(Mongabay Latam / Claire Salisbury).- Un estudio reciente advierte que el aumento del desarrollo hidráulico en la Amazonía pone a numerosas especies en peligro de extinción y pone en riesgo hábitats únicos.
Según un equipo internacional de biólogos, los hábitats de los delfines rosados, las nutrias gigantes, las tortugas, los peces, las aves y los monos se verán alterados por las presas hidroeléctricas. Probablemente algunas especies desaparezcan por completo. El equipo comprobó el impacto relacionado con las 191 presas amazónicas que existen, además de las 246 presas que se planean construir o están en construcción.
Más aun, los investigadores identificaron una red de interacciones negativas entre la construcción de la presa, la minería, el cambio climático, la migración humana y la biodiversidad y los servicios de los ecosistemas. Es un ejemplo de cómo el impacto puede escalonarse de varias formas devastadoras.
En términos medioambientales, el estudio informa que el impacto de las presas más obvio y directo se encuentra en el flujo y el suministro de agua. Los nutrientes que fluyen río abajo desde los Andes se ven interrumpidos por las presas. Los depósitos y patrones de flujo que crean y controlan las presas modifican los pulsos de inundación, que constituyen una parte crucial del ciclo vital de muchas especies. Se pierde la complejidad del hábitat. Especies como los delfines rosados se aíslan en los tramos del río entre los desarrollos hidráulicos, lo que deja subgrupos de poblaciones más pequeñas vulnerables a disminuir.
Se cortan las rutas de los peces que migran por los cauces de los ríos. Incluyendo la migración en masa expuesta recientemente de los peces gato jóvenes que nadan 370 kilómetros (230 millas) y pesan menos de medio gramo (una fracción de onza). El Amazonas tiene la mayor diversidad de peces de agua dulce de todo el mundo con más de 2500 especies, la mayoría endémicas. La investigación halló que muchas especies están en peligro de extinción directo debido a la construcción de presas.
La pérdida de un hábitat fluvial único
No solo están en peligro las especies acuáticas. La biodiversidad amazónica surge en parte de la riqueza de hábitat que forma la región, como por ejemplo islas, bosques de várzea (con inundaciones estacionales) y afloramientos rocosos. Hay hábitats importantes para peces y plantas acuáticas, pero también para especies terrestres como primates, aves y murciélagos.
«Los ríos, o partes de los ríos, con corriente rápida que fluyen por pendientes pronunciadas son más la excepción que la regla en las llanuras amazónicas», explica Carlos Peres, coautor del estudio de la Universidad de East Anglia, en Reino Unido. «Estos ríos son más típicos del Escudo Guayanés y el Brasileño (al norte y al sur del río Amazonas, respectivamente) que son geológicamente arcaicos; y se asocian a canales fluviales más estables y a menudo rocosos en una escala de tiempo evolutiva». Por tanto, las biotas acuáticas y las terrestres relacionadas con estos hábitats más bien únicos, tan codiciados por la industrial hidráulica, son seguramente endémicas en una cuenca fluvial determinada.
«Quién sale perdiendo más, en este caso, entre las especies que corren el riesgo de extinguirse mundialmente, son las microendémicas que se encuentran solamente en los mismos segmentos rápidos [del río] que prefieren los constructores de presas», contó el líder del estudio, Alexander Lees, a Mongabay.
«Las especies de las islas fluviales también están en peligro de inundación, sobre todo por el Río Madeira, que alberga una serie de especies de aves restringidas a esa región», dice Lees, de la Universidad Cornell, en EE.UU.
Otras aves en peligro son el batará gris negruzco, que tiene varias subespecies restringidas a la zona de las islas y el bosque de várzeas que «se expone a perder una importante proporción de su cobertura global», cuenta Lees, además del hormiguero del Branco en peligro de extinción, el cual «se ve amenazado por las presas planificadas por todo el Río Branco».
Las devastadoras consecuencias no se limitarán al Amazonas, sino que resonarán por toda Norteamérica. Se pueden perder hábitats de importantes aves de costa migratorias que pasan el verano en el norte y el invierno en el Amazonas.
Relación entre la energía hidráulica, la minería y la industria agraria
El estudio también señaló ideas erróneas comunes acerca del desarrollo hidráulico, que se ha promocionado como una fuente de electricidad verde a la población rural y urbana de Brasil. La energía hidráulica amazónica no es en absoluto ecológica. Los embalses inundan el bosque y la vegetación, y el suelo bajo el agua emanan grandes cantidades de metano, un potente gas de efecto invernadero. Además, el mercado nacional no es el que más se aprovecha de la electricidad que generan las presas.
Según cuenta Philip Fearnside, coautor del estudio, a Mongabay: «La industria es la mayor beneficiaria. Solamente el 22 % de la electricidad de Brasil es para consumo nacional».
Christian Poirier, director de programa en Amazon Watch, que no estuvo implicado en el estudio, profundiza en el tema: «Está claro que la fuerza impulsora tras el desarrollo hidráulico en el Amazonas es el voraz apetito energético de la industria minera, en vez de las necesidades de los hogares corrientes».
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[Foto de portada: Islas en la Reserva Biológica do Uatumã, formadas por inundaciones relacionadas con la presa de Balbina en el Amazonas. La pérdida de hábitat y la fragmentación, además de las emisiones de gases de efecto invernadero debido al suelo y a la vegetación sumergida, son solamente dos de los impactos que tienen las presas tropicales sobre el medio ambiente. Un nuevo estudio advierte de que los impactos combinados y relacionados entre sí de cientos de presas en el Amazonas pone en peligro la biodiversidad de la región. Foto © Carlos Peres]
[Texto traducido por Alba Gómez]
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