[Mongabay Latam / Nancy Vacaflor].- En Bolivia existen 22 áreas protegidas, una de ellas es el Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado Aguaragüe, una serranía rica en biodiversidad por su intensa flora y fauna y sus fuentes naturales de agua. Pero desde el 2010 las actividades petroleras de cinco empresas, estatales y extranjeras, ejercen una fuerte presión sobre el área, sobre todo desde que el Estado abrió las puertas a la exploración en más de un 70 % de la extensión del parque.
El Servicio Nacional de Áreas Protegidas (Sernap) sostiene que siete de las 22 reservas naturales bolivianas son las más presionadas por la ampliación de la frontera petrolera. El Centro de Documentación e Investigación de Bolivia (Cedib) señala en su libro “Los límites de las fronteras extractivas en Bolivia: el caso de la biodiversidad en Aguaragüe”, que la afectación en el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS) es de un 35 %, en el Madidi y Aguaragüe es de un 72,5 %, en Tariquía de un 55 %, en el Iñao de un 91 % y en Pilón Lajas y Manuripi fluctúa entre un 55 y 90 %.
Estas siete áreas protegidas sufren actualmente presiones y problemas medioambientales provocados por diversos tipos de actividad, principalmente por la minería, la caza indiscriminada de especies, la tala ilegal y los asentamientos cuya concepción no es la preservación del espacio, según el Sernap.
Pero a esto se suman las amenazas legales o normativas que el Gobierno impulsa en su búsqueda de materia prima no renovable. “Están buscando más hidrocarburos y hay más presión, porque hay una coincidencia de potencialidad de hidrocarburos y minería en las áreas protegidas”, comenta la activista y experta en temas ambientales Cecilia Requena.
Los parques naturales y entre ellos el Aguaragüe son el “pulmón natural de Bolivia” frente a las irremediables consecuencias que tendrá el Cambio Climático, explica el técnico de la Asamblea del Pueblo Guaraní, Pablo Ibañez.
El Parque Aguaragüe
El Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado Aguaragüe, ubicado al Sur del país en el departamento de Tarija, adquirió esta condición en el año 2000. Se trata de un ecosistema de serranía con formaciones boscosas y recursos hídricos, animales de diversas especies y posee una importante riqueza en árboles y flores.
El Aguaragüe tiene una superficie de 108 307 hectáreas, es un proveedor de servicios ambientales relacionados con la oferta de agua a las comunidades y ciudades cercanas a la serranía. Pero el área tiene también relación espacial y geológica con los principales megacampos gasíferos para la exportación: San Alberto, Itau, Sábalo, San Antonio y Margarita.
En su territorio fueron construidos 56 pozos petroleros. “El Parque ha sido desde hace muchos años de permanente exploración y explotación de yacimientos petrolíferos y hubo por lo menos 56 pozos de exploración desde la década del 60 y se han identificado 36 pasivos ambientales dentro del área protegida”, informó el director ejecutivo del Sernap, Félix Gonzáles.
En el año 2010, con la promulgación del Decreto Supremo 0676, se abrió la puerta a la exploración en más de un 75 % de la extensión del parque. Esta norma permitió ampliar de 33 a 56 las áreas de interés petrolero a favor de la empresa estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB). Las áreas protegidas no fueron excluidas.
En el Aguaragüe se superponen dos naciones indígenas, la Guaraní y la Weenhayek, las cuales aún no poseen la titularidad de su territorio. Hay 10 221 habitantes distribuidos en 30 comunidades y a pesar de ser un Área de Manejo Integrado, no cuenta con un plan para administrar la reserva.
Una historia de explotaciones y pasivos ambientales
La actividad petrolera no es reciente en Bolivia, empezó hace muchos años. En Tarija, departamento que alberga al Parque Nacional Aguaragüe, se otorgaron las primeras concesiones en 1867 y se encontró petróleo en 1926. Los principales campos petroleros en la Serranía del Aguaragüe fueron: Sanandita, Los Monos, Camatindi y Caigua. Sanandita fue desmantelada en la década de los 70, según la publicación del Cedib.
A partir de 1990 se dio paso a las empresas extranjeras. Un diagnóstico realizado a la propuesta de creación del Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado Aguaragüe (PNANMI) ─elaborado por la prefectura de Tarija y el Sernap en 1999─ ya señalaba a la actividad hidrocarburífera como una de las principales amenazas a la estabilidad natural por la presencia de pasivos ambientales.
Pablo Ibáñez confiesa que el Aguaragüe donde nació y se crió ya no es el mismo. “Era un potencial en el tema hídrico, fauna y flora, su riqueza natural era intensa, porque tenía montes clasificados alto, bajo y llanura. Tenía bastante correntía”, cuenta el técnico indígena de la Asamblea del Pueblo Guaraní.
Hoy hay pozos abandonados, caminos que se abren entre la selva tupida, campamentos que llegan y se van después de abrir las entrañas de la tierra.
Los pasivos ambientales, aquellos sitios contaminados por la liberación de materiales o residuos peligrosos que no fueron remediados oportunamente, preocupan a los líderes de la organización guaraní, porque a pesar de los años las empresas no han “sellado” y remediado el impacto de esos pasivos. “Después de conocer y estudiar el tema medioambiental con relación a los impactos de las actividades petroleras, llámese exploración, explotación, sísmica, hemos hecho evaluaciones y son bastante duras”, expresa preocupado Ibañez.
El Sernap a través de su director informó que de los 36 pasivos ambientales en el Aguaragüe “tenemos en el campo Los Monos tres pozos sellados y uno con fuga de gas y eso nos preocupa”, dijo Gonzales.
Tomás Araray es la autoridad originaria de los indígenas guaraníes en el departamento de Tarija y explica que han percibido que las aguas superficiales y las quebradas pierden su cauce natural producto de la intervención petrolera. “El ojo de agua también se puede perder por las actividades sísmicas y por el movimiento de tierras producto del uso de máquinas”, advierte.
Las principales empresas que han operado en la zona o en el área de influencia son Chaco (subsidiaria de YPFB corporación), Petroandina (constituida por YPFB y PDVSA), Eastern Petroleum and Gas, YPFB y Petrobras (brasileña).
En la Serranía quedan gasoductos y oleoductos para el transporte de gas de los campos San Antonio, Sábalo y Margarita, que atraviesan más de 2 km del Parque.
Estos tres campos petroleros son los más importantes para la administración del Gobierno boliviano, porque producen gas para la exportación dirigida a satisfacer los mercados de Argentina y Brasil.
[Imagen de portada: Vista panorámica de la Serranía del Aguaragüe. Foto: De Refucilon - Trabajo propio, CC BY-SA 4.0]
Más reportajes de Mongabay Latam
REDD+: Áreas protegidas generaron más de S/.114 millones con proyectos de conservación
México: registran cientos de especies inesperadas en zona protegida destinada a minería de oro
Guatemala: Polémicos planes de conservación en la Reserva de la Biósfera Maya