(Mongabay Latam / Eliana Garzón).- El sol comienza a salir en el horizonte y el color naranja del cielo le da la bienvenida a la mañana del 4 de abril de 2017. La Anaconda se desprende del muelle La Esmeralda (Puerto Asis), surca sigilosa las aguas del río Putumayo y da inicio a la expedición 1río 4países, que cubrió 1600 kilómetros desde Puerto Asís (Putumayo) hasta el corregimiento de Tarapacá (Amazonas), con el fin de estimar la abundancia de delfines de río.
Hace 18 días los investigadores volvieron a tierra firme y confirmaron a Mongabay Latam que se avistaron 559 delfines de río entre grises (Sotalia fluviatilis) y rosados (Inia greoffrensis geoffrensis), lo que es preocupante porque se trata de un número muy bajo en comparación a otros sectores de la cuenca del Amazonas.
Fueron 14 científicos de diferentes nacionalidades, los que a bordo de La Anaconda, una embarcación de tres niveles que pertenece a la Corporación para el Desarrollo Sostenible del Sur de la Amazonia (Corpoamazonia), recorrieron por primera vez y en su totalidad las aguas del río Putumayo, que hace parte de una de las cuencas más importantes de la región, la amazónica, y que se ubica en la frontera entre Colombia, Ecuador, Perú y Brasil.
“Este río es importante porque es una arteria de comunicación entre el interior del país y el Amazonas. Por ahí se transporta el combustible que alimenta las plantas eléctricas de Leticia y muchos municipios de la región. Además se movilizan todos los insumos para la construcción: concreto, acero, por lo que se pueden encontrar una gran cantidad de barcazas surcándolo”, resaltó Fernando Trujillo, Director Científico de la Fundación Omacha, institución que junto a WWF Colombia, Corpoamazonia y el Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas SINCHI, lideraron esta expedición.
Tan solo una hora después de zarpar, justo al salir del río Cuembí (frontera Colombia-Ecuador), fueron avistados tres delfines de la especie Sotalia fluviatilis, más conocidos como delfines grises. El primer día de la expedición terminó con 70 kilómetros recorridos y el avistamiento de siete ejemplares que fueron anotados en los registros de los investigadores.
Durante catorce días, los científicos vivieron en la embarcación y obtuvieron resultados que los dejaron “preocupados”, como señaló Trujillo, sobre las condiciones de los ecosistemas acuáticos presentes en el Putumayo. “Se realizaron 80 observaciones en donde se avistaron 559 delfines de río (entre grises y rosados Inia greoffrensis), un número bajo si lo comparamos con otra regiones en donde hemos encontrado más en menos recorrido”, explicó el director de la Fundación Omacha.
En las observaciones realizadas en el 2012 en el río Purús en Brasil, por ejemplo, encontraron en solo 800 kilómetros de recorrido 2500 delfines.
Las amenazas
Durante los días a bordo de La Anaconda, los científicos detectaron ciertos factores que amenazan los ecosistemas acuáticos presentes en esta cuenca y por lo tanto a especies claves como los delfines de río.
“En la Amazonía hay una suma de problemas que cobijan todo el ecosistema: las hidroeléctricas, las carnadas que le dan a los delfines con folidol porque los consideran una plaga, la pesca de la mota y el mercurio y la deforestación”, explicó Enrique Crespo, Coordinador Latinoamericano del grupo de Especialistas de Cetáceos de la UICN e Investigador Superior del Colegio de Investigaciones Científicas de Argentina.
En el caso de los delfines, estas especies están perdiendo hábitats alimentarios debido a la sobrepesca. Como mencionó Saulo Usma, Coordinador del Programa de Agua Dulce de WWF Colombia, “áreas donde antes se observaban (delfines) ahora es difícil encontrarlos. A eso se le suman los conflictos entre delfines y pescadores, el envenenamiento, la pesca de la mota (que es un pez carroñero)”. Fuera de Colombia, utilizan como carnada la carne de animales silvestres como delfines y caimanes para atraer a este pez.
Y añadió que “en el país la minería y la cacería son las principales amenazas y, en el caso de la cuenca amazónica, la construcción de represas fragmenta las poblaciones de delfines e interrumpe su conexión natural”.
Con respecto a la minería ilegal, Trujillo señaló que durante el recorrido se pudo evidenciar presencia de dragas que están asociadas principalmente a la explotación de oro. “Entramos a tributarios que deberían ser de aguas negras y hacia arriba encontramos aguas blancas que evidencian alta sedimentación”.
La importancia de los delfines de río
Dentro de la cultura indígena, se cree que los delfines pueden convertirse en hombres y salir del agua para cortejar a las mujeres más bellas y llevárselas al fondo del río. Pero la importancia de estas especies no solo es cultural, estos cetáceos son predadores tope comparables al jaguar, su función es controlar el aumento de algunas especies que son sus presas, por lo cual si no existieran se generaría un desequilibrio en el ecosistema.
Además, resaltó Trujillo, que lleva más de 20 años estudiando a los delfines de río, que estas poblaciones “representan un potencial económico muy interesante a través del turismo sostenible y de la observación responsable. En América Latina, se mueven más de 350 millones de dólares anuales por observación de delfines y ballenas”.
Los delfines de río son además un excelente indicador del estado de conservación de los ecosistemas acuáticos, porque se trata de “especies representativas que utilizan una gran cantidad de hábitats con una salud alta, por lo que su presencia indica que ese hábitat está sano o íntegro”, explicó Usma.
Antecedentes
1Río 4Países es la expedición número 26 que llevan a cabo WWF Colombia y Fundación Omacha en las cuencas del Amazonas (a la que pertenece el río Putumayo) y Orinoco. La primera se realizó en el 2006 bajo el nombre de “Programa de conservación de delfines de río en Suramérica”. En el caso del Putumayo, solo se pudieron recorrer 332 kilómetros entre en el 2009 y 2010, por las amenazas del conflicto armado interno, y se llegaron a avistar 70 delfines de río en el sector comprendido entre el Parque Nacional La Paya y Puerto Alegría (en el Putumayo).
Y es que una de las principales problemáticas que evitaban que los investigadores pudieran trabajar en esa zona, era el conflicto armado. Pero ahora frente a un panorama posconflicto, es posible que se pueda seguir recabando información biológica nueva para el país.
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Portada: Delfín Rosado (Innia geoffrensis geoffrensis) registrado en el río Putumayo. Foto: Fernando Trujillo/Fundación Omacha.
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