(Mongabay Latam / Vanessa Romo).- En Madre de Dios, la minería ilegal no se esconde. Está por todos lados. Desde la carretera Interoceánica Sur, a 160 kilómetros de Puerto Maldonado, capital de la región, se observa como el cauce de un río se ha convertido en una larga ruta desértica. Es el río Dos de Mayo, dicen quienes lo conocen, mientras que para los visitantes cuesta imaginar que esa hilera de arena, dragas y mercurio sea un río. A simple vista, se ve cómo los árboles han sido reemplazados por cerros de arena removida. Desde la óptica de un satélite, es posible ver cómo ese panorama se multiplica y se expande.
A pocos metros del Dos de Mayo, en el lado derecho de la Interoceánica, se divisa un pequeño camino. Luego de recorrerlo por cinco minutos, siguiendo la ruta de un cauce de agua que va tornándose naranja, se llega a un descampado repleto de relaves mineros. Es el centro poblado Villa Rosita. El escenario se repite mientras caminamos veinte minutos más. Solo cambia cuando aparece un gran portón metálico en medio del trayecto.
“Bienvenidos a la comunidad nativa harakbut Kotsimba”, se lee en un cartel. El vigilante de turno sale, pide identificaciones. No cualquiera puede cruzar el portón. Además de los comuneros, solo lo hacen los guardaparques del Parque Nacional Bahuaja Sonene. Es la única forma de entrar. Seguimos una hora y media más a bordo de una motocicleta y llegamos a un segundo punto de control, el puesto de Pamahuaca. Lo dijimos antes, no cualquiera puede ingresar a Kotsimba, un centro poblado ubicado en la zona de amortiguamiento del Bahuaja Sonene, que colinda también con la Reserva Nacional Tambopata, que ha sido invadido por la minería ilegal.
Quizá por eso la serie de carteles que saltan a la vista tras cruzar el portón, se asemejan más a un pedido de auxilio. “Cuida el agua del río”. “Si contaminas recibirás una multa”. Los mensajes cobran mayor sentido al llegar a la orilla del río Malinowski, en el centro de la comunidad, allí donde un vasto espacio ha sido dinamitado por la minería.
El centro de Kotsimba no es muy grande. Lo primero que se observa al entrar es una fila de restaurantes que atienden de día y de noche, y al lado, un grupo de puestos de mecánica especializados en la reparación de retroexcavadoras y cargadores frontales. La atención nunca se detiene. Esta maquinaria pesada, que en el mercado legal puede costar entre 100 000 y 200 000 dólares, no puede dejar de operar. Cruzando el río, aparece recién un pequeño vecindario formado por más de 20 casas, un colegio y una posta médica. A unos pocos metros, se ve un grifo que por ahora no está en funcionamiento.
El núcleo de la comunidad es el eje central desde el cual se expande la minería ilegal. Crece hacia el norte y sur del cauce del río. Y se instala con total impunidad a lo largo de más de 15 kilómetros, desde el punto de nacimiento del río, que colinda con el Bahuaja Sonene, hasta los límites de la comunidad colindantes con la Reserva Nacional de Tambopata.
Lo que se observa en el trayecto entre la comunidad y el parque Bahuaja Sonene es destrucción. El río ha perdido su cauce natural debido a la maquinaria que ha entrado a remover sus orillas. A eso se ha reducido el Malinowski. Y lo que debería ser una tierra cubierta de árboles se ha convertido en un pequeño desierto, salpicado por charcos de agua naranja cargados de mercurio.
Plinio Pillco, presidente de la comunidad de Kotsimba, reconoce que la minería se ha extendido en la localidad, aunque señala que la actividad está prevista y zonificada dentro de su plan de vida comunal. Indica que los mineros operan en un área de 15 hectáreas y que si la deforestación bordea hoy las 40, es porque el Estado ha otorgado concesiones mineras dentro de la comunidad. Sin embargo, los cálculos del Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp), puntualmente del personal que administra el parque Bahuaja Sonene, señalan que el impacto de esta actividad bordea las 500 hectáreas, incluyendo la cabecera del río Malinowski y la zona de amortiguamiento de la Reserva nacional Tambopata.
