(Mongabay Latam / Jonathan Palma).- El 27 de junio de 2013 fue inaugurada la Central Hidroeléctrica Baba por el presidente de aquel entonces Rafael Correa. El acto inaugural de esta obra por la que se cambió el curso del río Baba y se inundaron 1100 hectáreas de cultivos y bosque no fue más que un recordatorio para cientos de familias que, directa o indirectamente, vivían un cambio permanente en sus vidas.

Esta represa está situada en la provincia de Los Ríos, entre los cantones Buena Fe y Valencia, en el centro del Ecuador. Un equipo de Mongabay Latam viajó a esta zona para conocer el estado actual de las comunidades que se opusieron a la construcción del embalse, postura que le habría costado la vida a uno de sus líderes.

Una de esas familias afectadas por el megaproyecto es la de Bella Arroyo. Ella vive junto con varios de sus hijos y nietos en el recinto Peripa del Baba, un caserío que pertenece a la parroquia Patricia Pilar, de Buena Fe. Esta comunidad está situada a menos de cinco minutos del gran embalse. La mujer dijo que en el 2013, cuando empezó a funcionar la hidroeléctrica, los peces se “despidieron” del río.

Doña Bella Arroyo junto, su esposo Germán y Daniela, una de sus hijas. Su casa está situada en el recinto Peripa del Baba, que pertenece a Patricia Pilar, una parroquia del recinto Buena Fe, de la provincia de Los Ríos. Foto: Jonathan Palma.

Cuatro años después del inicio de operaciones de la central, el panorama para Bella Arroyo y el resto de habitantes que decidieron quedarse en las cercanías del embalse es desolador.

“Antes, en el mes de junio, empezaban a subir los chagüingos, los bocachicos, subía esa especie de pez. Ahora ya nada. Ya no suben los peces porque ya cambió el agua. Y ya no avanzan para acá”, relató la mujer.

El Bocachico (Icthyoelephas humorales) es una de las más de 112 especies de peces de agua dulce que han sido identificadas en la costa del país. Esta especie es migratoria, explicó a Mongabay Latam el doctor Windsor Aguirre, profesor de la Universidad DePaul, ubicada en Chicago-Estados Unidos.

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El especialista en biología especificó que el Bocachico es la especie más representativa en esta región del Ecuador.

“Esta es una especie endémica del Ecuador y una de las más importantes para la pesquería en agua dulce en la región. Esta especie realiza migraciones a las partes altas de la cuenca del río Guayas para reproducirse al comenzar el invierno (…) El efecto de las represas sobre la fauna de ríos ha sido estudiado por décadas en otras regiones del mundo. Para especies migratorias (como el bocachico), la construcción de una represa puede impedir el proceso de la migración y llevar a que se extinga localmente esa especie”, indicó el científico a través de un correo electrónico.

Hay un segundo factor que estaría incidiendo en la escasez de peces en la zona de Peripa del Baba. Bella Arroyo contó que antes pescaban con atarraya, de forma artesanal, pero que hoy usan otras artes de pesca.

Uno de los sectores del embalse de la Central Hidroeléctrica Baba, que encausa el agua del río Baba, en la provincia de Los Ríos. Foto: Jonathan Palma.

Ahora no se puede porque los “pocos peces” que hay en el embalse están en la profundidad. A esto, la mujer afrodescendiente sumó el hecho de que pescadores ajenos a la zona ingresan con libertad al desfogue del caudal ecológico que tiene el embalse y que capturan a las especies con artes de pesca de gran tamaño. La dirigente social argumentó que el acceso a este lugar se facilitó a los extraños luego de que se construyera una vía de primer orden como parte de la central energética, sobre todo, porque no hay control de quien ingresa.

Mongabay Latam consultó a la Corporación Eléctrica del Ecuador (Celec), a cargo de las centrales hidroeléctricas, y al Instituto Nacional de Pesca (INP), responsable de realizar investigaciones científicas y tecnológicas de los recursos bioacuáticos del país, sobre el estado de las poblaciones de peces en la zona de influencia del embalse.

Celec contestó que, de acuerdo al monitoreo realizado por el INP al embalse, en el año 2012, cuando ya se había cambiado el curso del río, se determinó “que no hay problemas en cuanto al desove de las especies”, pero que “la pesca exagerada y el uso de artes de pesca prohibidas, así como la desatención al periodo de veda, han provocado la disminución de ciertas especies de peces”. Entre los recursos usados para capturar los animales acuáticos están los explosivos. Esta institución aseguró que los procesos migratorios de los especímenes se mantienen de forma normal por el cauce ecológico.

Bella Arroyo: "Ya no suben los peces porque ya cambió el agua. Y ya no avanzan para acá".

En tanto que el INP contestó que “actualmente desconoce” el estado de las especies que están en el embalse de la Central Hidroeléctrica Baba y las condiciones para el desove de las mismas. No se especificaron medidas para restringir el paso de quienes no habitan en la zona.

Don Germán Godoy, esposo de Bella Arroyo, recordó con nostalgia cómo eran sus madrugadas de faena bajo la luz de la luna en el cauce original del río Baba. Él salía casi a la medianoche con su esposa, como si se tratase de una cita, y se embarcaban en una canoa para pescar hasta que amaneciera. En su relato se extiende una larga lista de especies de peces que lograba capturar con su atarraya: bocachico, cachama blanca, Rratón, guanchiche, bagre, lisa, entre otras.

