[Mongabay Latam / Eduardo Franco Berton (RAI)].-  Me encuentro sobrevolando el Parque Nacional Madidi en una avioneta Cessna 172. Desde el aire, la frase “océano verde” que utilizan algunos científicos para describir a la Amazonía cobra sentido. Detrás del lente de mi Nikon, el imponente Río Tuichi se abre paso a través de la selva como una culebra que huye apresurada. Mientras lo observo recuerdo el libro “El Retorno del Tuichi” que narra la increíble historia de supervivencia de Yossi Ghinsberg, israelita que estuvo 21 días perdido en esta región del Madidi.

En apenas minutos, el joven piloto que nos transporta, Henry Ruíz, hace señas para dirigir nuestra mirada hacia un panorama totalmente distinto que se avecina por el extremo izquierdo de la aeronave. A tan solo 12 kilómetros del Parque Madidi, se observan miles de hectáreas de la Amazonía boliviana que han sido arrasadas y reemplazadas por extensas plantaciones de caña de azúcar de la Empresa Azucarera San Buenaventura (EASBA), el nuevo y millonario proyecto que, según el gobierno, beneficiará a la economía boliviana.

Los datos recientes de la organización Global Forest Watch muestran que alrededor de 1300 hectáreas (13 km2) fueron deforestadas cerca de la planta de procesamiento del Ingenio Azucarero de San Buenaventura entre los años 2011 y 2014, y otras 600 hectáreas se han visto afectadas entre julio y septiembre de 2016, según la información registrada por Planet Labs. Desde el aire, las imágenes del desbosque son inquietantes, esto está ocurriendo a tan solo 12 kilómetros de una de las áreas protegidas más biodiversas del mundo: el Parque Madidi.


Imagery by Planet Labs showing recent deforestation of a new area targeted for sugarcane production.

El 15 de septiembre del año 2010, mediante el Decreto Supremo N° 637 se creó la Empresa Azucarera San Buenaventura (EASBA), ubicada en el municipio de San Buenaventura al norte del departamento de La Paz. Para llevar a cabo esta monumental obra, ejecutada por la empresa china Camce Union Engeneering (CAMC), el Estado tuvo que invertir 263 millones de dólares. La meta, según el gobierno boliviano, es producir y comercializar caña de azúcar y sus derivados, incentivando así la producción nacional con una visión de respeto hacia la Madre Tierra.

El 29 de octubre de 2015, el mismo presidente Evo Morales y el vicepresidente Álvaro García Linera inauguraron la primera zafra de prueba de este Ingenio, el cual hoy se encuentra procesando su primera cosecha comercial. Para la zafra de 2016 se prevé procesar 78 000 toneladas de caña, cantidad que permitirá producir 140 000 quintales de azúcar blanco y un millón de litros de alcohol. Para alcanzar este objetivo se han sembrado 1300 hectáreas de caña de azúcar, es decir, el equivalente a 2500 campos de fútbol, sin contar la construcción de 290 km de caminos para facilitar el traslado del producto.

Según Ramiro Lizondo, gerente general del Ingenio, se espera que para el año 2023, la planta cuente con las 11 700 hectáreas que necesita para abastecer completamente este complejo industrial y producir así 1.2 millones de quintales de azúcar.

Cómo abastecer a un Ingenio azucarero gigante

Felipe Brígido es el dirigente de la Federación de Campesinos del municipio de Rurrenabaque (FECAR), una federación que aglutina a 74 comunidades conformadas cada una de ellas por 20 a 40 familias. Cada unidad familiar tiene en su poder un promedio de 25 a 50 hectáreas. A estos campesinos se los conoce como “interculturales”, porque son en su mayoría migrantes del occidente andino de Bolivia, de lugares como Potosí, Oruro y La Paz.

“Si no nos dejan chaquear y desmontar el bosque entonces el Ingenio es un elefante blanco en media Amazonía”, me dice Felipe Brígido, mientras me explica que si en los municipios de Rurrenabaque, San Buenaventura e Ixiamas no se siembra caña, no se podrá abastecer la capacidad que tiene el Ingenio.

