(Mongabay Latam/Milton López Tarabochia).- En las aguas del Golfo de Guayaquil en Ecuador existe un delfín peculiar que solo se deja ver por encima de la superficie fluvial raras veces, es el Tursiops truncatus más conocido como el delfín nariz de botella. Además de llamar la atención de la población por su peculiar forma y color, funciona como una suerte de radar natural para los pescadores al indicarles el área donde hay mayor cantidad de peces. Básicamente, porque llegan a esos lugares para alimentarse. Sin embargo, ese detalle es a la vez la principal causa por la cual está siendo depredada su población.

El impacto de las actividades humanas en estas especies ha diezmado de manera considerable la población de delfines. Mongabay Latam elaboró este informe para entender cómo una especie tan característica del Golfo de Guayaquil sufre la amenaza de la incursión humana en su hábitat.

1. La población de delfines nariz de botella se redujo a la mitad en un período de 20 años

De acuerdo a un estudio científico del biólogo Fernando Félix, que data de hace 20 años y que se realizó en el Golfo de Guayaquil, se determinó que en ese ecosistema existían 637 individuos. Además, entre otros hallazgos, se calculó que los delfines de nariz de botella se agrupaban en colectivos de 115 animales. Sin embargo, 20 años más tarde volvió a la zona para evaluar el estado de conservación de esta especie y confirmó en un nuevo estudio de junio de este año que esta población se redujo a la mitad. Ahora solo existen unos 55 delfines por grupo.

Cicatrices en el cuerpo de delfín costero. Foto de Fernando Félix.

2. Las actividades humanas son la principal causa de la reducción de estas especies

Solo quedan de acuerdo a la nueva investigación del biólogo Fernando Félix unos 300 delfines nariz de botella en el interior del Golfo de Guayaquil. La principal razón es de índole antropogénica, es decir, la incursión del ser humano en su ecosistema. Entre las actividades que han afectado la población de los delfines está el manejo irregular del uso de la tierra, la contaminación producida por las descargas residuales de negocios industriales y agrícolas en los ríos, la pesca y la sobrepesca, el acoso turístico, el tráfico marino y la degradación ambiental en general. Según el estudio actual, debido a la convivencia del ser humano con el delfín de nariz de botella, esta especie podría desaparecer en unas décadas.


Bufeo costero con cicatrices. Foto de Fernando Félix.

3. El uso de redes de pesca y las embarcaciones con hélices ocasionan los impactos mortales

Entre las actividades más peligrosas que atentan contra la población de delfines nariz de botella está la pesca, aquella que utiliza redes y que puede dañar a estos animales con las hélices de sus botes, y que dejan cicatrices de por vida en la piel de estos mamíferos de la orden de los cetáceos. Hay que sumar también el peligro de las colisiones con embarcaciones y las capturas incidentales durante las faenas de pesca.

El último estudio del biólogo Fernando Félix demostró que en los últimos 25 años se ha incrementado hasta en cinco veces la recurrencia de las cicatrices en los delfines: de 2,2 % a 11,1 %. Esta proporción se correlaciona con la pérdida de la población del delfín nariz de botella.

Delfín costero afectado por la pesca. Foto de Fernando Félix.

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