(Mongabay Latam / Guillermo Rico).- Colombia es tierra de páramos. Estos ecosistemas de alta montaña son estratégicos porque representan altas tasas de endemismo, prestación de servicios ecosistémicos y son considerados primordialmente como fábricas de agua. A pesar de su innegable importancia, actividades como la minería, la agricultura y la ganadería ponen en riesgo la conservación de los páramos y de las especies que en ellos habitan

Es precisamente en uno de estos páramos, ubicado en la Sierra Nevada de Santa Marta, que desde hacía más de 70 años se había dejado de reportar una hermosa pequeña ave que solo habita en Colombia, el barbudito azul. Pero apareció de repente.

Se trata de un pequeño colibrí, conocido por la ciencia como Oxypogon cyanolaemus, de un poco más de 12 cm de envergadura, una cresta blanca prominente y plumas elongadas a nivel de la garganta que le dan nombre al género de esta especie: Oxypogon deriva de las raíces griegas oxus = afilada y pogon = barba. Se alimenta de florescencias de plantas herbáceas y arbustivas propias del páramo. Se cree además que se alimenta también de algunos insectos.

El género de aves Oxypogon está confinado a hábitats de páramos y subpáramos caracterizados por una fuerte asociación con frailejones (Espeletia spp.), plantas de los Andes colombianos, venezolanos y ecuatorianos que cumplen una gran función, que es la de absorber el agua de las neblinas y conservarla. De la especie se sabe que se asocia fuertemente a los frailejones Libanothamnus occultus propios de la Sierra Nevada de Santa Marta. Los frailejones tienen una particular característica: crecen un centímetro cada año.

Esta ave tiene alrededor de 12 cm de envergadura. Foto de Oswaldo Cortés

El barbudito azul está restringido a la mayor cordillera cercana a la costa en el mundo, la Sierra Nevada de Santa Marta (con más de 5790 metros) y enfrenta graves amenazas debido principalmente a que la población que habita en la zona realiza quemas periódicas para dar paso a los pastizales para su ganado vacuno. Su área de distribución es de tan solo 2800 km2 y su población se estima entre 50 a 249 individuos, según la organización BirdLife. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) considera que esta especie endémica está En Peligro Crítico de extinción.

“No hay información sobre su actual tamaño poblacional. Sin embargo, si fuese parecido al de otras especies de Oxypogon (entre 10 y cuatro individuos por hectárea), se estima que su densidad poblacional es baja, y por el tamaño del área de páramo existente, su población sería de solo unos cientos de individuos”, explica Sergio Córdoba, investigador adjunto del Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt.

¿Pero cómo fue que una pequeña ave, que solo se distribuye en un páramo colombiano y se asocia a una planta de lento crecimiento, desapareció hace tiempo y reapareció hace un par de años?

Según Córdoba, “por mucho tiempo se consideró por parte de la UICN que si una especie no había sido registrada por más de 50 años, esta podría pensarse que estaría extinta”. Es decir, bajo estos lineamientos el barbudito azul debió haber acompañado al dodo, al tigre de Tasmania y a muchas otras especies que engrosan la lista de la extinción. “Sin embargo, en las últimas décadas se ha cambiado esta suposición, y en general se pensaría que una especie se podría considerar extinta si en repetidas búsquedas específicas por esa especie por grupos de expertos en las localidades donde se conocía, no se vuelve a registrar, luego de lo cual esta podría considerarse extinta (incluso si no han pasado 50 años)”, afirma a Mongabay Latam.

El hecho de que el barbudito azul haya desaparecido del radar de la ciencia y, por fortuna, haya vuelto a reportarse décadas después puede interpretarse como una mezcla de los efectos generados por la perturbación de su hábitat y las limitaciones de las investigaciones en campo. Por varias décadas el único reporte de la especie correspondía a la recolección de poco más de 60 individuos para colecciones museológicas.

No obstante, el destino quiso que el 4 de marzo de 2015 los conservacionistas y observadores de aves Carlos Julio Rojas y Christian Vásquez, funcionarios de la Reserva Natural de Aves El Dorado de la Fundación ProAves, mientras realizaban una investigación para documentar lo relacionado con los incendios en el páramo, lograran fotografiar al espectacular y hasta ese entonces desaparecido colibrí barbudito azul.

Teniendo en cuenta que el último individuo había sido recolectado en 1946 por el famoso explorador y ornitólogo estadounidense Melbourne Armstrong Carriker Jr. y que desde ese entonces solo se conocía la especie por colecciones de museo, la reaparición fue una excelente noticia para los ornitólogos a nivel mundial y para todos los involucrados en la conservación de su hábitat.

Para Córdoba, “una especie no es que aparezca de repente, sino que generalmente hace falta investigación en la región, al igual que desarrollo de investigación con personas que la estén buscando y publiquen y difundan sus hallazgos. También depende de la biología del organismo. Algunos tienen pocos individuos en total y pueden distribuirse en grandes áreas, por lo que se diría que tienen una densidad poblacional muy baja. Se debe tener en cuenta si las poblaciones tienen o no movimientos (se desplazan por una región pequeña o muy amplia; por ejemplo se mueven por un valle o una montaña, o se desplazan entre continentes)”.

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Portada: El barbudito azul está En Peligro Crítico de extinción según la UICN. Foto de Oswaldo Cortés

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