El Plan de uso de suelo (Plus) es un instrumento técnico reconocido por la normativa boliviana que regula la capacidad de uso mayor del suelo. Esta herramienta es vista hoy como un impedimento para los productores interculturales de la Fecar. El Plan de uso de suelo del departamento del Beni establece que el 60 % del territorio del municipio de Rurrenabaque está ocupado por la Reserva de la Biósfera Pilón Lajas, un 5 % por ríos y humedales, y el 35 % restante por zonas de bosque con distintos tipos de vegetación (principalmente piedemonte). Esta última porción es la que quiere ser transformada en área productiva por las comunidades que integran la Fecar.

Imágenes obtenidas en un sobrevuelo que muestran la deforestación del Bosque de piedemonte en el municipio de San Buenaventura. Foto: Eduardo Franco Berton.

Para ello, me comenta Brígido, están realizando gestiones ante los senadores y diputados de la Asamblea Legislativa Plurinacional, con la finalidad de realizar modificaciones al Plus del Beni y destinar ese 35 % del territorio a la producción agrícola. “No a todos los campesinos nos gusta la misma producción, algunos tienen ganado ─80, 90 o 100 vacas, algunos hasta 200─ otros siembran plátano, sandía, zapallo y arroz, y otros están sembrando caña de azúcar y han conformado la Asociación de Cañeros. Somos pequeños productores, por eso queremos producir en el resto del territorio”, comenta.

Germán Patzi es el dirigente de la Asociación de cañeros de Rurrenabaque, una organización recientemente conformada que cuenta con 40 afiliados, que poseen entre cinco y seis hectáreas por familia, y que están sembrando semilleros de caña de azúcar. Este productor señala que deben esperar nueve meses, después de la siembra de la caña, para poder cosechar. Según Patzi, el cultivo de caña absorbe la mayoría de nutrientes del suelo y por eso en cinco años es necesario rotar de cultivos y habilitar nuevas tierras.

“En el municipio de San Buenaventura, algunos productores tienen entre 10 y 50 hectáreas de caña de azúcar ya cultivadas. EASBA les ha prestado las máquinas para la siembra”, comenta Patzi. “Yo creo que en el Ingenio va a faltar caña, no tienen mucha producción”, sostiene. Este poblador cuenta que EASBA tiene incluso el interés de prestarles a los campesinos las máquinas para arar sus cultivos y otorgarles créditos de hasta 3 mil dólares por hectárea para la producción de caña de azúcar.


Imágenes obtenidas en un sobrevuelo que muestran la deforestación reciente en el municipio de San Buenaventura. Foto: Eduardo Franco Berton.

Los impactos de la deforestación

Para Dalia Flower, concejal de la Alcaldía de San Buenaventura, el Ingenio está ocasionando un cambio radical del bosque virgen, está atropellando los derechos del pueblo indígena Tacana, y está incentivando a que varias comunidades deforesten para producir caña de azúcar. “Las maquinarias están pisando las petas, los huasos y los chanchos de tropa (tortugas, venados y chanchos salvajes). He visto monos con sus crías afectadas. Se ha contaminado arroyos y comunidades. Es una impotencia como personas que no podemos hacer nada. Nosotros como Alcaldía no podemos hacer nada”, comenta con tono de preocupación Flower.

Pero Hipólito Vidaurre, otro de los concejales, opina diferente a su colega, él sonríe y me dice que los impactos dependen de cómo uno los vea, y me explica que la mayor deforestación en San Buenaventura ha ocurrido en el año 1996, y que es sobre esos barbechos que han quedado donde hoy se siembra la caña de azúcar.

Sin embargo, desde el aire el panorama es muy diferente, no se perciben los barbechos que menciona Vidaurre, simplemente se observan miles de hectáreas de bosque amazónico arrasadas por completo. La deforestación se ve en varios parches alrededor del Ingenio Azucarero, no muy distantes unos de otros, en algunos casos se pueden ver colinas de humo del chaqueo saliendo de la tierra arada. Otros parches ya están cultivados y albergan las plantaciones de caña de azúcar. En esta región del municipio de San Buenaventura el “océano verde” comienza a verse como un tablero de ajedrez.


