(Mongabay Latam / Jeremy Hance).- Nika Levikov juró que nunca más volvería a trabajar como mesera. Pero, hoy, con una maestría en ciencias de la conservación del Imperial College de Londres, atiende mesas, entrega bebidas y limpia mesas para poder mantenerse sola.

Después de dos años de buscar trabajo remunerado como conservacionista en Europa y diez meses en un trabajo no remunerado en el este de África, Levikov se mudó a la isla de Malta para trabajar en Greenhouse Malta. Levikov, que debe más de US$100 000 en préstamos estudiantiles, describió su trabajo en la pequeña ONG ambiental como “informal” y freelance —algunas horas son pagadas, otras son voluntarias— mientras el grupo busca obtener más fondos.

“La realidad que muchos de nosotros enfrentamos es que tendremos que cuidar niños, limpiar inodoros y servir bebidas mientras tratamos de obtener la experiencia que necesitamos en conservación para finalmente conseguir el trabajo de nuestros sueños”, dijo Levikov, una expasante en Mongabay, quien acaba de cumplir 30 años.

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“No culpo a nadie por mi situación actual en la que estoy completamente en la quiebra y sigo cruzando los dedos para que en un futuro cercano mi carrera finalmente despegue”, le dijo a Mongabay. “De hecho, me equivoqué al pensar que todo mi trabajo duro y no remunerado me llevaría a algo o que tener un título de una universidad muy respetada me daría una ventaja”.

Levikov no está sola.

Mongabay entrevistó a más de una docena de conservacionistas para producir este artículo, muchos de los cuales relataron una historia tristemente similar: muchas pasantías no remuneradas, deudas estudiantiles paralizantes, trabajo a corto plazo por poco o ningún sueldo, actitudes desdeñosas y requisitos de trabajos de nivel inicial que incluyen considerable tiempo de campo y experiencia.

Otros jóvenes conservacionistas se negaron a comentar por temor a que su sinceridad no los deje encontrar trabajo.

Nika Levikov en busca de las cebras de Grévy (Equus grevyi) en Kenia. Foto de Mathew Mutinda/Marwell Wildlife

"La conservación es una profesión para ricos"

El mundo experimenta un gran cambio ecológico. El año pasado, el informe “Living Planet Report” de la ONG internacional WWF declaró que las poblaciones de fauna silvestre han caído en 58 % en los últimos 40 años, al menos entre los 3706 vertebrados (de alrededor de 10 000) que examina. Agregado a todo esto, como si lo necesitáramos, está el cambio climático: los biólogos ya han identificado sus consecuencias en miles de especies en todo el mundo. Los científicos también han declarado que estamos en una nueva era, el Antropoceno, que podría presenciar una extinción masiva tan devastadora como la que acabó con los dinosaurios. Lo que esto significará para la humanidad, nadie lo sabe realmente.

En medio de esta revuelta, los conservacionistas son nuestros médicos ambientales. Intentan, contra viento y marea, mitigar el daño que los humanos han infligido al salvar especies y salvaguardar los ecosistemas. Ya hay muchas especies que no estarían aquí si no fuera por el trabajo constante de los conservacionistas.

Sin embargo, los conservacionistas actuales corren el riesgo de verse obligados a abandonar su carrera por tendencias, estructuras y decisiones en las que no participaron. Por supuesto, la conservación no es la única carrera que enfrenta dificultades: arte, minería, servicio postal y periodismo son otros ejemplos. Pero aquí hay un problema más grande: si los jóvenes conservacionistas no pueden convertir su educación, experiencia y pasión en una carrera para toda la vida, ¿qué será de la vida en la Tierra?

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“La conservación es una vocación, así como una profesión”, dijo E.J. Milner-Gulland, biólogo de la Universidad de Oxford. “Los jóvenes que ingresan al mercado laboral están más capacitados que nunca, y tienden a tener mucha experiencia también… Pero debido al aspecto vocacional, es realmente difícil conseguir un trabajo remunerado”.

Lamentablemente, no hay datos concretos sobre el empleo o el pago en conservación. Para un trabajo que requiere un grado avanzado y habilidades de investigación, es sorprendente lo poco que se ha investigado.

Conservation Careers, el sitio web de empleo más grande del campo, dice que comparte alrededor de 6000 empleos al año. Nick Askew, director Conservation Careers, dijo que puede haber hasta 30 000 empleos disponibles anualmente. Él lo llama su “mejor estimación”. No hay datos sobre cuántas personas buscan estos trabajos.

Parte de la dificultad de estimar la relación entre la oferta de trabajos de conservación y la demanda es la gran variedad de trabajos en conservación, desde la redacción de propuestas para conseguir fondos en una ONG climática hasta el cuidado de rinocerontes en un zoológico o la investigación de campo sobre canguros en Papúa Nueva Guinea, entre otros.

Aun así, los conservacionistas entrevistados para este artículo —algunos de ellos profesores, algunos jóvenes que han pasado meses o años en busca de trabajo, y algunos que renunciaron por completo a la conservación— estuvieron de acuerdo en que los trabajos a menudo son pocos y poco frecuentes.

Imagen principal: Lucero Vaca.

Una versión ampliada de esta historia fue publicada en Mongabay Latam. Puedes leerla aquí.

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