(Mongabay Latam / Alexa Vélez Zuazo).- En el 2010 un grupo de científicos empezó a planificar la recolección de inventarios florísticos para analizar el estado de conservación de los bosques secos de Latinoamérica y el Caribe. No imaginaron que cinco años después los resultados los harían saltar de sus asientos: se trata de los bosques tropicales más amenazados del mundo. En algunos países solo queda el 10 % de su extensión original, lo que es impactante si se compara con el estado de conservación de algunos bosques húmedos de la Amazonía que bordean el 80 %. Más que en un hallazgo científico, el artículo de Science se ha convertido en un llamado de atención.

La investigación en la que han participado 63 científicos ha analizado 835 inventarios que cubren en total 147 familias, 983 géneros y 4660 especies de árboles de los bosques secos. Toda esta información se organizó en 12 grupos florísticos, ordenados geográficamente, que cubrieron una muestra más que representativa de estos ecosistemas tan amenazados en el continente americano.

Parque estadual da mata seca de Minas Gerais, Brasil. Foto: Flavia Pezzini.

Bosques secos en Minas Gerais, Brasil. Foto: Flavia Pezzini.

Uno de los datos más relevantes es el alto nivel de endemismo que poseen estos bosques que se distribuyen de forma fragmentada desde México hasta Argentina y en todo el Caribe. Los bosques secos de México, señala el artículo, poseen un 73 % de especies exclusivas, los de las Antillas un 65 % y los bosques secos andinos concentran entre un 30 y 40 % de especies exclusivas. Un detalle muy importante es que estas especies tienen una alta rotación, esto quiere decir que son poblaciones únicas que están concentradas en espacios pequeños y por lo tanto son muy vulnerables y requieren ser conservadas.

“La conservación debe dar prioridad a las áreas en el Perú”

Reynaldo Linares-Palomino es doctor en biología y ha centrado una parte importante de sus investigaciones en entender la dinámica de los bosques secos de Ecuador, Bolivia, pero sobre todo de Perú. En el caso del último, lleva 15 años estudiando estos ecosistemas tan particulares y, con la ayuda de un grupo de colegas, logró reunir información relevante de casi todos los bosques secos que están distribuidos, de forma fragmentada, en todo el país. Cubrió los que están repartidos entre La Libertad y la frontera con Ecuador; los bosques secos del Marañon desde la parte alta de La Libertad y que continúan hasta la zona baja de Jaén; los de la Cuenca del Apurímac; y los ubicados en Tarapoto, San Martín. Uno de los puntos que resaltó Linares, en la entrevista con Mongabay Latam, fue que los bosques ubicados en la zona interandina peruana poseen un alto nivel de endemismo.


Bosques secos de la Cuenca del Marañón, Perú- Foto: Jose Luis Marcelo.

Eriotheca vargasii, árbol endémico y característico de los bosques secos del sistema Apurimac. Foto: Reynaldo Linares-Palomino.

“Las especies endémicas están extremadamente restringidas a porciones, a secciones muy pequeñas de estos valles”, explica Linares-Palomino. Es decir, “lo que encuentras en el valle del Marañón, en la base del valle donde está el bosque seco, 2000 metros de altitud, es diferente en especies endémicas a lo que puedes encontrar mucho más abajo del valle en la frontera entre Amazonas y Cajamarca, y diferente de lo que puedes encontrar en la parte baja de Jaén”. Las poblaciones de las especies de árboles son muy pequeñas y ocupan espacios específicos, y actualmente no están protegidos.

Linares-Palomino señala que son dos actividades, principalmente, las amenazan que la existencia de los bosques secos peruanos: la agricultura y la ganadería. Los bosques secos poseen una particularidad que los hace muy atractivos y son sus suelos fértiles. “Los climas y los suelos fértiles propios de los bosques secos han atraído a las poblaciones que a su vez han generado una creciente demanda de energía y suelos”, señala la publicación en Science. Reynaldo Linares-Palomino conoce muy bien los bosques secos de Perú y explica que “en zonas accesibles y planas definitivamente la ganadería y la agricultura, como en otros ecosistemas, son las amenazas principales […] cuando estos valles se hacen anchos, en donde las pendientes son mucho más accesibles, ahí es donde vamos a tener ese problema de cambio de uso de tierras, la ganadería e incluso la extracción selectiva de madera”.

La ganadería es una de las principales actividades que atentan contra la existencia de los bosques secos andinos de Perú. Foto: Reynaldo Linares-Palomino.

José Luis Marcelo es ingeniero forestal y estudia los bosques secos de la Cuenca del Marañón desde hace 10 años. En una de sus últimas publicaciones, que estudia los relictos de estos ecosistemas en los alrededores de las ciudades de Jaén y Cajamarca en Perú, precisa que las amenazas provienen de parte de la población “que demanda especies leñosas para material combustible, áreas para cultivos agrícolas, ganadería extensiva y vivienda”.

Pero hay nuevas amenazas que han sido identificadas por los expertos. “Las represas, como yo te comentaba, […] está el hecho de inundar mediante una represa algunas de estas secciones, estás eliminando básicamente a los únicos representantes de estas especies endémicas, a las únicas poblaciones que pudieran existir en estos valles y este sí creo que es un tema que debería conversarse y que no se está haciendo”, describe Linares-Palomino.

Lee aquí el artículo completo.

[Foto de portada: Bosques secos ubicados en el municipio de Maicao, La Guajira, Colombia. Foto: Karina Banda.]

Más artículos en Mongabay Latam

¿Podría la primera reserva natural de China volverse realmente sostenible?

Los árboles comparten carbono: nuevo descubrimiento puede ser clave para salvarlos del calentamiento global

Fiebre del oro en Bolivia: tres historias que narran un problema