Imágenes del Ingenio San Buenaventura desde el aire. Foto: Eduardo Franco Berton.

Gladys Ybaguari, una mujer indígena Tacana asentada en la localidad de Tumupasa, opina lo mismo. Los Tacanas son el pueblo que reside ancestralmente en el territorio y representan el 29 % de la población total del municipio. Gladys es la presidenta del Consejo Indígena de Mujeres Tacana de la Central Indígena del Pueblo Tacana (CIPTA). Para ella, su pueblo está teniendo fuertes impactos a causa del Ingenio Azucarero, principalmente por el desmonte. “Nosotros nos dedicamos a la caza, pesca y recolección de frutos, ahora estamos sintiendo la sequía de los arroyos y esto se debe a los desmontes”, comenta Ybaguari. “Los interculturales están sacando con maquinaria la madera para vender, nosotros aprovechamos el bosque con hacha y machete de una manera sostenible”, recalca.

Para Sandro Marupa, Secretario de Género, Cultura y Turismo del CIPTA, si bien el Ingenio era un anhelo que tenía el Departamento de La Paz desde los años setenta, estos últimos años no se logró alcanzar un consenso con el pueblo indígena Tacana. Por ello, hoy los Tacana le reclaman al Estado por las 4000 hectáreas de Territorio Indígena Originario Campesino (TIOC) que se vieron obligados a ceder para la construcción del mega proyecto azucarero. “Debido a la falta de recursos económicos no fue posible acudir a instancias judiciales internacionales para defender nuestros derechos afectados”, señala Marupa.

El avance de una nueva plantación de caña de azúcar que se inició a mediados de agosto y que progresa rápidamente. Producido por Mongabay y las imágenes son cortesía de 2016 Planet Labs Inc. bajo licencia CC BY-SA 4.0.

“Es una locura cómo al ver los caminos hechos, han comenzado a sacar la madera sin ninguna autorización”, menciona Marupa, mientras describe que la construcción de los nuevos caminos del Ingenio ha propiciado la explotación ilegal de la madera, y esto ahora está afectando a las familias indígenas y la fauna silvestre del lugar.

Una amenaza para el Madidi

El Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado Madidi es considerado una de las áreas naturales más biodiversas del mundo, y uno de los 20 lugares de mayor interés turístico a nivel mundial según la Sociedad National Geographic. Recientemente los científicos del programa Identidad Madidi de la Sociedad para la Conservación de la Vida Silvestre (WCS por sus siglas en inglés) descubrieron la especie de ave número 1000, lo que es el equivalente al 70 % de todas las especies de aves que existen en Bolivia. La EASBA se encuentra a tan solo 12 kilómetros de la zona de amortiguamiento del área.

Mono chichilo (Saimiri boliviensis) y su cría en los bosques de San Buenaventura. Foto: Eduardo Franco Berton.

Para José Luis Howard, jefe de protección de guardaparques del Parque Madidi, el Ingenio representa una amenaza para esta área protegida. Howard describe que lo que le preocupa es la inmensa capacidad de producción a la que espera llegar el Ingenio. “Normalmente esto significará la habilitación de nuevas hectáreas de bosque. En estos sectores antes se realizaba algo de agricultura, pero desde hace tres años se está comenzando a sembrar caña”, describe Howard.

¿Dónde se está sembrando la caña de azúcar?

El 32 % de la superficie del municipio de San Buenaventura lo ocupa el Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado Madidi, esto representa un área de 1209 km2. Por otra parte, tomando en cuenta los bosques que conforman el municipio, sin contar el área natural protegida, se puede decir que el 86 % de estos son bosques primarios (de piedemonte) y bosque montanos, equivalentes a 322 741 hectáreas. Las áreas de barbechos ocupan el 3.6 %, los pastizales el 1.53 % y las sabanas apenas un 0.83%.

Lee aquí el informe completo

[Portada: Deforestación del bosque en los alrededores del Ingenio San Buenaventura. Foto: Eduardo Franco Berton. ]

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