(Mongabay Latam / José Arcia).- La finca de David Ramos queda en la comunidad de Salodio, en la provincia de Darién, zona oriental de Panamá, y desde allí se puede observar el Parque Nacional Darién, una reserva natural declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.

Una empedrada calle de un solo carril te lleva hasta la finca de Ramos, saliendo desde Garachiné, un pueblo ubicado en las orillas del Pacífico y a donde solo se puede llegar por vía marítima o aérea. Garachiné es un pueblo de pescadores y ganaderos, y algunos de ellos tienen fincas que colindan con el área protegida.

El recorrido en auto desde Garachiné hasta Salodio tarda unos 40 minutos, un trayecto repetitivo porque en ambos lados de la carretera el paisaje es siempre el mismo: interminables extensiones de potreros. Algunos llenos de ganado, otros simplemente de “pasto mejorado” o hierba de semillas genéticamente modificadas.

Ramos, que bordea los 70 años de edad, llegó a Darién hace 30 procedente de Veraguas, en la zona central del país, donde entonces tenía cinco hectáreas de terreno y nueve hijos que mantener. Hace 30 años, el país era gobernado por la dictadura militar y, desde entonces los grandes terratenientes habían empezado a adueñarse del país, con la excepción de Darién. “Ya no había tierra para trabajar”, recuerda. En 1987 decidió marcharse hacia la provincia de Darién y hoy es dueño de 219 hectáreas y 130 reses.

David Ramos es uno de los pequeños ganaderos de la comunidad de Salodio, en Garachiné. Desde su finca se observa el Parque Nacional Darién. Foto: José Arcia.

“Yo necesitaba tierra para desarrollar la agricultura y alimentar a mis hijos porque en Veraguas, ya no había”, contó. Darién se había convertido en el lugar de destino de los pequeños productores que no encontraban en la zona central del país más espacios para el desarrollo agropecuario y, en ese proceso de colonización de tierras, Ramos empezó con 19 hectáreas. Tierras que fueron cultivadas y luego convertidas en pastos para el ganado, con el tiempo adquirió otras 100 hectáreas hasta completar las 219 que tiene actualmente, de las cuales 40 hectáreas aún son bosques. Ramos alega que, por el momento, no tiene pensado convertir esas 40 hectáreas en potrero, pero tampoco garantiza que el bosque no será talado en el futuro.

“Mi finca no afecta al parque porque está distante” dijo. Los terrenos de Ramos colindan con otras fincas que, a su vez, están dentro de la zona de amortiguamiento del área protegida.

El pequeño productor, sin embargo, reconoce que en los últimos años se ha incrementado la deforestación en la zona para la agricultura y que la ganadería, ya ingresó al Parque Nacional Darién.

Finca de la comunidad de Salodio, Garachiné, con pasto mejorado y al fondo el Parque Nacional Darién. Foto: José Arcia.

La ganadería en cifras

Darién es conocida en el país como la “provincia olvidada”. Hay poca presencia de las instituciones del Estado en la región, que es además zona fronteriza con Colombia. Esa ausencia histórica permitió el acaparamiento de zonas boscosas y su posterior devastación, y con el tiempo áreas protegidas como Canglón y Filo del Tallo —que forman parte del Corredor Biológico Mesoamericano, que también lo integra el Parque Nacional Darién— quedaron convertidas en potreros.

Ahora, el temor de los conservacionistas e, incluso, del propio Ministerio de Ambiente, se centra en el Parque Nacional Darién, en vista que la expansión ganadera ha penetrado en algunas partes del parque, como Punta de Garachiné.

Imagen aérea de Punta Garachiné que es una de las zonas del Parque Nacional de Darién afectada por la devastación para la ganadería. Foto: Líder Sucre.

La región central y occidental históricamente concentró el desarrollo más alto de la ganadería del país. Hasta el año 2000, el sector primario, que comprende la actividad agropecuaria, fue una de la más importantes en Panamá y los pequeños productores eran desplazados por los grandes terratenientes. Muchos pequeños agricultores, como David Ramos, vieron en la provincia de Darién la oportunidad de obtener tierras para el desarrollo agrícola pero también ganadero. Fue así que en las últimas décadas la provincia de Darién experimentó un vertiginoso crecimiento pecuario.

Las últimas cifras de la Contraloría General de Panamá, entidad responsable de procesar las estadísticas del país, datan de 2011. Ese año, el número de cabezas de ganado vacuno creció más del doble en la provincia de Darién, alcanzando las 184 000 reses, lo que representaba un crecimiento del 118,6 % comparado con la cifra de hace 10 años (2001), cuando existían alrededor de 84 000 animales, menos de la mitad. En otras palabras, durante ese periodo la producción de ganado vacuno en la provincia de Darién fue de 100 280 reses, es decir, registró el mayor crecimiento de la ganadería en el país, mientras que en las provincias de Los Santos y Herrera, que quedan en la zona central, disminuyó, cuando históricamente era una de las áreas con mayor producción ganadera y de hecho las personas oriundas de esa región eran conocidas como los “grandes devastadores del país”.

Una cortina de humo cerca del Parque Nacional Darién. Lo campesinos de las comunidades aledañas a la zona protegida utilizan la quema de rosa para la agricultura de subsistencia y luego convertir la tierra en potrero. Foto: José Arcia.

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Portada: Solo cuando el área boscosa es cambiada por pastos cobra valor para las instituciones financieras. Foto de José Arcia.

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