(Mongabay Latam / Alexa Vélez Zuazo).-  Al evaluar una idea de negocio se suelen confrontar dos variables económicas: ganancia versus inversión. Si tus ganancias son 40 veces mayores al monto invertido, no cabe duda de que se trata de un negocio redondo. Y ese es precisamente el resultado del estudio El impacto económico local del turismo en áreas protegidas del Perú, en el que han trabajado un grupo de economistas y biólogos que se plantearon analizar si esta actividad es rentable o no para el país. Uno de los hallazgos más importantes de la investigación precisa que en el 2017, el turismo en áreas naturales protegidas generó 2340 millones de soles (743 millones de dólares).

A este monto hay que sumarle la generación de 36 000 puestos de trabajo, dentro y alrededor de las áreas protegidas, lo que significó que 536 millones de soles (165 millones de dólares) fueron a parar a cientos de hogares y a salarios, como se lee en el estudio realizado por la organización Conservation Strategy Fund (CSF), que estudia soluciones de conservación basadas en la economía, en alianza con Andes Amazon Fund (AAF).

La investigación además revela que los ingresos económicos obtenidos en el 2017, a partir del turismo en áreas naturales protegidas, fueron 40 veces mayores que el monto invertido por el Estado en la gestión y manejo de estos ecosistemas.

Parque Nacional Huascarán. Foto: Alexa Vélez.

“¿Qué negocios impulsados por el Estado, en los que el Estado pone la inversión base para arrancar el negocio, te genera un retorno de 40 a uno? Los puedes contar con los dedos de la mano, no creo que haya, es más dudaría que muchos de ellos que han sido histórica y animadamente impulsados por el Estado generen ese nivel de retorno, no es la palma aceitera, no es la agricultura en la Amazonía, ninguno de ellos te va a generar un retorno de esa escala”, explicó Gabriel Quijandría, exviceministro de Desarrollo Estratégico de Recursos Naturales del Ministerio del Ambiente y actual director de la región Amazonía andina norte para CSF.

Para Quijandría los resultados del estudio tienen que llevarnos a dejar de lado la idea de que “las áreas protegidas son tierra ociosa o tierra improductiva”. Y fue directo en señalar que cuando “declaramos áreas protegidas o ponemos presupuesto del Estado orientado a estas áreas no estamos poniendo plata en vano, estamos generando condiciones para que se generen beneficios económicos, para que se genere desarrollo social-local, para que haya un movimiento de la actividad privada asociada al turismo de áreas protegidas que tiene que ser reconocido”.

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El potencial de las áreas naturales protegidas

La información fue recopilada por los expertos de CSF en cinco áreas protegidas y una propuesta de área de conservación regional. En total se realizaron 537 encuestas en la Reserva Nacional Paracas, el Santuario Histórico Machu Picchu, la Reserva Nacional Tambopata, la Reserva Paisajística Nor Yauyos Cochas, la Reserva Nacional Pacaya Samiria y en la zona propuesta para convertirse en el Área de Conservación Regional Ausangate.

Fueron entrevistados tanto turistas extranjeros como peruanos para medir por separado la afluencia y la inversión de ambos grupos

Sobre la forma como se extrapolaron los resultados de esta medición a todo el Sistema Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sinanpe), el analista económico José Carlos Rubio de CSF, uno de los autores de la investigación, explicó que teniendo como base el récord de visitas del 2016 del Servicio Nacional de Áreas Protegidas por el Estado (Sernanp) y tomando en cuenta que la muestra inicial reúne una muestra representativa de los diferentes ecosistemas del Perú, lo que hicieron fue aplicar una metodología económica conocida como matching o pareo para hacer el cálculo sobre todas las áreas del Sinanpe.

Reserva Paisajística Nor Yauyos Cochas. Foto: Alexa Vélez.

“Lo que quisimos al elegir esta muestra fue alcanzar una representación de los diferentes ecosistemas que hay en las diferentes áreas protegidas que reciben turismo y diferentes niveles de intensidad de turismo también y diferentes tipos de turistas”, señaló.

Si bien los expertos son conscientes que cuatro de las áreas naturales protegidas de la muestra son las más visitadas del país —Machu Picchu, Titicaca, Huascarán y Tampobata—, un hallazgo que consideran relevante es que hay también 17 áreas naturales protegidas que reunidas generan más de 1 millón de soles (US$ 310 000) en ingresos.

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¿Un beneficio para la población local?

El analista económico de CSF indicó que el turismo en áreas naturales protegidas puede ser tan atractivo como otras actividades económicas impulsadas por el Estado. “Lo que sabemos es que el turismo para el país abarca el 10 % del PBI (Producto bruto interno) y por lo que estamos viendo el impacto de las áreas protegidas está alrededor de la tercera parte de ese 10 % que significa para el PBI nacional”.

En este escenario, Gabriel Quijandría resaltó la importancia de la dinámica económica que se genera alrededor de las áreas protegidas. Para el director de CSF, los “empleos que se generan alrededor del turismo en áreas naturales protegidas son ingresos que se generan en zonas con niveles de pobreza y niveles de desarrollo social y económico bastante bajos, con lo cual son empleos valiosísimos en términos del cambio que pueden generar en las condiciones de vida de las personas”.

Capibaras en Tambopata. Foto: Rhett A. Butler

Por ello dijo que esa inversión del Estado en áreas naturales protegidas debe pasar también por proteger esos espacios de las amenazas. “Si tu no controlas la minería y la tala ilegales que ocurren alrededor de las áreas protegidas, estás poniendo en riesgo el potencial de generación de estos ingresos que el país requiere”. Y agregó que si cada dólar invertido está rindiendo cuarenta, como indica el estudio, “es momento de empezar a ver si no convendrá hacer un aumento grande de presupuesto al Sernanp habida cuenta de esos niveles de respuestas”.

Si bien los ingresos más importantes provienen de las visitas a áreas naturales protegidas, para los expertos de CSF las áreas de conservación regional poseen también un gran potencial. Dos de las que fueron consideradas en el estudio, que aún están en propuesta pero que generan ingresos a partir del turismo, son Ausangate y Gocta. Estas contribuyeron en el 2017, según la investigación, con 29 millones de soles (US$ 9 millones) la primera y 32 millones de soles (US$ 10 millones) la segunda, montos que beneficiaron directamente a las poblaciones locales.

Enrique Ortiz, director de Andes Amazon Fund (AAF), institución que apoyó la elaboración del estudio, precisó que si bien es necesario invertir en mejorar la experiencia de los visitantes a las áreas naturales protegidas, lo más importante es lograr que las poblaciones locales se beneficien del turismo. “Se deben implementar mecanismos para que las áreas de conservación regional compartan los beneficios con las comunidades dueñas y/o vecinas de las tierras”.

Imagen principal: Liz Villanueva.

Una versión ampliada de este informe fue publicada en Mongabay Latam. Puedes leerla aquí.

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