(Mongabay Latam / Milton López Tarabochia)En un reporte del mes de setiembre la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA) señala que la práctica de Proyectos de Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación de Bosques (REDD+) en cuatro áreas protegidas en el Perú han generado más de 114 millones de soles en tan solo 2 años, sin embargo, además del valor económico, se encuentra el carácter de conservación que se ejercita. “El objetivo de este mecanismo es establecer un incentivo a las actividades humanas que aseguren la reducción de emisiones causadas por aquellas acciones del hombre que generan deforestación, como agricultura migratoria, tala ilegal, minería ilegal, o cualquier otra”, explica Jean Pierre Araujo, abogado del Programa Forestal de la SPDA, a Mongabay Latam.
Las áreas protegidas por el Estado que practican REDD+ son el Parque Nacional Cordillera Azul ubicada entre las regiones de San Martín, Loreto, Ucayali y Huánuco; la Reserva Nacional de Tambopata en la región de Madre de Dios; el Parque Nacional Bahuaja Sonene ubicada entre Madre de Dios y Puno; y el Bosque de Protección Alto Mayo, localizado en la región de San Martín. Todas las tienen una proyección de 10 años con estos proyectos para obtener financiamiento para sus planes maestros de conservación.
Los beneficios de los Proyectos de Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación de Bosques, según Araujo, son la conservación de la biodiversidad, la provisión de servicios ecosistémicos como aseguramiento de calidad y cantidad de agua para el cultivo y consumo del campesinado o comunidades nativas, la fijación de suelos para un mejor cultivo, entre otros.
Respecto del factor económico, estos proyectos inciden en que el dinero está destinado a compensar o asegurar la sostenibilidad de la iniciativa, es decir, el dinero se usa para actividades sostenibles, y de ese lado reducir el número y presión de las actividades ilegales que amenazan el bosque, según el especialista.
Veamos la experiencia REDD+ en las cuatro áreas citadas:
Parque Nacional Cordillera Azul
Comenzó con esta experiencia en 2012 con el proceso de levantamiento de campo para registrar el potencial del área para el almacenamiento del carbono. Es en 2014 que se alcanzó a negociar los créditos de carbono con entidades internacionales, sin embargo, el proceso inicial ha sido difícil. “Nuestra comercialización al comienzo no ha sido muy dinámica, no se vendieron de forma muy rápida los bonos de carbono. Nos ofrecieron desde 0.5 centavos de dólar hasta 10 dólares la tonelada de carbono. Como REDD+ es mercado libre, es difícil establecer un precio fijo. La ONG Cima ahora es la que se encarga de ver el tema en específico, ya que formaron una alianza de cogobierno con el Estado para la gestión de este parque nacional”, manifiesta Frank Oyola, jefe del Parque Nacional Cordillera Azul.
El potencial de dicha área para REDD+ es de más de 18 000 000 de hectáreas según el documento “Cordillera Azul: Legado del Perú para el mundo” de Cima, Usaid y la Fundación Moore. El proyecto REDD+ cobraría mayor importancia, ya que en una proyección al 2037, Cordillera Azul, perdería hasta el 30% de bosque en su zona de amortiguamiento, según la publicación.
La Reserva Nacional de Tambopata y el Parque Nacional Bahuaja Sonene
En el caso de la Reserva Nacional de Tambopata es la ONG Aider la que administra el proyecto REDD+ en su zona de amortiguamiento, zona intermedia entre el área protegida y el resto del bosque, donde se practican actividades como la agroforestería, cultivos de diversos productos sostenibles como el cacao o café, y el turismo de comunidades nativas de la zona.
Para entender mejor el panorama, que se repite también en el Parque Nacional Bahuaja Sonene, Mongabay Latam se comunicó con el reciente ganador del premio a la conservación National Geographic 2016, Víctor Zambrano. “Tanto en la Reserva Nacional de Tambopata como en el Parque Nacional Bahuaja Sonene. se pone como garantía a las áreas protegidas, con esta premisa se están haciendo proyectos de agroforestería como cultivos de cacao. En el caso del Bahuaja Sonene, Althelia es la ONG que junto al Sernanp (Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado) trabajan en la sostenibilidad de los proyectos”.
Según Zambrano, quien también es presidente del Comité de Gestión de la Reserva Nacional de Tambopata, son 1 000 las hectáreas de cacao que se han plantado en el área protegida de Madre de Dios. “Con este tipo de actividades anuales, donde se cosechan productos que complementan la canasta familiar del campesino, también se asegura la alimentación local. Por otro lado, al campesino también se le devuelve el 50% de lo que ha invertido en el cultivo con los productos. Esto ha promovido el ingreso de nuevos agricultores que juntos han formado una cooperativa”, enfatiza.
Según el programa Bosques Amazónicos, que junto al Servicio Nacional de Áreas Protegidas (SERNANP) del Perú y la ONG Asociación para la Investigación y del Desarrollo Integral (AIDER) se encargan del financiamiento de REDD+ en ambas áreas, hay más de 550 ha. De potencial en el caso del Parque Nacional Bahuaja Sonene. El proyecto incluye el monitoreo y vigilancia ambiental de los parques, la investigación de la biodiversidad y el desarrollo de actividades sostenibles en la zona de amortiguamiento, según su portal web.
Existe una serie de amenazas que vulneran la integridad del Bahuaja Sonene como la carretera Interoceánica que une al Perú con el oeste de Brasil. “La nueva carretera está ayudando a reducir los costos de transporte, mejorar la comunicación, crear nuevos mercados y promover el desarrollo en la región. Sin embargo, la carretera también proporciona una mayor accesibilidad a los bosques y a los recursos naturales, haciéndolos más vulnerables”, dice la web. Entre las actividades que se han desarrollado con la construcción de la Interoceánica son la minería y la tala de madera ilegales.
Ya van 300 productores dentro del proyecto REDD+ en Tambopata y tienen proyectado hasta 4 000 hectáreas de cacao Por cultivar. No obstante, en ambas áreas protegidas atravesaron por problemas originados desde el Gobierno Regional de Madre de Dios, que estaba en contra de la práctica REDD+ y la asesoría de organizaciones internacionales. “El obstáculo principal provino del Gobierno Regional de Luis Otzuka, que no ve con buenos ojos la participación de las ONG, además está en contra del tema de conservación, pero aún así hemos seguido adelante. Cuando se hacen buenas cosas, no se tiene miedo a nada”, dice Zambrano.
[Portada: Parque Nacional Cordillera Azul. Fotografía de Andina.]
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