(Mongabay Latam / Bart Crezee).- Saturnino Cuchama se enorgullece del negocio que dirige en medio de una exuberante selva tropical. Cada día, a las 4 de la mañana, el recolector de caucho de 42 años recorre sus senderos en el bosque extrayendo látex de la corteza de árboles de caucho silvestre o Hevea brasiliensis, que se encuentran naturalmente en Iberia, Madre de Dios, parte de la Amazonía peruana.

Es un trabajo agotador. Cuchama tiene que extraer látex de tres senderos de caucho cada día; cada uno consta de aproximadamente 100 árboles individuales. Pero debido a que la Hevea brasiliensis silvestre tiende a extenderse en el terreno, un solo sendero en la selva tropical puede llegar a medir hasta 5 kilómetros de longitud.

Sigo a Cuchama por el bosque. Se detiene en cada árbol para hacer una incisión con un cuchillo afilado, así permite que el caucho caiga dentro de una botella de plástico que recolectará más tarde. Es una práctica que ha existido durante siglos en esta parte de la Amazonía, sobre todo durante el boom del caucho a finales del siglo XIX, en el que cientos de miles de personas trabajaron en condiciones de esclavitud en la selva tropical.

“Siguen tomando nuestras tierras”, lamentó Cuchama. “La mayor parte del bosque se convierte en plantaciones de maíz, pero también lo utilizan para plantar plátano, papaya o para pastoreo de ganado”.

Pero los tiempos han cambiado. Cuchama encabeza una empresa social de 22 caucheros tradicionales que viven dispersos alrededor del pueblo peruano de Iberia en Madre de Dios, cerca de la frontera con Bolivia y Brasil. Ecomusa, como se llama la compañía comunal de caucho, ayuda a proteger los derechos de los caucheros y les permite vender colectivamente el látex que producen a precios justos en el mercado.

El año pasado, los caucheros, o shiringueros como se conocen localmente, produjeron colectivamente más de 2000 kilos de látex natural, por un valor de 4 dólares el kilo. Después de ser secado y prensado, el látex se envía a Portugal para la fabricación de suelas de zapatos. Es una forma sostenible de uso forestal; uno extrae, pero no destruye el bosque.

El trabajo de Ecomusa no sería posible si no tuviera los derechos para hacer uso de la selva tropical para la extracción de caucho. En el 2008, el gobierno regional de Madre de Dios le otorgó al colectivo de caucheros cerca de 7900 hectáreas de caucho en concesión.

IBERIA, CONCESIÓN DE SHIRINGA. EL CUERO ECOLÓGICO SE HACE A PARTIR DEL LÁTEX DE LOS ÁRBOLES SHIRINGA. SATURNINO CUCHAMA PUMA TRABAJA EN LA CONCESIÓN. FOTO: ROCHI LEÓN.

Sin embargo, casi diez años después, solo queda la mitad de esa superficie. A lo largo de los años, 4000 hectáreas de bosque tropical de tierras bajas, o aproximadamente la mitad de la concesión de caucho original, ha sido invadida y quemada por agricultores.

“Siguen tomando nuestras tierras”, lamentó Cuchama. “La mayor parte del bosque se convierte en plantaciones de maíz, pero también lo utilizan para plantar plátano, papaya o para pastoreo de ganado”.

Carretera Interoceánica

El sendero de caucho de Cuchama está a solo 15 kilómetros de distancia de la Carretera Interoceánica, una vía finalizada en julio de 2010 que atraviesa la Amazonía peruana desde la cordillera de los Andes en el oeste hasta la frontera con Brasil en el este. El prestigioso proyecto —una de las infraestructuras viales más grandes y costosas realizadas en el Perú— estaba destinado a conectar la potencia económica brasileña con Lima y otros puertos estratégicos a lo largo de la costa del Pacífico.

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Sin embargo, esta carretera de 2400 kilómetros de extensión, construida por empresas brasileñas como Odebrecht —implicada en una investigación por el pago de sobornos a funcionarios del Estado peruano para ganar la licitación— le abrió además las puertas a otros problemas sociales y ambientales.

Uno de ellos: el rápido avance de la deforestación en la zona donde se ubican las concesiones de caucho de Ecomusa. Entre los años 2012 y 2014, la zona alrededor de Iberia presentaba niveles de deforestación que iban de bajos a medianos. Sin embargo en el año 2015 los niveles pasaron de medianos a altos.

Entre 2013 y 2015, la deforestación alrededor de la localidad de Iberia y a ambos lados de la carretera Interoceánica fue de 1830 hectáreas (MAAP #28). Esta pérdida de bosque que se evidencia en los pequeños parches registrados por las imágenes satelitales, están situados dentro de las concesiones forestales destinadas para el aprovechamiento de la madera y del caucho. Las imágenes coinciden con lo observado por Mongabay Latam en las concesiones de caucho.

435 hectáreas (595 campos de fútbol) deforestadas. El reporte de MAAP indicaba que gran parte de la deforestación se registró dentro de concesiones forestales, indicando que estarían siendo invadidas. Datos: MAAP – Planet.

Según un informe publicado recientemente por el Proyecto Monitoreo de la Amazonía Andina (MAAP #68), este proceso no ha disminuido desde el 2015. El pueblo de Iberia continúa siendo una de las principales áreas de deforestación en la Amazonía peruana. Sobre la base de los últimos datos satelitales de alta resolución, MAAP calculó que solo entre junio y agosto de este año, 435 hectáreas de selva tropical de tierras bajas fueron deforestadas alrededor de este pueblo provincial que se extiende a lo largo de la Carretera Interoceánica.

Basta un recorrido por la vía que conduce a Iberia, para verificar claramente la deforestación en el área. Grandes extensiones de bosque han sido quemadas recientemente, dejando un terreno vacío que pronto se transformará en un campo de cultivo de papayas o maíz. Parte de la tierra ennegrecida sigue ardiendo.

Gran parte de esta nueva deforestación ocurre dentro de las concesiones forestales destinadas al aprovechamiento del caucho como la de Saturnino Cuchama, quien confirmó que sus bosques han sido invadidos por los agricultores.

La Carretera Interoceánica, construida por empresas brasileñas como Odebrecht, le abrió además las puertas a otros problemas sociales y ambientales.

Sin embargo, llama la atención que hasta la primera mitad de 2017, hasta mediados de julio, Iberia no era considerada un hotspot de deforestación importante. Por lo tanto, las tasas de pérdida de bosque recientes probablemente se asocian con el inicio de la estación seca, que generalmente comienza en junio y crea las mejores condiciones para que los agricultores locales practiquen la agricultura de roza y quema.

Durante la temporada seca del año pasado —la cual fue una de las sequías más severas en décadas— el tramo de la Carretera Interoceánica que va desde Iberia hasta Iñapari en la frontera brasileña fue escenario de muchos incendios forestales. Se ha demostrado que estos incendios están correlacionados con las pérdidas de bosque, casi 600 hectáreas solamente en esta área en la temporada seca del 2016.

El Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (SERFOR), parte del Ministerio de Agricultura y Riego, confirmó a Mongabay Latam la cifra de 435 hectáreas deforestadas recientemente alrededor de Iberia. Según el SERFOR, el Estado está estableciendo una mesa regional de control y vigilancia forestal en Madre de Dios, para coordinar los actividades de varios instituciones públicas en enfrentar la deforestación en esta zona.

Deforestación registrada al pide de la carretera interoceánica. Foto: Rochi León.

Una versión ampliada de esta historia fue publicada en Mongabay Latam. Puedes leerla aquí.

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