Esta es la segunda entrega del ESPECIAL Bahuaja Sonene en peligro. En la primera publicaciór Mongabay Latam denunció cómo la sombra del narcotráfico se expande en la zona de amortiguamiento e incluso arrasa con 400 hectáreas del parque. En este reportaje mostramos cómo la minería ilegal ataca la zona noreste de esta área protegida biodiversa situada entre los departamentos de Puno y Madre de Dios.
Lee más | VIDEO: Raro avistamiento de una madre pantera nebulosa y sus cachorros
El comienzo
Después de permanecer unas horas en Kotsimba, queda claro que otro grupo de personas, además de los guardaparques y comuneros, pueden ingresar sin problemas al lugar. Desde el 2008, mineros, muchos de ellos extranjeros (sobre todo chinos), entran a la comunidad para extraer oro. Al inicio le pedían permiso a los dirigentes de Kotsimba, pero no pasó mucho tiempo para que negocien un abono mensual que facilite su operación en el área
Plinio Pillco cuenta que la minería artesanal existe desde los años setenta, cuando los primeros indígenas de la etnia harakbut llegaron a la zona. Aclara, no obstante, que entonces se trataba de una práctica menos invasiva y que no generaba un impacto como el que provoca hoy. La principal actividad era la extracción de árboles, la caza y la pesca, pero con la llegada de la maquinaria pesada a Kotsimba, la minería cambió radicalmente.
Una de las primeras denuncias que recuerda haber recibido el procurador del ministerio del Ambiente, Julio Guzmán, fue el caso del ciudadano chino Yi Yanguang y de un grupo de dirigentes de Kotsimba por el delito contra los recursos naturales en el 2010.
“Los pobladores permitían que entraran extranjeros y se les alquilaba el terreno para que realicen esta actividad”, explica Guzmán. También recuerda que el fallecido ministro del Ambiente Antonio Brack se preocupaba por el que sería un abuso del concepto de la figura de comunidad nativa. Ellos aseguraban entonces que tenían la última palabra sobre las actividades que se realizaban en sus terrenos.
Pillco se defendió diciendo que ellos no otorgaron esas concesiones. “El Estado le había otorgado derechos mineros a otras personas. Lo justo era que dejaran un beneficio a la comunidad por el uso de las tierras”, aseguró.
Mongabay Latam comprobó que son tres las concesiones mineras que están vigentes en el área de la comunidad: Tres Bocas Malinowski, Tres Bocas Malinowski-1 y César Uno. Sin embargo, de acuerdo con los mapas del Instituto de Geológico, MInero y Metalúrgico (Ingemmet), el resto del área de Kotsimba es considerada zona no minera según el Decreto Legislativo 1100 que determina los límites del corredor minero en Madre de Dios. En Kotsimba, la minería sobrepasa el área de las tres concesiones, como comprobamos en un recorrido por la zona.
“Se ha satanizado a Kotsimba, pero no se entiende que veíamos cómo otros se aprovechaban de nuestros recursos. ¿Por qué nosotros no podríamos hacerlo?”
La minería ilegal se expande por ambas orillas del río Malinowski. Cuando se termina con una excavación, se comienza otra. La prueba que permanece son los grandes montículos de arena removida, que después de 10 años de actividad ilegal, han empezado a ser cubiertos con vegetación. La naturaleza siempre sigue su curso.
Las huellas de la minería ilegal llegan hasta el mismo parque. En uno de los hitos de frontera con el Bahuaja Sonene, casi al inicio de la cuenca del Malinowski, los mineros han conseguido desviar el curso del río. Las retroexcavadoras, chutes -embudos para filtrar el oro- y pozos de agua contaminada con mercurio han conseguido además hacer retroceder al bosque.
