(Mongabay Latam / John C. Cannon).- La Reserva Nacional Tambopata es el paraíso de la flora y fauna, por no mencionar el entusiasmo que provoca entre los ecologistas que intentan comprender los misterios del bosque en ese rincón de la Amazonía peruana.

Greg Asner, ecologista del Instituto Carnegie para la Ciencia de la Universidad de Standford, dijo que «se trata de un hervidero de especies». «Es un lugar donde he visto jaguares cruzando ríos así como a una gran diversidad de fauna».

Pero en casi dos décadas, este “paraje épico” en la región de Madre de Dios está amenazado: los mineros en busca de oro han llegado a la zona de protección de la reserva incluso se han adentrado, dejando a su paso un terreno desolado vacío de bosques y de tierra vegetal. En un estudio publicado en la revista Environmental Research Letters, Asner y su equipo demuestran que, a pesar de las intervenciones del gobierno peruano, el avance en busca de oro no ha disminuido.

Fotos aéreas de Madre de Dios muestran la destrucción causada por la minería de oro. Foto de Rhett A. Butler/Mongabay

Asimismo, explicó en una entrevista que «la minería de oro le resulta el mayor ataque que se puede hacer a la Reserva de Tambopata y a su zona de protección». «Se trata de una ofensiva directa a la naturaleza en esa reserva».

En un estudio anterior publicado en 2013, él y sus colegas catalogaron esa destrucción entre 1999 y 2012. Descubrieron que el área afectada por la minería de oro en Madre de Dios en 2012 resultaba cuatro veces mayor que en 1999, y detectaron picos en los precios del oro durante ese periodo.

Este un nuevo estudio, que arranca donde lo dejó el último, muestra que, entre 1999 y 2016, la expansión de la minería de oro ha provocado en la región una media de 4437 hectáreas (10 964 acres) de pérdida de bosque por año, y el área afectada en 2016 resultó un 40 por ciento mayor que en 2012. Asner sentía curiosidad también sobre el impacto que las duras medidas del gobierno habían tenido en la minería de oro ilegal un par de años antes.

"... la minería de oro resulta el mayor ataque que se puede hacer a la Reserva de Tambopata y a su zona de protección".

Comentó que «consiguieron la máxima presión de los tribunales en 2012 para reducir la minería de oro ». Los hallazgos del grupo mostraron el éxito, al menos durante algún tiempo: «Hubo una época de descenso después de 2012, pero volvió con gran fuerza a partir de entonces». Asner comentó que la reaparición de la deforestación indica que será necesario un esfuerzo a más largo plazo por parte del gobierno para frenar la destrucción causada por la minería.

Compromiso e incertidumbre

Hay indicios de que el gobierno peruano está comprometido a eliminar esta amenaza. En septiembre de 2016, varios funcionarios comenzaron a ser «más firmes con el desalojo de los mineros ubicados en Tambopata», escribió en un email el ecologista Matt Finer de MAAP, Proyecto de Monitoreo de la Amazonía Andina.

Parece que está surtiendo efecto: «Las imágenes recientes de satélite muestran una importante escasez de nueva expansión de deforestación dentro de la reserva», afirmó Finer.

Carpincho (Hydrochoerus hydrochaeris) en Tambopata. Foto de Rhett A. Butler/Mongabay

Aun así, la minería de oro ha demostrado ser un problema persistente, a pesar de los avances de las autoridades para acabar con ella en la reserva. En julio, llevaron a cabo una «importante incursión» a la zona de protección de Tambopata.

Sin embargo según Finer, «ese esfuerzo parece menos exitoso según muestran las recientes imágenes de campos de minería extensos en la zona».

Asner explicó que la zona de protección se reservó en un principio a grupos indígenas para permitirles continuar utilizando el bosque y sus recursos como lo venían haciendo desde hacía siglos. Al mismo tiempo, el plan era introducir otras vías como el ecoturismo para que pudieran beneficiarse mientras salvaguardaban el bosque remanente.

Lee más: Comunidades mineras artesanales de oro son las que sufren más el impacto del mercurio

Muchos consideran las continuadas incursiones a la zona protegida, en su mayoría por foráneos, una ofensa para la subsistencia de gente oriunda. Además, es posible que los impactos negativos de la minería de oro —incluso la que se localiza dentro de la zona protegida— puedan propagarse río abajo.

El mercurio se adhiere al oro, lo que ayuda a los mineros a extraerlo de los sedimentos. También resulta un elemento tóxico que puede tener efectos devastadores en las poblaciones de peces y fauna que han convertido a Tambopata en un importante lugar que hay que proteger.

Según afirmó Asner, «no es una gran suposición decir que la minería de oro está contaminando ahora el sistema del río a través de la Reserva de Tambopata».

Una versión ampliada de este informe fue publicada en Mongabay Latam. Puedes leerla aquí.

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