(Mongabay Latam / María Lourdes Zimmermann).-  El desastre natural que hoy marca la historia de la población amazónica de Mocoa, capital del departamento de Putumayo, enluta a Colombia tras una tragedia ambiental que hoy se sabe fue anunciada por La Corporación de Desarrollo Sostenible de la Amazonía (CORPOAMAZONIA) desde el año 2015.

Más de 60 000 personas fueron sorprendidas en la madrugada del 1 de abril por un deslizamiento de gran magnitud que arrastró grandes masas de agua, tierra y lodo, y que a su paso sepultó 17 barrios de Mocoa y llegó a desaparecer completamente del mapa a San Miguel y parte de los barrios de Laureles, San Fernando y el Progreso, según lo informaron las autoridades del departamento. La geografía, los suelos y la alta pendiente, además de las quebradas cercanas, potenciaron la tragedia en una ciudad ubicada en la falda de una montaña, por la cual discurrieron a altas velocidades las aguas de los ríos Mocoa, Sangoyaco y el Mulato luego de desbordarse.


Toma aérea de los efectos del deslizamiento en el sector de Independencia. Mocoa. Foto: Corpoamazonía.

La cifra de personas fallecidas, de acuerdo con el último reporte emitido por la Unidad Nacional de Gestión de Riesgo y Desastres (SNGRD,) asciende a 254 víctimas fatales (43 de ellas niños), mientras que el número de heridos se mantiene en 203 personas que son atendidas en centros hospitalarios.

La tragedia puso en evidencia algo que ya se sabía: la crítica situación ambiental del Putumayo y su capital. Hoy más de 1300 operarios del SNGRD conformado por personal del Ejército, la Policía, la Fuerza Aérea y Armada, Defensa Civil, Bomberos y la Cruz Roja atienden la emergencia. Además, el gobierno ha desplazado a la zona 10 helicópteros, seis aviones, siete botes y 63 vehículos para apoyar al personal especializado en las labores de rescate.

Una tragedia anunciada

Corpoamazonía y la Gobernación de Putumayo realizaron estudios de modelamiento en el 2015 para evaluar precisamente las amenazas de inundaciones en la zona. Se obtuvieron datos técnicos que confirmaban que fenómenos naturales de grandes proporciones, como el ocurrido el pasado primero de abril, podían suceder, según lo informó el director de la entidad ambiental Luís Alexander Mejía Bustos.

Además, en una entrevista concedida a Semana Sostenible, Mejía señaló que en un taller que hicieron con el Servicio Geológico Colombiano advirtieron que desastres como el reciente podían llegar “por el uso inadecuado de los suelos”. Además, en el mismo evento, adelantaron que varios municipios amazónicos como Mocoa “no habían actualizado su Plan de Ordenamiento territorial(POT)”.

Al estudio de Corpoamazonía y la Gobernación de Putumayo se suman varios reportes emitidos por el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM) el mismo día de la tragedia, en comunicados enviados a todas las autoridades del país y una alerta por fuertes lluvias y posibles deslizamientos para el departamento de Putumayo, según le contó a Mongabay Latam Omar Franco, director general del IDEAM, además de los anuncios hechos al gobierno central por José Castro, alcalde del municipio de Mocoa.

Puntos de deslizamiento ubicados en la parte media y alta de la microcuenca Taruca. Foto: Corpoamazonía.

El 31 de marzo, en el comunicado enviado a todo el Sistema Nacional Ambiental del país y al Sistema Nacional del Riesgo y Desastres, se informó que el 30 de marzo había sido el segundo día más lluvioso del mes y que se preveían fuertes lluvias para el piedemonte amazónico y las altas pendientes del departamento de Putumayo.

La noche antes del desastre, según el IDEAM, cayeron 129,3 milímetros de lluvia en el municipio de Mocoa, el equivalente al volumen de agua que caería en condiciones normales a lo largo de 10 días en esta zona del piedemonte amazónico.

Omar Franco explicó que la concentración de lluvia fue tan intensa en esas horas de la noche, que fue lo que potenció la tragedia y aumentó la magnitud del desastre.

Según el Director de IDEAM, en los últimos 25 años se registraron precipitaciones incluso superiores a ese nivel, pero la diferencia es que ese volumen de lluvias se distribuyó a lo largo de 24 horas. En Mocoa, se presentaron en un lapso de tres horas.

La crónica de un desastre anunciado, según Iván Darío Melo, funcionario de Corpoamazonía, comenzó a las diez de la noche con una fuerte lluvia, “horas más tarde estaba hablando con una amiga por redes sociales y lo último que me dijo fue: ‘la quebrada está rugiendo’ ”. Su nombre está ahora en la lista de las decenas de desaparecidos que ha dejado la avalancha.

Y aunque el Gobierno Nacional desmintió la posibilidad de que ocurra un nuevo deslizamiento en Mocoa, a través de un comunicado de prensa emitido por la UNGRD, Corpoamazonía no piensa lo mismo, tomando en cuenta que las labores de limpieza de los cauces serán muy difíciles —por la caída de grandes rocas y árboles— lo que puede generar nuevas obstrucciones en las quebradas y ríos, y por lo tanto desbordes. Por esta razón, para los expertos de la institución sigue vigente la alerta sobre los ríos Mulato y Sangoyaco, y las quebradas de Taruca, Conejo y Almorzadero, que fueron los que provocaron el desastre en Mocoa.

Vista panorámica de los sectores de San Miguel (Penitenciaria de Mocoa) y San Antonio (Subestación eléctrica Junín). Foto: Corpoamazonía.

Para Luís Alexander Mejía Bustos, director de Corpoamazonía, la alarma sigue en rojo, según lo precisó en una entrevista concedida a Semana Sostenible. Según el funcionario, un sobrevuelo demostró que las vertientes de las quebradas están fracturadas, hay socavamiento de los ríos y mucho material sobre los cauces y lechos.

“De hecho hay tantos sedimentos acumulados, que si se volvieran a presentar lluvias como las de la madrugada del sábado, una réplica de la tragedia ocurriría de nuevo. Los ríos aún están buscando su nivel de base y eso demorará un tiempo considerable”, afirmó Mejía.

Los expertos coinciden en que el peligro continúa. Las alertas tempranas emitidas en los boletines diarios del IDEAM recomiendan mantenerse en alerta máxima o roja, porque se seguirán registrando lluvias, altos volúmenes de precipitaciones que caerán en las cuencas altas de los ríos del Putumayo y en el piedemonte amazónico. El IDEAM también ha emitido una alerta naranja, que implica estar atentos ante posibles amenazas por deslizamientos en toda la región amazónica.

Un nuevo fenómeno producto de las intensas lluvias es algo que no se puede evitar, le dijo Omar Franco a Mongabay Latam, “lo que hace que esas lluvias tengan impacto es la vulnerabilidad de la población, de la cobertura vegetal y la falta de monitoreo de esas fuentes”. Por lo que hay que tener un control de esas variables, además de empezar a trabajar en conceptos más profundos como el ordenamiento territorial, para que desastres como este no vuelvan a presentarse, aseguró Franco.

Lee aquí el reportaje completo

Portada: Troncos, rocas y lodo arrastrados por la avenida torrencial en el sector San Miguel. Foto de Corpoamazonía.

Más artículos de Mongabay Latam:

Ecuador: descubren cuatro nuevas especies de ranas en el Parque Nacional Sangay

Tiburones y rayas enfrentan nuevos peligros en aguas venezolanas

Emergencia en Piura: balance de un mes trágico en el norte del Perú