Y aunque se sabe lo qué está pasando en la zona, solo se ha realizado hasta el momento una interdicción para destruir maquinarias e insumos. La acción fue liderada por la fiscal Esther Daza en el 2015. En la operación se quemaron campamentos y eliminaron cuatro maquinarias, entre retroexcavadoras y cargadores frontales. Pero como suele suceder, ahora la fiscal Daza es la que enfrenta una denuncia por ingresar a la comunidad sin solicitar un permiso.
Lee más | Bajo el mar: nuevos y extraños peces en el océano profundo del Caribe
¿Una luz al final del camino?
En la lengua harakbut, Kotzimba significa aguajal. El nombre no es gratuito. Hasta hace ocho años, la palmera del aguaje rodeaba las casas de la comunidad y crecía muy cerca de las orillas del río Malinowski. Tomás Tomiquete, ex comunero de Kotzimba y uno de los primeros harakbut en llegar a este lugar, piensa en los grandes peces sábalos que sacaban de ese río y en los ojos encendidos del lagarto cuando apuntaban la linterna a las cochas, en medio de las noches de cacería. En las playas naturales del río, las tortugas taricaya dejaban sus huevos y luego se escondían sin éxito en el agua clara del Malinowski.
Tomás fue uno de los primeros que denunció el problema de la minería ilegal e incluso de la tala de madera dentro del Bahuaja Sonene. Ahora prefiere vivir solo en Mazuco, sobre las orillas de la carretera Interoceánica. A sus 73 años, ya no quiere gastar más fuerzas en una causa que considera, por ahora, perdida.
David Araníbar, jefe del Parque Nacional Bahuaja Sonene, señala que aunque en el 2016 se pudo detener la tala ilegal de madera tornillo dentro del parque por la zona de Kotsimba, el trabajo de contención no ha sido del todo exitoso. Y sobre la minería ilegal, que al operar en la cabecera del río Malinowski, esta ha generado un impacto en la migración de los lobos de río, una especie en peligro de extinción, según la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). “Los lobos han quedado aislados en el río Heath, el único límite del parque que no tiene amenazas de minería”, comenta el biólogo.
Este mismo problema se traslada a los peces, los que ya no descienden en la misma cantidad por el río y los pocos que llegan no pueden ser consumidos por los pobladores por su alta acumulación de mercurio, explica Araníbar. Y agrega que las taricayas han corrido con la misma suerte. Como las playas naturales son bancos de oro, todas las laderas del río fueron destruidas para extraer el mineral, lo que ahuyentó a las tortugas de ese sector. Hoy, para encontrarlas, hay que caminar más de una hora dentro del parque.
La minería ilegal ataca al Bahuaja Sonene desde varios flancos. Desde de la jefatura del área protegida, existe una preocupación ante el avance de esta actividad que podría terminar invadiendo el parque. Pero desde la comunidad de Kotsimba existe también hoy un interés por detenerla.
El problema es que la relación entre ambas partes, el Sernanp y la comunidad, es tensa. Kotsimba afirma que además de sus 28 000 hectáreas de territorio reconocido, hay otras 10 000 que se encuentran dentro del parque y que les pertenecen históricamente. El Sernanp ha señalado que por ley no se pueden reducir los territorios de las áreas naturales protegidas, pero que si se lleva un proceso administrativo en el que se reconocen límites ancestrales, se puede trabajar en proyectos de manejo sostenible, como el ecoturismo.
... los peces ya no descienden en la misma cantidad por el río y los pocos que llegan no pueden ser consumidos por los pobladores por su alta acumulación de mercurio...
El presidente de la comunidad, Plinio Pillco, comenta que esa es su intención. “Sí sabemos que la minería en el río es ilegal” y añade que son conscientes, además, que eventualmente esa actividad se acabará y que ellos se quedarán en el mismo lugar. Pillco tiene claro que no quiere que Kotsimba acabe como La Pampa, parte de la zona de amortiguamiento de la reserva Tambopata. “De acuerdo con nuestro plan de vida, el siguiente paso a dar es generar una nueva economía basada en el turismo vivencial”, dice el líder comunal.
