(Mongabay Latam / Claire Salisbury).- Por primera vez, el comercio multimillonario del tráfico de especies silvestres que se origina en países amazónicos ha sido analizado en detalle. Un nuevo informe producido por el Centro Mundial de Vigilancia de la Conservación de las Naciones Unidas (UNEP-WCMC, por sus siglas en inglés), del Reino Unido, identifica las principales rutas de exportación que siguen millones de animales amazónicos y plantas —desde loros vivos, hasta orquídeas e incluso pieles de caimán— que son comercializados a lo largo del mundo.
El informe cubre todo el comercio legal de especies —lo que incluye tanto animales amazónicos capturados en su hábitat como criados en cautiverio—, valorado en 128 millones de dólares al año. Las exportaciones alcanzan los 14 millones de individuos, a lo que todavía se suma el peso de un millón de kilogramos repartido entre piel de caimán y pecarí para la industria de la moda, tortugas y loros vivos para el comercio de mascotas, y arapaimas, un pez enorme de agua dulce, para la industria alimenticia.
Pablo Sinovas, miembro del UNEP-WCMC y autor principal del informe, dijo que el trabajo abordó una brecha de conocimientos marcada por los gobiernos regionales de la Amazonía. Richard Thomas, de la ONG TRAFFIC (una red que monitorea el comercio de vida silvestre), hizo eco a este sentimiento y dijo que “en los años recientes, se ha puesto demasiada atención sobre los flujos comerciales entre Asia y África, mientras que el importante tráfico en las Américas, especialmente en Latinoamérica, ha sido enormemente inadvertido”. Thomas le dio la bienvenida a este informe como “un esfuerzo valioso por analizar e interpretar los grandes volúmenes de tráfico de especies listadas en la CITES”.
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La Convención sobre el Comercio Internacional de Especies (CITES) —un tratado entre 183 grupos (182 gobiernos estatales y la Unión Europea)— existe para asegurar que las especies amenazadas no sean sobreexplotadas. Las especies listadas en la CITES deben ser comerciadas dentro de límites sustentables, fijados de acuerdo a qué tanto están en riesgo, y todas las exportaciones deben reportarse nacionalmente. El nuevo informe compiló la información de ocho países amazónicos —Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela— para el período comprendido entre 2005 y 2014.
¿Cuáles son los animales más comercializados?
Con un promedio de 770 000 unidades exportadas anualmente, el producto más comerciado fue la piel del caimán de anteojos (Caiman crocodilus), el cual vino principalmente de centros de reproducción en cautiverio de Colombia. Singapur, México y Tailandia fueron sus principales importadores, según encontró el informe.
La tortuga terecay (Podocnemis unifilis), que tiene como destino Hong Kong y China, fue otra de las principales exportaciones. El comercio de esta especie, la cual se cataloga como Vulnerable por la UICN, se ha “disparado” a números que alcanzan hasta los 300 000 individuos, de acuerdo a Sinovas. “Este nivel de exportaciones es respaldado por programas de conservación activa y de uso sustentable de la Amazonía peruana, donde comunidades locales ‘cultivan’ la especie”, señaló. Los huevos (que tienen un índice de mortalidad alta) son recolectados, protegidos en playas artificiales para maximizar el número de nacimientos y luego exportados, al tiempo que otros que se encuentran en etapa juvenil son regresados a su hábitat para reponer la especie, explicó Sinovas.

De acuerdo al autor principal del informe, Pablo Sinovas, el tráfico del terecay (Podocnemis unifilis) se ha “disparado”. Foto por Charlesjsharp, usada bajo una licencia CC BY-SA 4.0.
Otras exportaciones significativas incluyen las pieles de pecarí (41 000 al año, principalmente del pecarí de collar [Pecari tajacu]) y la fibra de vicuña (Vicugna vicugna), la mayoría de las cuales fueron destinadas a la industria europea de la moda. Tortugas, lagartos, serpientes, ranas punta de flecha, loros y caimanes vivos, todos fueron exportados para el comercio de mascotas.
El paiche (Arapaima gigas), un enorme pez de agua dulce, fue comerciado lo mismo como especie ornamental que como carne. Los años recientes han visto exportaciones anuales de 30 000 peces, los cuales se originan en Perú y se dirigen a acuarios de Hong Kong y 100 000 kilogramos de carne proveniente de Perú y Brasil que tiene como destino tiendas y restaurantes en los Estados Unidos. Las orquídeas —150 mil plantas al año, casi todas propagadas artificialmente en Brasil, Ecuador y Venezuela— y la madera de caoba fueron los principales productos de plantas que se vieron en el mercado.
De acuerdo a Sinovas, fueron de particular notoriedad los “relativamente grandes volúmenes de loros, reptiles y anfibios conseguidos en su hábitat silvestre, exportados desde Guyana y Surinam”. Existen grandes franjas de bosque prístino en estos países, explicó, los cuales tienen “el potencial de hospedar poblaciones considerables de las especies aprovechadas”. Sin embargo, mientras que este comercio es legal, es importante señalar que con frecuencia hacen falta datos de la población e información que determine qué niveles de aprovechamiento serían sustentables con el paso del tiempo, dijo Sinovas. Sin tales datos, la sobreexplotación es siempre un riesgo.
Imagen principal: Caimán de anteojos. Foto por Kevin Law, usada bajo una licencia CC BY-SA 2.0.
Una versión ampliada de este informe fue publicada en Mongabay Latam. Puedes leerla aquí.
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