(Mongabay Latam / Eduardo Franco Berton (RAI)).- Es una calurosa y húmeda mañana de verano, el termómetro marca los 41°C. Llevamos caminando más de dos horas por un sendero de siete kilómetros dentro del área de San Miguelito, una estancia ganadera de 3300 hectáreas ubicada en el municipio de Cuatro Cañadas, en el Departamento de Santa Cruz. Avanzamos por la denominada “Ruta del Jaguar” siguiendo una señal de GPS que nos debe llevar hasta la ubicación de una cámara trampa instalada en un árbol en algún lugar de este denso bosque. Ronald Céspedes, guía del área, va delante de nosotros cortando con su afilado machete la maleza y los gajos que asoman a un costado del camino. De repente, se queda inmóvil mirando hacia el suelo mientras apunta su machete en la misma dirección.
“¡Una huella de jaguar! Estas huellas están aún frescas. Este jaguar es grandote y debe haber pasado por aquí hace apenas unos 30 minutos”.

Huella fresca de jaguar en uno de los senderos del área. Foto: Eduardo Franco Berton.
Mientras tomamos fotografías caemos en cuenta que son en realidad decenas de huellas frescas sobre el barro húmedo que siguen el mismo sendero que venimos recorriendo. Continuamos el camino siguiendo el rastro del gran felino. Luego de varios minutos el GPS nos indica que hemos llegado a nuestro destino. Duston Larsen, uno de los responsables del proyecto se aproxima cuidadosamente hacia la cámara y le extrae la memoria. Luego revisa su contenido y dice con emoción: “¡Tenemos el primer registro de jaguar de 2017. ¡Hoy es un buen día para San Miguelito!”.
La cámara nos muestra el retrato de un formidable jaguar fotografiado hace apenas una hora, transitando con total tranquilidad. Y no puede ser de otra manera, ya que nos encontramos en su territorio. Así transcurre un día más en la “Ruta del Jaguar”, el proyecto de ecoturismo que se desarrolla en la estancia ganadera de conservación San Miguelito.

Un jaguar macho tiene un territorio entre 50 a > 150 km2 en donde deja signos olorosos o visibles, como orina, heces y rasguños en el suelo y troncos. Estos llegan a pesar entre 80-150 kg. Foto de cámara trampa: Duston Larsen / San Miguelito.

Duston Larsen activa una de las 20 cámaras trampa que hay en el área. Foto: Eduardo Franco Berton.
Según Anai Holzmann, coordinadora del proyecto, San Miguelito es una estancia de 3300 hectáreas que ha sido tomada como modelo para el proyecto la Ruta del Jaguar, cuyo objetivo principal, es reducir la caza de grandes felinos en una de las zonas de mayor expansión agropecuaria del país. El ecoturismo iniciado con el apoyo de la organización Nick´s Adventures Bolivia, basado en el Jaguar (Panthera onca), conocido comúnmente como tigre en Bolivia, está ayudando, según los expertos, a promover estrategias que frenan la depredación y que utilizan la compensación económica como un mecanismo para contrarrestar la pérdida de ganado causada por ataques de jaguar.
El proyecto cuenta con el apoyo de varias instituciones estatales y privadas que buscan poner en valor esta especie y conservarla, primero educando e informando a los ganaderos de la zona sobre las medidas de mitigación y prevención existentes entre el conflicto jaguar – ganadero, y demostrando como un problema existente en la región puede convertirse en una oportunidad utilizando la imagen y presencia de esta especie emblemática.
En investigaciones realizadas por la Wildlife Conservation Society (WCS) y el Museo de Historia Natural Noel Kempff Mercado se ha determinado al área como un baluarte de conservación para América Latina. Un reporte del año 2007 elaborado por los biólogos Rosario Arispe, Damián Rumiz y Andrew Noss confirma la existencia de seis diferentes especies de felinos de las nueve que han sido documentadas en el país: el jaguar (Panthera onca), el puma (Puma concolor), el ocelote (Leopardus pardalis), el margay (Leopardus wiedii), el gato de Geoffroy (Leopardus geoffroyi) y el gato gris (Puma yaguarondi).
El área cuenta con diversos miradores naturales y 15 kilómetros de senderos ecológicos, en donde se encuentran instaladas alrededor de 20 cámaras trampas, que han permitido registrar la continua presencia de unos 10 jaguares adultos, algunas crías y varios otros felinos. Pero también estas cámaras permiten llevar un registro de la abundante y diversa fauna silvestre que allí habita, y que según los estudios anteriores llegarían a 99 especies de mamíferos incluidos 40 de tamaño mediano y grande, según datos de la WCS y del Museo de Historia Natural NKM. La existencia de esta alta biodiversidad se ha visto favorecida por la confluencia de dos provincias biogeográficas en el área, el Cerrado (que recibe cierta influencia amazónica) y el Chaco Boreal.
Los beneficios de la conservación
El GPS nos indica que estamos a 1,7 kilómetros de la próxima cámara trampa. En el camino vislumbramos un grupo de chanchos troperos (Tayassu pecari) en medio del monte. Son como 30, intentamos aproximarnos un poco pero los machos se tornan agresivos y el chasquido de sus colmillos nos obliga a retroceder. Es una advertencia para que guardemos distancia. Las crías se percatan de nuestra presencia y comienzan a chillar desatando el caos en la manada. Los chanchos huyen en estampida produciendo intensas vibraciones en el suelo.
“Debemos tener cuidado. He escuchado historias de troperos que han perseguido y atacado a personas. Es un animal bien temido en el campo”, nos alerta Ronald Céspedes.
Duston Larsen me explica que San Miguelito tiene una estricta política de conservación y que la cacería de animales silvestres (algo muy frecuente en otras zonas de la región) está prohibida en el área desde el año 1986. “Los dueños de la estancia tienen un acuerdo con sus trabajadores, cada mes les regalan carne de ganado. A cambio, ellos tienen el firme compromiso de no cazar ningún animal salvaje”.

Un Oso Melero (Tamandua tetradactyla) trepa un árbol en San Miguelito. Estos animales son principalmente nocturnos pero ocasionalmente activos en el día. Foto: Eduardo Franco Berton.
Lee aquí el reportaje completo
[Portada: Según CITES, el área de distribución original del jaguar sufrió una disminución del 46 % de acuerdo a la evaluación global del 2002 y la gran pérdida de sus poblaciones, hábitat y presas. Foto de cámara trampa: Duston Larsen / San Miguelito.]
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