(Mongabay Latam).- La resolución emitida el pasado 7 de abril por la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura (Subpesca) de Chile, en la que se decreta la creación de 35 nuevas áreas aptas para la acuicultura (AAA) en la Reserva Nacional Las Guaitecas (región de Aysén), pondrá en peligro este espacio natural de la Patagonia chilena debido a la contaminación generada por la industria salmonera, alertó un grupo de instituciones nacionales e internacionales que piden se retire la propuesta que permitiría instalar concesiones en la zona.
“Si se instalan concesiones salmoneras, la Reserva Nacional Las Guaitecas se verá fuertemente impactada por la contaminación generada por la industria, esto debido a las altas densidades de salmones que producen las empresas chilenas, la acumulación de desechos provenientes de las fecas y restos de alimento de los peces, y el abuso de antibióticos y otros químicos, conjunto de elementos que sin duda alteran los ecosistemas”, explica a Mongabay Latam la Directora Ejecutiva de Oceana Chile, Liesbeth van der Meer.
La Reserva Nacional Las Guaitecas, creada en 1938, es hogar o zona de tránsito de diversas especies de fauna, entre ellas algunas en estado vulnerable o en peligro de extinción, “como la ballena sei, cachalote, ballena azul, ballena de aleta, entre otras, por lo que amenazar esta área protegida significa, a su vez, disminuir aún más las probabilidades de supervivencia de dichas especies, y de sus ecosistemas en general”, añade Van der Meer.
Una industria cuestionada
La Directora Ejecutiva de Oceana Chile recuerda que la industria salmonera en el país ha protagonizado más de un episodio negativo y con consecuencias ambientales y socioeconómicas. Entre ellos señala la crisis del virus ISA del 2007, así como el Bloom de algas y el posterior vertimiento de salmones muertos en el mar, lo que habla de la falta de planificación de la industria.
La anemia infecciosa de salmón o virus ISA que golpeó a Chile en el 2007 fue letal por el hacinamiento de los peces en las jaulas, se lee en una columna de opinión publicada en The New York Times en el 2011. En este mismo artículo se critica también que el salmón creciera en medio de su propia contaminación. Además del desastre ambiental, debido a la crisis del virus que se prolongó hasta el 2010 se registraron grandes pérdidas económicas y se perdieron alrededor de 25 000 empleos directos, indicó en su momento la página web del diario chileno El Mercurio.
“En los últimos 7 años las salmoneras han duplicado la cantidad de salmones, pasando de producir 400 000 toneladas a 800 000 toneladas, lo cual se traduce en hacinamiento y, por tanto, favorece la propagación de enfermedades e impacta de forma negativa en el entorno. La acumulación constante de alimento y fecas debajo de las jaulas produce un cambio en la composición del ambiente generando hipoxia y nutrientes que no existían previo a la instalación de este sistema de producción acuícola”, dice Liesbeth van der Meer.
La Directora Ejecutiva de Oceana remarca que los mayores cuestionamientos a esta industria se producen por la cantidad de antibióticos utilizados para combatir las patologías de los salmones. “De manera progresiva, las salmoneras chilenas utilizaron 450 toneladas de antimicrobianos en 2013, 563 toneladas en 2014 y 557 toneladas en 2015. Si comparamos a Chile con Noruega, que es el principal exportador de salmón del mundo, utilizamos 500 veces más antibióticos que ellos”.
A través de una declaración preparada por la división de Acuicultura de Subpesca y remitida vía correo electrónico a Mongabay Latam, este organismo –dependiente del Ministerio de Economía, Fomento y Turismo– explica que la propuesta de las 35 AAA tiene como objetivo reordenar la salmonicultura, pues en la situación actual “la amenaza de repetir desastres ambientales o sanitarios como lo ocurrido hace solo unos años atrás está latente”.
De acuerdo a lo explicado por la división de Acuicultura de Subpesca, las nuevas áreas permitirán la relocalización de concesiones que actualmente están en lugares sin óptimas condiciones sanitarias y ambientales.
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[Foto de portada: Guillermo Muñoz]
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