(Mongabay Latam / Yvette Sierra Praeli).- Las cifras resumen de manera sencilla pero demoledora el avance de la pérdida de la biodiversidad en nuestro continente. Desde 1960 se han reducido en 50 % las fuentes renovables de agua dulce, y más de la mitad de la población no dispone de este elemento en cantidad y calidad suficientes.

La degradación de suelos y bosques también ha avanzado. Desde 1960, un cuarto de los bosques de Mesoamérica ha desaparecido mientras que en América del Sur la pérdida alcanzó el 9.5 %.

“Basta de alertas, las advertencias ya se han dado. Lo importante ahora es iniciar acciones para detener la tendencia en la pérdida de la biodiversidad en América, y en general, en todo el mundo”, dice María Elena Zaccagnini, copresidenta de la Evaluación para las Américas del Panel Intergubernamental Científico-Normativo para la Biodiversidad y los Servicios Ecosistémicos (IPBES) .

Los suelos son arrasados en todo el continente. En la imagen, un bosque destruido en Québec, Canadá. Foto: Deplanque Joel / Shutterstock

Zaccagnini es una de las autoras principales del informe realizado por IPBES durante tres años y en el que participaron más de 500 expertos de 130 países. El objetivo de la investigación fue aportar datos concretos sobre pérdidas en la biodiversidad y en los servicios ecosistémicos, además de presentar las tendencias negativas que se prevén hacia el futuro y cómo afectará nuestra relación con los alimentos, la energía y los materiales que se toman de la naturaleza. El resultado fueron cuatro informes para diferentes regiones del mundo, uno de ellos corresponde al continente americano.

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Las cifras del peligro

Las amenazas son enormes en una región que alberga solo el 13 % de la población mundial, pero aporta el 40 % de la biocapacidad del planeta, es decir, la capacidad de los ecosistemas para producir los recursos basados en la naturaleza que usamos las personas y que contribuyen de manera esencial a la seguridad alimentaria, hídrica y energética, entre otros beneficios directos de la naturaleza hacia la sociedad.

El 35 % de los mamíferos, 35 % de reptiles y 50 % de anfibios de todo el planeta se encuentra en nuestro continente. Pero de toda esta diversidad de especies, el 25 % está bajo algún nivel de amenaza”, señala Christopher Anderson, investigador independiente de sistemas socioecológicos del Centro Austral de Investigaciones Científicas y otro de los autores del informe.

Entre 2014 y 2015 se perdieron, en todo el continente, 1.5 millones de hectáreas de grandes praderas. Incluso se han degradado hábitats relativamente bien conservados, como la Jalca del Perú, que sufrió su transformación a un ritmo de 1.5 % anual, durante 20 años, que comenzó en 1987.

En América, el 25% de la fauna tiene algún tipo de amenaza y está en peligro de desaparecer. Foto: IPBES

Por otro lado, la transformación de los paisajes naturales en espacios dominados por humanos desde la llegada de los europeos al continente presenta cifras demoledoras:  más del 95 % de los pastizales altos de las praderas de Norteamérica se han modificado; en Centroamérica y el Caribe sucedió lo mismo con el 72 % y el 66 % de los bosques secos tropicales. En América del Sur el 88 % de los bosques tropicales del Atlántico, el 70 % de los pastizales del Río de la Plata, el 50 % de la sabana tropical, el 50 % de los bosques mediterráneos, el 34 % del Chaco Seco y el 17 % de la selva amazónica corrió la misma suerte.

“Si las fuentes de agua se siguen contaminando, si continúa la tasa de deforestación sin freno, o si las tendencias en las emisiones de gases de efecto invernadero se mantienen como hasta ahora, es decir, si las cosas siguen como están ¿cuál es la probabilidad de que se alcancen las Metas Aichi y los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU?, bajísimas. Lo cual pone en discusión realmente el futuro de la humanidad”, dice la experta en biodiversidad.  

En la reunión en Medellín, Colombia, se presentó el informe que ofrece un panorama completo de cómo está la biodiversidad en el planeta. Foto: IPBES.

En ese contexto, el cambio climático se convertirá en el principal impulsor de la pérdida de diversidad biológica para el 2050 y se calcula que casi el 40 % de todas las especies originales de América desaparecerán.

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La cosmovisión indígena

“Lo novedoso de este informe es que por primera vez se incorpora una perspectiva pluralista, y se suma a la visión científica o económica de la naturaleza, la cosmovisión de los pueblos indígenas y las comunidades locales”, señala Zaccagnini.