La pesca de la madrugada era destinada a la comida del día de la familia y para la venta. Este ingreso ayudaba a Germán a sostener su hogar. Ahora tiene que hacer ‘malabares’ para ganarse la vida, lamentó. El hombre de tez negra y de sonrisa amplia sale a diario a buscar trabajo en fincas y haciendas cercanas, donde gana entre 5 y 20 dólares. Con ese dinero compra los alimentos que hacen falta para completar el desayuno, el almuerzo y la merienda. Esta familia aún se ayuda de pequeños cultivos de plátano, maíz, yuca y otros productos agrícolas.

El agua del río Baba que es conducida a través de un corredor de diques a la casa de máquinas de la central energética. Allí el líquido mueve las turbinas de estas instalaciones. Foto: Jonathan Palma.


El esfuerzo de toda una vida bajo el agua

Peripa del Baba, La Ceiba y Corriente Grande son tres de las más de 30 comunidades que se opusieron al Proyecto Multipropósito Baba (PMB), ahora denominado Central Hidroeléctrica Baba. En estos lugares predominan habitantes de raza negra. Sus ancestros llegaron a esta zona del Ecuador hace más de 100 años, desde Colombia y Esmeraldas (provincia del norte de Ecuador), y les heredaron estas tierras que eran ricas en árboles frutales y maderables, además de cultivos de cacao, café, maíz y arroz.

Esa riqueza ya no es tangible, solo está en el imaginario de quien escucha las historias de los adultos mayores de estas comunidades, quienes relatan con impotencia cómo de la noche a la mañana su esfuerzo quedó bajo el agua.

Don Néstor Angulo, de 67 años, es uno de los habitantes de Corriente Grande que se siente “estafado” por el gobierno que impulsó la construcción de la central hidroeléctrica. Durante su relato, este hombre de caminar lento, expresó con tono de nostalgia y furia todo lo vivido en estos últimos 10 años. A pesar de sus dolencias, que dijo son las cuentas que le ha cobrado el tiempo, soportó “burlas” y “engaños” de empleados de la constructora Odebrecht y del gobierno.

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Esto lo ha vivido en su periplo para cobrar la indemnización por la expropiación de 16 hectáreas de terreno que heredó de su padre, contó a Mongabay Latam. En un avalúo preliminar, de hace más de una década, una persona que trabajaba para la firma extranjera, dijo, le indicó que iba a recibir 4100 dólares por cada hectárea.

Él aseguró tener los papeles que certifican que es el dueño de esta extensión de terreno, que ahora está bajo el agua. A este valor, sostuvo, se le debe de sumar el costo de los cultivos que estaban en crecimiento. En su caso, detalló que tenía árboles frutales y maderables.

“Con gran sacrificio que yo dejé mi juventud en ese terreno. Yo comencé a trabajar a la edad de 13 años. Estoy enfermo y no me han pagado mi dinero, pero arriba hay un dios”, susurró el adulto mayor, quien tuvo siete hijos con su esposa.

Don Germán, esposo de Bella, observa el fondo del pozo que construyó una de las empresas que estuvieron al frente de la obra energética. Habitantes de Peripa del Baba indican que solo ocupan el agua de este pozo para lavar la ropa porque es turbia y tiene mal sabor. Foto: Jonathan Palma.

Él quería pasar sus últimos años en su finca sin preocupación alguna, pero ha tenido que mudarse a la casa de un familiar en Quevedo, otro cantón de Los Ríos, para insistir en el trámite de la indemnización. En sus planes no estaba irse de su tierra, al igual que el resto de habitantes de la zona de influencia del embalse que partieron a Santo Domingo, Quito y otros sitios de la serranía en busca de mejores días.

La cifra de pobladores que salieron de este punto de la provincia de Los Ríos no está definida, aunque la dirigente social Bella Arroyo dijo que en promedio unas 50 personas migraron por comunidad, es decir, unos 1500 habitantes aproximadamente.

Uno de los pobladores que migró luego de que la central energética iniciara sus operaciones fue uno de los primos de Don Néstor y de Bella, Evaristo Cruel, quien sufrió un cuadro de depresión porque la actividad pesquera dejó de ser el oficio rentable que por décadas lo ayudó a sustentar la vida de sus familiares.

Néstor Angulo: "Yo dejé mi juventud en ese terreno. Yo comencé a trabajar a la edad de 13 años. Estoy enfermo y no me han pagado mi dinero, pero arriba hay un dios".

“Un día se botó en medio del río y ahí se estaba dejando hundir. Unos niños lo vieron y avisaron. Él estaba bien deprimido y le dio derrame. Él quería matarse porque él vivía de la pesca. Para mi familia esta obra ha sido un golpe muy fuerte”, contó Bella Arroyo. Después de este episodio, Evaristo tomó la decisión de quitarse la vida en Quevedo, en el 2014. Sus parientes desconocen las razones por las que lo hizo.

Celec informó, a través de un correo electrónico, que se han cancelado todos los valores a quienes presentaron la documentación que acredita la propiedad de los terrenos expropiados. No obstante, Mongabay Latam envió una solicitud adicional de información para conocer más detalles del caso de Néstor Angulo. Hasta el cierre de este informe la petición no ha sido atendida.

Esta corporación pública destacó en la comunicación que la obra de gran envergadura trajo consigo beneficios para las comunidades. Entre ellos se mencionaron: “proyectos de electricidad, de educación para jóvenes y adultos, de formación de brigadas médicas, emprendimientos de apicultura y piscicultura, elaboración de abonos orgánicos, elaboración de huertos familiares, mejoramiento de entorno de comunidades, adecuación de escuelas, programa de manejo y clasificación de deshechos. Además de un plan de reasentamiento de 35 familias, que incluye casa de planta alta, 1 hectárea de terreno, 1100 plantas de cacao, kit agrícola y asesoramiento técnico”.

Foto principal: Jonathan Palma

Una versión ampliada de esta historia fue publicada en Mongabay Latam. Puedes leerla aquí.

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