(Mongabay Latam / Isabel Riofrio).- José Delgado sabe que la minería ilegal no ha dejado de operar en la parroquia de Alto Tambo, cantón San Lorenzo, de donde es originario. Esto a pesar de los esfuerzos que ha puesto en marcha junto a la Asociación El Dorado, de la cual es parte desde el 2011, con el apoyo de otros 22 socios mineros regularizados. A pesar de haber hecho denuncias y solicitudes a las autoridades, Delgado explica frustrado que no han podido encontrar a la persona que los pueda ayudar. “La minería ilegal no ha dejado de operar”, reitera.

Las comunidades de los cantones de San Lorenzo y Eloy Alfaro, ubicados al norte de la provincia de Esmeraldas, en Ecuador, viven de su relación con los ríos y esteros de la zona. Este vínculo les ha permitido utilizar los cauces hídricos como una de las fuentes principales de agua para sus actividades caseras diarias, para su alimentación, como transporte y como lugar de intercambio social.

Fueron las mujeres de la comunidad quienes cambiaron el dinamismo social de esta área a través de la minería, una actividad tradicional y ancestral de los afrodescendientes, llevada a cabo en especial en Playa del Oro. Al inicio esta actividad se realizaba de manera artesanal con la utilización de bateas para recolectar las pepas de oro.

Como parte del Corredor del Chocó, San Lorenzo y Eloy Alfaro componen uno de los 34 puntos calientes de biodiversidad del planeta, por la inmensa riqueza animal y vegetal que concentra y que se encuentra bajo amenaza. Estos dos cantones reúnen el 40 % de la totalidad de bosques presentes en Esmeraldas, muchos compuestos de árboles de Sande Chalviande y Moral. Las áreas naturales son protegidas por las nacionalidades indígenas de la zona, como los Chachi Awa y los Afrodescendientes, entre otros. En cuanto a la fauna, la zona es densa en anfibios, especialmente en micro invertebrados.

Sin embargo, “San Lorenzo es uno de los cantones, en conjunto con el cantón Eloy Alfaro, donde se presenta alta conflictividad de extracción de metales, principalmente oro”, explica Christian Terán, experto ambiental con 18 años de experiencia en la zona.

Ríos de mercurio

Es entre el año 2009 y 2011 que las actividades de minería ilegal se vuelven más mecanizadas e industrializadas por el crecimiento del valor del oro en los mercados internacionales. “La minería ilegal es hasta más rentable que el mismo narcotráfico”, asegura Terán, citando un estudio de caso realizado en Perú y Colombia. Según el Reporte de Minería publicado por el Banco Central del Ecuador, en 2015 las exportaciones de oro alcanzaron los 20 801 kilogramos, y en 2014 llegaron a un pico de 28 573 kilogramos, lo que representó alrededor de 1000 millones de dólares.

Sin embargo el reporte especifica que las exportaciones registradas superan también la producción legal localizada en el país, “aspecto que se explicaría principalmente por la ilegalidad e informalidad de la pequeña minería y artesanal, así como por los altos niveles de contrabando”, se aclara en el informe.

Para Terán, las actividades de minería ilegal han dejado un gran impacto medioambiental en el norte de la provincia de Esmeraldas, en especial por la alta y acelerada contaminación de las fuentes hídricas a causa del uso de mercurio en el proceso de extracción. Esto a pesar de que el Ecuador firmó el Convenio de Minamata sobre el Mercurio en Octubre del 2013, acción gestionada por la entonces Ministra del Ambiente Lorena Tapia, en el que el país se comprometió a reducir y encaminarse a erradicar el uso del mercurio en las actividades mineras, para proteger la salud de las comunidades y la integridad del medio ambiente.


Minería ilegal y pasivos ambientales en la zona de San Lorenzo, parroquia de Carondelet y Alto Tambo, al norte de la provincia de Esmeraldas. Foto: Christian Terán.

Según información publicada por el Mercury Convention, se estima que existen alrededor de 500 000 mineros artesanales en una docena de países latinoamericanos —Ecuador, Bolivia, Brasil, Perú, Guyana, Colombia, Guyana Francesa, Surinam y Venezuela, entre otros— y es de donde proviene la mayor fuente de uso, emisión y liberación de mercurio de la región. En 2010 estas emisiones de mercurio alcanzaron las 208 toneladas de un total de 727 a nivel mundial. Es decir, el 29 % del mercurio liberado a la atmósfera por actividades de extracción de oro vino de estos países de la región.

En la zona norte de Esmeraldas son alrededor de 15 ríos y esteros los que han sido contaminados a lo largo de los años por la minería ilegal. Entre ellos están el río Cachaví, Negro, Bogotá, Tabalera, Cuchiví, Santiago, Cayapas, estero Saladero, Achayacu, Zapallo, La Herradura y Estero María, asegura Terán. La contaminación se extiende ya a “toda la red hídrica que tenemos en la zona (de San Lorenzo)”, explica Terán.

Sin embargo, la minería ilegal ha afectado a la comunidad más allá del medio ambiente. En la parte social, esta actividad también tiene vinculaciones con temas de narcotráfico, lavado de dinero y ha atentado contra los derechos humanos de la comunidad, especialmente en cuanto al trabajo de mujeres embarazadas y niños expuestos a altas cantidades de mercurio, asegura Terán.

A pesar que la Ley de Minería regula y controla este aspecto, el uso de metales pesados durante el proceso de extracción ha tenido como consecuencia el diagnóstico de graves problemas de salud como cáncer de estómago, enfermedades de la piel, despigmentaciones y malformaciones genéticas. “En ese sentido hay gente en la zona local que sí está interesada en hacer una minería legal y ha habido un acercamiento para legalizar la actividad”, asegura Terán.

La remediación ambiental puede tardar alrededor de 10 años. Foto: Christian Terán.

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Portada: Retroexcavadora decomisada a mineros ilegales en el norte de la provincia de Esmeraldas. Foto de Christian Terán.

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