombia.

Esta es una colaboración periodística entre Mongabay Latam, Red Ambiental de Información e Infoamazonía. Una versión ampliada de este reportaje fue publicada en Mongabay Latam. Puedes leerla aquí.

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