(Mongabay Latam / Isabel Riofrio).- Juan Manuel Carrión aún recuerda que hace 30 años fue uno de los primeros en señalar que el tráfico de fauna silvestre se convertiría en una gran amenaza para la biodiversidad. “Venía un extranjero y capacitaba en algunas técnicas a campesinos locales”, explica el biólogo y Director de la Fundación Zoológica. “Les facilitaban unas redes de neblina y los locales tenían la misión de capturar vida silvestre”. En ese momento, los gallos de peña eran las principales víctimas.

Para que uno de estos gallos sobreviva al cautiverio forzado, veinte tenían que morir en el camino. “Esto fue advertido y denunciado”, precisa Carrión, aunque también señala que esta situación ha cambiado por el aumento de controles y, sobre todo, porque muchas comunidades han tomado conciencia del impacto que genera en su propio entorno el tráfico de especies silvestres. 

A pesar de esto, la Unidad de Vida Silvestre del Ministerio del Ambiente reportó la incautación de casi 8000 especies por tráfico ilegal, entre 2003 y 2013. Además, las cifras recientes, aunque es un reporte preliminar, dejan entrever que se trata de un problema que sigue vigente: en el 2014 se decomisaron 1684 especímenes y en el 2015 alrededor de 222. El reporte considera anfibios, aves, mamíferos, peces y reptiles.

La modalidad 

Una vez removidas de su hábitat, las especies pueden ser traficadas vivas, sin embargo, en muchas ocasiones, solo ciertas partes son comercializadas, especialmente los huevos de tortugas charapas, cabezas, cuernos, garras y colmillos que luego son vendidos como adornos. “La dinámica del tráfico depende de muchas variantes, pero la principal es la demanda”, explica Karen Noboa, funcionaria de la Unidad de Vida Silvestre de la Agencia Nacional de Biodiversidad del Ministerio del Ambiente.

Los pedidos y exigencias de este mercado ilegal pueden a veces desafiar la imaginación de los expertos. “Hemos tenido casos de personas del Oriente (del Ecuador), como tienen ciertas costumbres alimenticias, quieren ciertas partes de animales que están en peligro de extinción, como una vesícula biliar”, cuenta Noboa.

Animales silvestres rescatados por la Unidad de Vida Silvestre del Ministerio del Ambiente. Las tortugas charapas y sus huevos están entre los más cotizados en el mercado ilegal. Foto: Cortesía del Ministerio del Ambiente de Ecuador.

Además de especímenes vivos y elementos constitutivos de los animales, la Unidad de Vida Silvestre también ha detectado el tráfico de muestras biológicas, por ejemplo, tejidos que son enviados al extranjero ser incluidos dentro de algunas colecciones científicas. “Es para acceso a recursos genéticos”, dice Noboa. “Eso es un poco más complicado porque recién lo estamos detectando como un delito”.  

Un negocio lucrativo

Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), el tráfico de vida silvestre genera ingresos que oscilan entre los 7000 y 23 000 millones de dólares por año, lo cual lo convierte en la cuarta actividad ilícita con mayor influencia a nivel mundial, después del negocio ilegal de las drogas, las armas y la trata de personas.

Los traficantes regionales e internacionales que operan en el Ecuador han logrado establecer una red de personas, llamadas extractores, que conocen muy bien el método de caza, la ubicación de los animales y el tipo de trampas que se deben utilizar para sacarlos de su hábitat natural. “Los extractores son los que menos reciben dentro de esta cadena grande”, explica Noboa. “Cuando (la especie) llega a su destino internacional, el precio es veinte o diez veces mayor del que recibió la persona que lo mató o simplemente lo extrajo”.

Mono Machín (cebús albifrons aequatorialis ) rescatado por la Unidad de Vida Silvestre del Ministerio del Ambiente. Foto: Cortesía del Ministerio del Ambiente de Ecuador.

A pesar de esto, los extractores son piezas clave dentro del tráfico de vida silvestre, porque sin ellos los intermediarios o comerciantes grandes no podrían acceder al hábitat de los animales.

Tanto Noboa como Carrión coinciden en que esta actividad ilegal tiene la misma estructura que el tráfico de drogas o de alguna manera, se relaciona con ella. En efecto, hace unos años Carrión y su equipo de la Fundación Zoológica recibieron un decomiso de 100 pericos del Pacífico que fueron hallados por la Policía durante un operativo antidrogas. Las aves, comunes en el ecosistema subtropical del Ecuador, fueron luego liberadas en la Reserva Ecológica Lalo Loor, ubicada en la provincia de Manabí, en la costa ecuatoriana.

Sin embargo, esta no es la única manera en la que los traficantes camuflan a las especies en cautiverio. Muchas veces, los animales son escondidos dentro de tubos PVC, especialmente los loros o pericos pequeños, y los insectos también. Otra opción es llevarlos ocultos debajo de la ropa. “Los anfibios son muy fáciles de transportar. Hay unos que son muy pequeños y simplemente los llevan en fundas”, explica Noboa.

Pericos del pacífico incautados. Foto: Cortesía del Instituto Nacional de Biodiversidad.

En ocasiones, la Unidad de vida Silvestre ha tenido decomisos de lepidópteros, mariposas y colibríes que son importantes para las colecciones científicas en otros países. 

En el caso de las aves, son los pericos y guacamayos las especies más traficadas, así como las tortugas charapas, sus huevos y las boas también. En cuanto a los mamíferos, los primates son muchas veces tomados como mascotas. La mayoría de animales destinados al tráfico provienen de la Amazonía, específicamente de Orellana, Napo y Sucumbíos, aunque también se ha detectado actividad en Esmeraldas y, en menos magnitud, en la zona subtropical de Imbabura.

A pesar de que internamente se ha incrementando el control del tráfico de vida silvestre, Noboa explica que la dificultad viene cuando los traficantes llegan a las zonas fronterizas, especialmente aquella con Perú, ya que ahí es poco regularizada la venta de animales vivos en la calle. “Lo que no pasa acá en Ecuador”, asegura Noboa. Esto, sobre todo, desde que se incluyó el artículo 247 en el Código Orgánico Integral Penal (COIP) que permite sancionar estas actividades ilegales.

Lee aquí el artículo completo

[Portada: Animales silvestres rescatados por la Unidad de Vida Silvestre del Ministerio del Ambiente. Foto: Cortesía del Ministerio del Ambiente de Ecuador. ]

Más artículos de Mongabay Latam

Perú: La larga lucha por la titulación de tierras indígenas en Loreto

Cómo les envenenaron la vida: metales pesados amenazan la salud de la población de Puchuncaví-Quintero de Chile

Yasuní: cronología de una batalla perdida