“Es algo nuevo y tuvimos que elaborar una metodología para incorporar a especialistas que no son científicos, pero que son expertos en su tema”, agrega Anderson.

Esta vez, el informe del Ipbes reconoce el conocimiento de los pueblos indígenas y sus visiones para gestionar la diversidad biológica. “Los principales sistemas de conocimientos indígenas y locales de la región han demostrado su capacidad para proteger y gestionar sus territorios en el marco de su conjunto particular de valores, tecnologías y prácticas”, indica el documento.

La cosmovisión indígena ha sido incluida en el informe sobre la biodiversidad en América. Foto: IPBES

Además, se considera que los pueblos indígenas y las comunidades locales de toda América han elaborado muchos sistemas socioeconómicos diferentes que pueden incidir, positivamente, en los usos de la diversidad biológica y los servicios ecosistémicos.

Sin embargo, la continuidad cultural de estos pueblos está en peligro, pues la desvinculación entre estilos de vida y hábitats locales y la degradación directa del medio ambiente menoscaban el sentido de pertenencia, el idioma y los conocimientos ecológicos locales. “Por ejemplo, el 61 % de los idiomas de América, y las culturas asociadas a ellos, se enfrentan a dificultades o incluso a la extinción”, precisa el documento de Ipbes.

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Renace la esperanza 

Para Zaccagnini no todo está perdido. Considera alentador que se incluyan en el informe, propuestas para mejorar políticas públicas y de estrategias de manejo. “Existe la tecnología y formas de manejar el ambiente que pueden frenar el deterioro futuro. Sí se puede revertir, pero es necesario hacer cambios a nivel de políticas públicas y personal. Se debe entender mejor cómo funciona la naturaleza para hacer sostenible la producción de energía, medicinas, alimentos, y todo lo que tomamos de ella”.

De hecho, el Ipbes no niega los valores monetarios de la naturaleza. Según los expertos que realizaron la investigación, lo que provee la naturaleza cada año es equivalente al producto bruto interno de todo el continente. “A nivel macro son como 24 trillones al año. Pero si lo vemos per cápita en Estados Unidos son 12 mil dólares por persona; mientras que en Sudamérica son 2.7 mil dólares por persona”, explica Anderson.

Una de las medidas  para frenar el deterioro del planeta es el aumento de las zonas reservadas. Entre 1970 y 2010 se incrementaron las áreas naturales protegidas en un 17 %, sin embargo, menos del 20 % de las zonas clave para la diversidad biológica se encuentran protegidas. “La extensión de las zonas marinas destinadas a la conservación es mucho menor que la de zonas terrestres en América del Sur y Mesoamérica, mientras que en el Caribe y América del Norte es ligeramente mayor”, comenta el científico de investiga los sistemas socioecológicos.

Los paisajes naturales siguen cambiando por intervención humana. Foto: IPBES.

Otro punto importante a tomar en cuenta es la necesidad de cambiar la forma en que se abordan las decisiones políticas. “Los problemas no son ambientales sino socioambientales, tienen que ver con la interacción de la naturaleza con la gente. Además, las políticas públicas deben afrontarse de manera transectorial, es decir que todos los ministerios involucrados en el tema deben buscar la solución juntos”, apunta Anderson.

“Para mí, como científico fue muy inspirador ver en una reunión donde países como Francia llegan con una comisión de varios doctores, un país como Bolivia, con una sola mujer, fue capaz de ocupar tanto tiempo del debate porque tenía claro lo que debía lograr”, comenta Anderson sobre el papel de los países latinoamericanos en esta discusión.

Se calcula que la mitad de la población en el continente no tiene acceso al agua en cantidad y calidad adecuada. Foto: Dimitry Pichugin/Shutterstock

Si bien los países no tienen un compromiso legal de cumplir las sugerencias del informe, si tienen un compromiso moral de hacerlo, explica Anderson. Menciona también que todos los países de Latinoamérica han incorporado en sus discursos la importancia de los servicios ecosistémicos, que han sido clave para cambiar la idea de la naturaleza es algo ajeno a lo humano.

La plataforma de Ipbes se reúne cada año y en esas sesiones se define cuáles serán las nuevas investigaciones. Ahora, los países miembros han solicitado que se elabore un informe sobre las especies invasoras, que tienen numerosas consecuencias económicas negativas en la biodiversidad.

Imagen principal: Mato Grosso, Brasil / Alf Ribeiro – Shutterstock

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