Con 35 años, Plinio Pillco es parte de la generación de jóvenes que fue educada y que se desarrolló gracias al dinero de la minería ilegal. “Esa fue la idea de nuestros padres, dedicarse a trabajar en esto para que podamos crecer mejor”, cuenta el joven dirigente. De acuerdo con él, desde el 2010 se pensó en una zonificación responsable de Kotsimba, donde se destinó una parte a la minería pero también otra, de 12 000 hectáreas, a la conservación.
Y en esos planes encajó el programa del Ministerio del Ambiente (Minam)+CAF, que busca impulsar proyectos de inversión pública para remediar los impactos dejados por la carretera Interoceánica Sur. Edilberto Castro, especialista del programa, comentó que en Madre de Dios las iniciativas que se promueven son las privadas y que se empezó en el 2017 el trabajo con Kotsimba para crear un área de conservación privada en esas 12 000 hectáreas, una creación que aún está en proceso.
Pillco cuenta que fue así como postularon y ganaron un financiamiento para construir un albergue turístico. El Minam+CAF les otorgó 200 mil soles (US$60 mil) para realizarlo, aunque Pillco comenta que ellos han puesto 850 000 soles (US$260 mil) más para que el albergue sea de primera calidad. Si bien la iniciativa es positiva, el silencio incómodo se genera cuando se le pregunta tanto al Minam+CAF como a la comunidad de dónde proviene ese dinero.
El presidente de Kotsimba insiste en que el futuro de la comunidad debe estar relacionado al turismo. Sin embargo aún hay retrocesos. En diciembre del año pasado, se encontró a un comunero de Kotsimba realizando minería ilegal dentro del parque Bahuaja Sonene, en la cabecera del río Malinowski, en un área de 30 metros cuadrados. “Ya queremos hacer prevalecer nuestras fronteras antiguas”, le dijo el poblador al grupo de guardaparques que lo sorprendió en el área.
“Se ha satanizado a Kotsimba, pero no se entiende que veíamos cómo otros se aprovechaban de nuestros recursos. ¿Por qué nosotros no podríamos hacerlo?”, justifica así el hecho el joven dirigente. Y anuncia que en un año dejarán la minería para dedicarse por completo al ecoturismo. “Sabemos que podemos vivir del turismo, de los bonos de carbono, pero por ahora, ¿qué hacemos? Hay una necesidad de trabajar y mejorar nuestra calidad de vida”, dice.
En el mercado local el gramo de oro sigue costando en promedio S/ 80 (US$24), esto quiere decir, que en 24 horas de trabajo, ritmo de trabajo confirmado por pobladores de Kotsimba, se pueden obtener más de S/ 15 000 (US$ 4 600). Ese es el escenario que se proponen dejar atrás los habitantes de Kotsimba.
Image principal: Sernanp
Una versión ampliada de esta historia fue publicada en Mongabay Latam. Puedes leerla aquí.
OTRAS HISTORIAS DE MONGABAY LATAM QUE TE PUEDEN INTERESAR:
El auge del chocolate trae oportunidades lucrativas en El Salvador. Otrora usado como moneda en la época maya, el cacao vuelve con fuerza a los bosques de El Salvador. Muchos agricultores se esfuerzan ahora por la posibilidad de ingresar en el lucrativo mercado del cacao fino. Lee la historia aquí.
Monitoreo acústico: un nuevo sistema para luchar contra la caza y la tala ilegal. A través de monitores acústicos, dispositivos tan pequeños como una caja de cerillos, se puede enviar una alerta en tiempo real para detener la caza y tala ilegal. Lee la historia aquí.
La minería amenaza el territorio de la comunidad indígena Cofán de Sinangoe en Ecuador. “Nuestro territorio es nuestra vida”. Ante el otorgamiento de diez concesiones mineras en sus tierras, la comunidad indígena Cofán de Sinangoe se prepara para luchar por mantener libre de mercurio su hogar. Lee la historia aquí.