(Mongabay Latam / Alexa Vélez Zuazo).- El delfín de río aguarda en la fila de especies que no han sido estudiadas lo suficiente por la ciencia. Basta buscar en la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) para confirmar que el estado de conservación del delfín rosado (Inia geoffrensis) o del delfín gris (Sotalia fluviatilis) se resume en dos palabras: Data Deficiente. Sin embargo, hay algunos esfuerzos recientes que han identificado que estas especies, como las del mar, están amenazadas por la pesca incidental o porque su carne es utilizada como carnada o porque se utilizan algunas de las partes del animal como amuleto.


Individuo de Inia geoffrensis registrado en Loreto. Foto: Cedric
Gilleman.

Elizabeth Campbell y Joanna Alfaro, dos biólogas de la institución Prodelphinus, empezaron a estudiar a estas especies en Perú en el año 2010. Su trabajo de campo se situó inicialmente en Pucallpa, en la región de Ucayali —hoy han ampliado sus estudios a algunas localidades de Loreto y este año ingresarán al Marañón—, donde continúan sus investigaciones para generar información sobre la vida, costumbres y poblaciones del delfín rosado y el gris. El trabajo científico corre paralelo con una labor de educación ambiental que busca disminuir las muertes de estos cetáceos por causas humanas.

En el 2015 realizaron 250 entrevistas a pescadores, en 12 puntos de desembarque en los departamentos de Loreto y Ucayali, para indagar sobre su rutina de trabajo y obtuvieron un dato importante: “más del 70 % reportó haber tenido por lo menos un incidente de enredo de redes con delfines de río”, explicó Campbell.

Pescadores en plena faena en la laguna de Yarinacocha, Pucallpa. Foto: Cedric Gilleman.

En las conclusiones de esta investigación realizada con el fin de evaluar las amenazas y conocer las áreas prioritarias para el estudio y conservación de estas especies, se precisó que “la captura incidental de delfines de río es mayor en Loreto que en Ucayali, específicamente en localidades alejadas de la capital, tales como Bagazán, Requena y Caballococha. En estas localidades se reportó un mayor número de individuos capturados por año en comparación con cualquier otra zona muestreada (hasta 3 animales por año por entrevistado)”.

Campbell describió además algunas de las respuestas que le dieron los pescadores. “Nos comentaban que el delfín entraba en la red y malograba su pescado. Curiosamente nos reportaron que los delfines rosados son agresivos contra sus embarcaciones”, contó la experta y agregó que incluso “tratan de voltear los botes, golpean la embarcación o las siguen en su camino. La mayoría reportó que cuando se enredan suelen encontrarlos muertos. Es ahí donde ellos o deciden venderlo o usarlo como carnada”.

Agrupación de Sotalia fluviatilis registradas en Loreto. Foto: Prodelphinus.

Los estudios de Alfaro y Campbell, así como de otros expertos que estudian estas especies en la Amazonía, las han llevado a establecer que las amenazas son más significativas para el delfín rosado que para el gris. El Inia geoffrensis “es preferido como carnada”, sobre todo para la pesca del bagre o mota en Requena, Caballococha y Bagazan en Loreto; así como en Calleria en Ucayali. Pero también es demandada esta especie como “símbolo de éxito reproductivo y profesional en la selva”, explicó Campbell.

Además, como lo confirmaron en las entrevistas los pescadores, el “uso tradicional más frecuente es el de las muelas como amuleto de éxito profesional y los genitales, del sexo de la persona que quieren atraer, como amuleto de vida amorosa. Los genitales los venden como aceite o enteros”, apuntó.

Lee aquí el reportaje completo.

[Foto de portada: Cedric Gilleman]

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