(Mongabay Latam / Rita García).- Byrion es un niño de ocho años que es hijo y nieto de dos pescadores artesanales. Todos los días, antes de ir al colegio, el pequeño se despide de su padre y abuelo cuando parten en el bote, y luego los recibe al regreso cuando llegan con las bandejas llenas de pescado. Pero en las últimas semanas, Byrion los ha visto volver a casa preocupados y molestos, algo fuera de lo común. Su padre y abuelo han escuchado que una empresa quiere extraer petróleo del mar.
En las provincias de Paita, Sechura y Talara, en el departamento de Piura, la pesca artesanal, industrial, la maricultura y la acuicultura son las principales actividades económicas. El padre y el abuelo de Byrion son dos de los más de 40 000 pescadores que trabajan en esta parte del país y que ahora están preocupados por su futuro laboral. El ex presidente Pedro Pablo Kuczynski firmó, el mismo día que renunció a la presidencia del Perú, cinco decretos supremos que autorizan la exploración y explotación petrolera en el mar del norte del Perú con la empresa Tullow Peru Limited. Se trata del mismo mar en el que trabajan los pescadores artesanales que hoy acataron un paro en contra de la concesión de los cinco lotes petroleros.
Pescadores, acuicultores y maricultores bloquearon carreteras como medida de protesta y le exigieron al Ejecutivo la derogación de los cincos decretos supremos. También le pidieron al gobierno que garantice la protección y desarrollo de la pesca artesanal, industrial y la maricultura.
Los decretos supremos que han originado la protesta -006, 007, 008, 009 y 010, publicados el 24 de marzo en el Diario El Peruano-, autorizan a PeruPetro la firma de contratos con la empresa irlandesa Tullow Peru Limited para la exploración y explotación de hidrocarburos en los lotes Z-64 (Tumbes), Z-65 (Paita y Sechura), Z-66 (Sechura y Lambayeque), Z-67 (Áncash) y Z-68 (Huarmey). Es decir, más de 2 millones de hectáreas se entregarían en concesión a una empresa privada para que busque petróleo en las profundidades del mar.
Fidel Periche, presidente del Comité Multisectorial que defiende la bahía de Sechura, advirtió que de aprobarse las concesiones petroleras en el norte del Perú se afectaría la pesca artesanal e industrial, porque la actividad sísmica genera un impacto en el desove de los peces. “Los decretos supremos no son compatibles con nuestra pesquería. (Si se hace exploración), se acaba con las especies de consumo humano directo e indirecto como la anchoveta”, explicó el pescador.
Aún más preocupado está Wilmer Chávez, presidente de la zonas de producción acuícola de Sechura, quien advierte que la bahía de Sechura recién está recuperándose de un episodio de contaminación que paralizó por tres años la producción de concha de abanico. Y ahora que se está trabajando en el saneamiento del ecosistema, Chávez considera contraproducente que el Estado promueva inversiones petroleras que podrían volver a contaminar la bahía.
“Esta industria genera 40 000 puestos de trabajo, estamos dinamizando la economía de Sechura.(…)Recién estamos retomando la producción de concha de abanico, semanalmente monitoreamos la bahía de Sechura, trabajamos con indicadores que nos dicen la calidad del agua y el solo hecho de pensar que puede mezclarse con hidrocarburos, es inaudito”, dijo Chávez.
Ahora mismo las zonas de producción Vichayo, Las Delicias, Matacaballo, Constante, Puerto Rico, Parachique y Chulliyachi -distritos de Piura donde se cultivan las conchas de abanico- exportan este molusco a Estados Unidos. De todas ellas solo Matacaballo exporta a la Unión Europea, el resto de zonas no lo hará hasta que se certifique la sanidad de la bahía.
En este sentido, Wilmer Chávez indicó que no permitirán que la exploración de petróleo ponga en peligro la bahía. “El gobierno debe derogar estos decretos supremos y apoyarnos a desarrollar la maricultura (…) si no los derogan nosotros insistiremos con nuestras medidas de fuerza y lucha”, expresó.
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¿Cuáles son los riesgos de una actividad sísmica?
Juan Carlos Riveros, director científico de Oceana, explicó que “(Las actividades hidrocarburíferas) afectan a la anchoveta porque cuando se reproduce se acercan más a la costa, se expone más a la actividad petrolera. En la costa también existen algas, donde crecen los peces y está su alimento. Recordemos que las especies juveniles se pegan a la costa, entre las 5 y 10 millas”, precisó el experto.
El peor escenario que temen los pescadores son los derrames de petróleo, como ha ocurrido en Talara en el 2013 y 2017 a causa de la empresa Savia. Al respecto, Riveros indicó que el derrame de combustible y pequeños incendios son los incidentes más comunes. “Los problemas siempre van a ocurrir, ninguna operación en el mundo no ha tenido problemas. En nuestro país ocurren más incidentes pequeños y estamos acostumbrados a ellos, por ejemplo el año pasado hubo dos derrames de petróleo (en Talara) y nadie hizo caso, no pasó nada”, expresó.
Y sobre la bahía de Sechura, Riveros advirtió que el riesgo es mucho más alto, pues podría haber mortandad de concha de abanico. Y es que según el especialista, la tierra que se remueve durante la exploración de petróleo contiene metales pesados y al levantarse genera nubes de polvo. Precisamente esta especie de polvo podría llegar a las zonas de producción de la concha de abanico y afectar la oxigenación que necesitan los moluscos, provocando que se asfixien en el fondo del mar.
Los maricultores de Sechura ya han vivido una mortandad de las conchas de abanico. En el 2014, por la alta contaminación de aguas residuales en la bahía, la producción se perdió en su totalidad. No quieren que el escenario se repita a causa de una contaminación por petróleo.
Crédito de foto principal: Rita García.
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