(Mongabay Latam / Yvette Sierra Praeli).-  Los microplásticos son pequeñas partículas de plástico que no superan los 5 milímetros de tamaño. Estos diminutos restos, al igual que residuos de mayores dimensiones, están invadiendo todos los océanos del planeta causando serios efectos en la biodiversidad marina.

El estudio Microplásticos: no es un pequeño problema para la megafauna de alimentación por filtración, realizado por la Fundación Megafauna Marina (Marine Megafauna Foundation) y publicado hace una semana en la revista Trends in Ecology & Evolution, confirma los efectos nocivos que generan estos pequeños residuos en grandes animales como ballenas barbadas, tiburones y rayas, varias de las cuales se encuentran en peligro de extinción.

De acuerdo con esta investigación, la contaminación de los mares por microplásticos es una gran amenaza para los animales que se alimentan a través del filtrado de agua de mar, como lo hacen varias especies de rayas, tiburones y ballenas. Estos representantes de la megafauna marina necesitan tragar miles de metros cúbicos de agua cada día para poder capturar el plancton que les sirve de alimento y es en este esfuerzo que ingieren estos residuos directamente del agua o indirectamente cuando ingieren a sus presas, que ya están contaminadas con estas pequeñas partículas.

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“Los microplásticos se han convertido en una gran amenaza para el medioambiente marino, sin embargo, hay poca comprensión de cómo esto puede afectar a la megafauna que se alimenta por aspiración del agua”, señala Elitza Germanov, investigadora de la Fundación Megafauna Marina y coautora de la investigación.

Germanov agrega que estos animales son particularmente susceptibles debido a sus estrategias de alimentación, es decir, se alimentan de plancton y otros organismos que están al final de la cadena alimenticia, además, sus hábitats se superponen con zonas de contaminación microplástica. “Todavía estamos tratando de entender la magnitud del problema. Sin embargo, ha quedado claro que la contaminación con microplásticos puede reducir aún más el número de poblaciones de estas especies, muchas de las cuales son de larga vida y tienen pocos descendientes a lo largo de sus vidas”.

Riesgo para la supervivencia

Los microplásticos ahora están presentes en todos los entornos marinos, fácilmente ingresan a las cadenas tróficas, y son portadores de toxinas. La primera advertencia de esta amenaza se reportó en el año 2012 para las ballenas barbadas, señala el estudio.

Estudio señala que casi la mitad de las especies de rayas mobula están amenazadas por los microplásticos. Foto: Elitza Germanov / Fundación Megafauna Marina.

Muchos microplásticos se pueden encontrar en productos de cuidado personal como los gel limpiadores faciales o de ducha y la pasta de dientes, entre otros, además de que también se usan en productos industriales

Esta investigación recientemente publicada indica también entre sus resultados que “las partículas de plástico indigeribles pueden bloquear la absorción de nutrientes y dañar el tracto digestivo de los animales”.

“El plástico no se descompone por completo, pero se rompe en pequeñas partículas y estos también pueden albergar altos niveles de toxinas y contaminantes orgánicos persistentes (COP). Los organismos que ingieren microplásticos pueden bioacumular estas toxinas durante décadas”, señala Cristina Fossi, investigadora de la Universidad de Siena, Italia, y coautora del estudio, quien además es una de las primeras científicas en estudiar este problema.

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Los investigadores de la Fundación Megafauna Marina estimaron que los tiburones ballena pueden estar ingiriendo 171 artículos diariamente. Mientras tanto, en el mar Mediterráneo, se cree que las ballenas de aleta tragan miles de partículas microplásticas cada día.

“Nuestros estudios sobre los tiburones ballena en el Mar de Cortés (Golfo de California) y sobre las ballenas de aleta en el mar Mediterráneo confirmaron la exposición a sustancias químicas tóxicas, lo que indica que estas especies están ingiriendo microplásticos en sus zonas de alimentación. La exposición a estas toxinas asociadas al plástico representa una gran amenaza para la salud de estos animales, ya que puede alterar las hormonas, que regulan el crecimiento y desarrollo del cuerpo, el metabolismo y las funciones reproductivas, entre otras cosas”, añade la profesora Fossi.

Mares para las grandes especies

Según explica el artículo, para la investigación se consideraron los hostspots o puntos calientes de contaminación por pequeños plásticos, que incluyen espacios oceánicos como el Golfo de México, el mar Mediterráneo y la bahía de Bengala, así como el Triángulo de coral, una de las zonas de mayor biodiversidad en el planeta.

Se considera que las especies que se alimentan por filtración tienen un alto riesgo de exposición en estos lugares, que figuran entre las aguas más contaminadas del planeta.

Además de las zonas investigadas, las 26 especies de rayas, tiburones y ballenas barbadas que se alimentan por filtrado de agua se distribuyen por todo el planeta. Así, varias de ellas llegan hasta los mares del Pacífico norte y sur, y del Atlántico norte y sur.

Los investigadores recogen plancton con microplásticos adheridos. Foto: Fundación Megafauna Marina

En el Pacífico norte se ubican 12 de las especies y en el Pacífico Sur 16 de ellas, entre las que encontramos nueve especies de ballenas, los tres tipos de tiburones que tienen esta forma de alimentación y cuatro especies de rayas.

Al respecto, Germanov, coautora del estudio de la Fundación Megafauna Marina señala que “como se prevé que la producción de plástico aumente a nivel mundial, la investigación futura debería centrarse en las regiones costeras donde la contaminación por microplásticos se solapa con los lugares críticos de alimentación y cría de estos animales amenazados. Muchas áreas son puntos críticos de biodiversidad y de importancia económica debido a la pesca y el turismo marino. Dirigirse a estos con el respaldo del gobierno local y la industria ayudará a asegurar que los esfuerzos para mitigar la amenaza plástica se empleen al máximo”.

Una versión ampliada de este informe fue publicada en Mongabay Latam. Puedes leerla aquí.

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